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jueves, 20 de enero de 2022

Señoríos y Desarrollos Regionales (1000/1100- 1440 d. C.) - Altiplano: del lago Titicaca al lago Poopó

Varios estudios de patrones de asentamientos en la cuenca del Titicaca señalan la posibilidad de un despoblamiento gradual, reducción poblacional y dispersión de la cuenca durante y tras el colapso de Tiwanaku (Janusek, 2003) las unidades conocidas como “Señoríos” se desarrollaron cronológicamente después de este despoblamiento pero a pesar de corresponder a un periodo de desintegración, luchas entre grupos y profundas sequías, lograron consolidar un sistema de referencia espacial, ritual y de parentesco de larga duración que se percibe aun hoy en día. Estas referencias se reflejan en la continuidad de las identidades regionales que se remiten al periodo del Intermedio Tardío. Uno de estos desarrollo, sin embargo, es cronológicamente anterior y ecológicamente tiene su centro en los valles secos del Norte de La Paz, se trata de la cultura mollo. También más temprana es la presencia de urus y choquelas que provienen de una historia de larga duración y que durante el Intermedio Tardío formaron parte de las nuevas unidades.

Las nuevas unidades, unas más estructuradas que otras y conocidas ahora como Señoríos surgieron alrededor del siglo XII, luego de la caída de Tiwanaku pero en muchos casos no es visible la interferencia de Tiwanaku y se encuentra una continuidad desde periodos muy remotos. Una cierta continuidad se evidencia frecuentemente en la tradición cerámica como la de Carangas o del valle de Cinti que no presentan un cambio abrupto desde aproximadamente el año 400 dC. (Rivera, 2003).

Además, la investigación arqueológica acerca de este periodo (aproximadamente 1100-1350 d. C.) encuentra un problema en la contradicción entre el registro etnohistórico y el arqueológico que frecuentemente difiere, de modo que los límites de ciertos grupos marcados por la información histórica no coinciden, por ejemplo, con la distribución de la cerámica que suele tener una amplia distribución abarcando a veces distintas zonas ecológicas.

A la llegada de los españoles, en el territorio del Collasuyu (hoy altiplano boliviano), se encontraban diversas unidades sociopolíticas cada cual con un nombre propio, detentando una identidad particular. Cada una de ellas tenía sus autoridades y su territorio con tierras en la puna, en los valles interiores y costeros según los casos y algunos probablemente hasta los llanos. En la mayoría de estos Señoríos se hablaba aymara, lengua de intercambio y de contacto, pero no todos tenían al aymara como idioma principal ni era el único, junto a él se hablaban por lo menos dos idiomas más antiguos: el uruquilla y el puquina.

Llama la atención que a pesar de la disgregación y los constantes enfrentamientos de unos grupos con otros, existía una organización espacial por encima de las unidades particulares. Hablamos de la división del espacio en dos sectores: umasuyu/urcusuyu (Este/Oeste) que se extendía a todo el altiplano, organización que parece ir en contra de la inestabilidad política y la dispersión del poder.

Estas unidades sociopolíticas, constituyeron más tarde provincias incas. Por tanto, es posible que, lo que registraron los cronistas de la colonia como “naciones”, fueran en realidad estas provincias. Por ello tomaremos la información con este reparo pero teniendo presente también que los incas se basaron en elementos culturales y de identidad locales.

Ordenados de Norte a sur, en el Collasuyu se encontraban inmediatamente al Sur del Cusco, Canchis y Canas dos pueblos íntimamente relacionados, que aparecen en la documentación como una unidad complementaria. Alrededor del lago Titicaca se agrupan las naciones Colla, Pacaje y Lupaca –cuya distribución se replica alrededor del lago Poopó con soras, carangas y quillacas. Un tercer bloque forma la Confederación Charca –charcas, caracaras, chuis y chichas– y finalmente lípes y yamparas que ya no se ordenan en el eje Urco o Uma. Sin embargo son distintos entre sí; mientras los yamparas formaron un señorío, con autoridades propias, los lípes resultan ser un conglomerado de pueblos móviles con distintas identidades sin una centralidad política visible (Martínez, 2008).

En general se trata de unidades por lo menos biétnicas, unas veces con población uru y aymara y otras con los llamados choquelas o lari lari, Algún Señorío además agrupaba diversas identidades en su interior como el Quillaca que se presenta como una federación de varios pueblos.
Población uru y choquela en los Señoríos del Altiplano

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