Varios estudios de patrones de asentamientos
en la cuenca del Titicaca señalan la posibilidad
de un despoblamiento gradual, reducción
poblacional y dispersión de la cuenca durante
y tras el colapso de Tiwanaku (Janusek, 2003)
las unidades conocidas como “Señoríos” se desarrollaron
cronológicamente después de este
despoblamiento pero a pesar de corresponder
a un periodo de desintegración, luchas entre
grupos y profundas sequías, lograron consolidar
un sistema de referencia espacial, ritual y
de parentesco de larga duración que se percibe
aun hoy en día. Estas referencias se reflejan en
la continuidad de las identidades regionales que
se remiten al periodo del Intermedio Tardío.
Uno de estos desarrollo, sin embargo, es cronológicamente
anterior y ecológicamente tiene
su centro en los valles secos del Norte de La
Paz, se trata de la cultura mollo. También más
temprana es la presencia de urus y choquelas
que provienen de una historia de larga duración
y que durante el Intermedio Tardío formaron
parte de las nuevas unidades.
Las nuevas unidades, unas más estructuradas
que otras y conocidas ahora como Señoríos surgieron
alrededor del siglo XII, luego de la caída
de Tiwanaku pero en muchos casos no es visible
la interferencia de Tiwanaku y se encuentra una
continuidad desde periodos muy remotos. Una
cierta continuidad se evidencia frecuentemente
en la tradición cerámica como la de Carangas o
del valle de Cinti que no presentan un cambio
abrupto desde aproximadamente el año 400 dC.
(Rivera, 2003).
Además, la investigación arqueológica acerca
de este periodo (aproximadamente 1100-1350 d.
C.) encuentra un problema en la contradicción
entre el registro etnohistórico y el arqueológico
que frecuentemente difiere, de modo que los
límites de ciertos grupos marcados por la información
histórica no coinciden, por ejemplo, con
la distribución de la cerámica que suele tener una
amplia distribución abarcando a veces distintas
zonas ecológicas.
A la llegada de los españoles, en el territorio
del Collasuyu (hoy altiplano boliviano), se encontraban
diversas unidades sociopolíticas cada cual
con un nombre propio, detentando una identidad
particular. Cada una de ellas tenía sus autoridades
y su territorio con tierras en la puna, en los valles
interiores y costeros según los casos y algunos
probablemente hasta los llanos. En la mayoría
de estos Señoríos se hablaba aymara, lengua de
intercambio y de contacto, pero no todos tenían
al aymara como idioma principal ni era el único,
junto a él se hablaban por lo menos dos idiomas
más antiguos: el uruquilla y el puquina.
Llama la atención que a pesar de la disgregación
y los constantes enfrentamientos de
unos grupos con otros, existía una organización
espacial por encima de las unidades particulares.
Hablamos de la división del espacio en dos
sectores: umasuyu/urcusuyu (Este/Oeste) que
se extendía a todo el altiplano, organización que
parece ir en contra de la inestabilidad política y
la dispersión del poder.
Estas unidades sociopolíticas, constituyeron
más tarde provincias incas. Por tanto, es posible
que, lo que registraron los cronistas de la colonia
como “naciones”, fueran en realidad estas provincias.
Por ello tomaremos la información con
este reparo pero teniendo presente también que
los incas se basaron en elementos culturales y de
identidad locales.
Ordenados de Norte a sur, en el Collasuyu
se encontraban inmediatamente al Sur del Cusco,
Canchis y Canas dos pueblos íntimamente relacionados,
que aparecen en la documentación como
una unidad complementaria. Alrededor del lago
Titicaca se agrupan las naciones Colla, Pacaje y
Lupaca –cuya distribución se replica alrededor
del lago Poopó con soras, carangas y quillacas. Un
tercer bloque forma la Confederación Charca
–charcas, caracaras, chuis y chichas– y finalmente
lípes y yamparas que ya no se ordenan en el eje
Urco o Uma. Sin embargo son distintos entre
sí; mientras los yamparas formaron un señorío,
con autoridades propias, los lípes resultan ser un
conglomerado de pueblos móviles con distintas
identidades sin una centralidad política visible
(Martínez, 2008).
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