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martes, 25 de enero de 2022

Señoríos y Desarrollos Regionales (1000/1100- 1440 d. C.) - Collas y la herencia de Tiwanaku

Los collas como ningún otro pueblo del altiplano se relacionan con el desmoronamiento de Tiwanaku. La dispersión que siguió a la perdida de hegemonía de Tiwanaku afectó a los collas que se instalaron al Norte y Noreste del lago y a los valles contiguos. Una memoria común, una lengua y autoridades de gran prestigio como fueron los Zapana, permitieron que –a pesar de los segmentos internos– se mantengan cohesionados y diferenciados de los pacajes al Sur y sobre todo de los lupacas a quienes consideraban advenedizos y con quienes se enfrentaban permanentemente.

Los incas aprovecharon estas diferencias para unir fuerza con los lupacas y conquistar a los collas. El jefe lupaca, Cari, atacó a Zapana en Paucarcolla y lo mató; el inca, entonces avanzó sobre la zona con sus tropas logrando vencerlos a pesar de la feroz resistencia. No conformes con este dominio a la muerte del Inca, los collas se rebelaron nuevamente; finalmente fueron sometidos y pasaron a formar parte del Tawantinsuyu. Es posible que fueran los incas quienes establecieron la división en dos sectores: Hatuncolla y Paucarcolla.

A pesar de haber contribuido a los incas con importantes conocimientos como sistemas de construcción, rituales y medicina, fueron excluidos de las festividades estatales e incluso recibieron el apodo peyorativo de “poquis millma rinri” (torpe oreja de lana), pues llevaban un bonete con orejeras de lana blanca (Guamán Poma, [1612] 1980).

Una lectura de larga duración ha permitido plantear que el surgimiento de lo que conocemos como “Señorío Colla” es el resultado de la presión que habría sufrido el pueblo de Tiwanaku en el periodo de inestabilidad alrededor del 1000-1100 d. C. Los tiwanacotas se refugiaron en el sector Nororiental y Noroccidental del lago Titicaca, y ya desligados del Estado se conocerían como el Señorío Colla (Bouysse, 1991).

Varios elementos apoyan esta propuesta: Los mitos de origen colla remiten a Tiwanaku y la isla del sol indicando que los collas se consideraban herederos del conocimiento y grandeza de Tiwanak. Esta memoria se apoya en el hecho de que la orilla umasuyu del lago, de dominio colla, es donde quedó mayor presencia del puquina, lengua dominante en Tiwanaku.

También el hecho de que collas e incas se consideraban con el mismo derecho a gobernar, este “derecho” se expresa en las imágenes de un keru (vaso ceremonial) donde los gobernantes colla e inca brindan una alianza, representados ambos con la misma categoría; incluso el colla tiene al sol como símbolo. De manera paralela el cronista Pachacuti presenta una invocación donde queda explícita la misma categoría de collas e incas.
Vestimenta colla.

Probablemente por esta situación los collas no aceptaron el dominio inca y resistieron su dominio, prueba de ello las pucaras tardias en la región. Por ello los incas tuvieron que aliarse con los lupacas para conquistar a los collas. En castigo a su rebeldía una vez bajo el dominio inca, los collas estaban excluidos de los rituales estatales (Bouysse, 1987) aunque los propios incas consideraban a los “puquina - kolla” como la “primera generación inca”.

Según Bouysse, “kolla” en puquina significa “esperanza” mientras que en aymara quiere decir “medicamento”; colla también era el título de la máxima autoridad que por su carácter religioso a veces fue llamado Colla Capac, Capana o Zapana, que se identificaba por un emblema en forma de media luna como muestran Guamán Poma y Martín de Murua en sus ilustraciones.

Los collas no habrían sido un Señorío unificado a lo largo del tiempo; uno de los grupos que forma parte de ellos de manera independiente fueron por ejemplo los kallawayas. En un estudio de arqueología Arkush (2009) muestra a sub grupos o federaciones sub regionales en el territorio colla asociados a pucaras y estilos cerámicos. Encuentra claramente cuatro estilos cerámicos principales: A) Collao, B) Collao Asillo, C) Sillustani (negro sobre rojo y blanco sobre rojo) y D) Pucarani. Además parece haber centros de poder autónomo sobre todo en el lado urcusuyu.

La información que se tiene del territorio colla corresponde al periodo inca, pero en general puede proyectarse hacia atrás. Ubicados al Norte del lago Titicaca se dividían en collas de umasuyu y collas de urcusuyu con dos cabeceras: Hatuncolla y Paucarcolla. La importancia de la primera queda confirmada porque se consideraba una suerte de Cusco local, contaba con palacios, acllawasi (casa de las mujeres escogidas) y otros sitios rituales. Hatuncolla y Capachica de los collas, son los únicos dos lugares en el altiplano donde en el siglo XVI se hablaba 100% puquina (Bouysse, 1987).

El límite entre collas y lupacas estaba en Chucuito, cerca de Puno y entre collas y pacajes cerca de Ancoraimes, donde los incas instalaron mitmas chinchaysuyus. Justamente Ancoraimes es uno de los lugares donde se hablaba preponderantemente puquina.

Por los menos en tiempos del Inca, las poblaciones de collas de Urcusuyu eran: Caracato, Juliaca, Nicasio, Lamba, Cabana, Cabanilla, Hatuncolla, Mañaso, Vilacache, Poco, Paucarcolla, Capachica, Vilque Grande, Cupi, Orurillo, Ñuñoa, Huancoayllu, Sangarara, Pucará, Macarí y Omachirí. Y las de collas Umasuyu eran: Asillo, Arapa, Ayaviri, Chichero, Carabuco, Cancara, Moho, Conima, Ancoraime, Huaycho, Huancasi, Vilque Chico, Huancané y Pusi. En el lado umasuyu hacia los valles se ubican los kallawaya que eran parte de los collas. También era colla el espacio sagrado de Copacabana y las islas sagradas de Titicaca (Isla del Sol) y Coati (Isla de la Luna) que espacial y simbólicamente se ubican en el taypi o centro. Mitimaes collas se encontraban dispersos por distintas partes del Tawantinsuyu, se conocen por ejemplo collas entre los carangas (en Huachacalla) en Combaya o en Larecaja. Controlaban tierras de valle sobre todo hacia el sector oriental de su territorio.

La nación Colla estaba formada por collas, urus y kallawayas. Tal vez anteriormente por una serie de agrupaciones menores, siendo los collas la población principal y con mayor poder. La lengua originaria era la puquina; la lengua aymara se superpuso y convivió con la primera. Estos datos son la base para que el lingüista Alfredo Torero y las historiadoras Therese Bouysse y Teresa Gisbert, propongan que los collas fueron un reducto de los antiguos tiwanakotas. Los urus por su parte, como población más antigua formaron parte de los collas manteniendo su propia lengua y modo de vida.

A su vez la situación de los kallawaya era distinta, manteniendo a lo largo del tiempo rasgos de identidad diferenciados y con un territorio ubicado hacia las estribaciones de la Cordillera Oriental (Larecaja). No ocupaban el lugar más bajo de la sociedad, como ocurría con los urus, sino diferente. En algún momento se puso en duda la antigüedad de la tradición médica de los kallawayas porque no hay referencias coloniales a esta actividad. Sin embargo últimamente Loza (2007) ha estudiado algunas ofrendas rituales, tan antiguas como Tiwanaku, que eran parte de las actividades de curación.

Tanto kallawayas como urus hablaban cada uno una lengua propia. Los primeros el idioma machchaj-juyai, lengua parecida a la puquina que hasta la actualidad se conserva por lo menos en algunos cantos y rituales en la zona kallawaya. Se hablaba también aymara, como lengua presente en todo el altiplano.

Distribución de tipos de cerámica colla en los conjuntosde pucaras.


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