Tiwanaku se presenta en la historia prehispánica como uno de los mayores logros culturales de los Andes, representa una etapa donde se consolida un poderoso Estado con particularidades específicas. Probablemente los términos que mejor lo definen son un Estado segmentario con diferentes niveles de inclusión en cuanto a su organización y teocrático en cuanto a su carácter. Después de aproximadamente 700 años de desarrollo e influencia no sólo sobre el altiplano, sino sobre costa y valles, Tiwanaku se fue desintegrado aproximadamente entre los años 1000 y 1100 de nuestra era. Cuando Tiwanaku había desaparecido, hacia el año 1250, cerrando un ciclo devastador, tuvieron lugar movimientos telúricos en el Sur del continente así como una fuerte sequía a tal punto que se secó el río Desaguadero. Es durante esta etapa de desintegración y sequías que se desarrolló el periodo llamado Intermedio Tardío, o Desarrollos Regionales por la arqueología y de los Señoríos por la etnohistoria.
Sin embargo, la desintegración de Tiwanaku no afectó de igual manera a todas las regiones pues su influencia en regiones como Oruro o el Norte de Potosí no fue definitiva, por tanto en esas regiones no se observa un corte abrupto sino una complejización de un periodo Intermedio Temprano a otro Intermedio Tardío. Lo que parece ocurrir en regiones tan diversas como la región del lago Titicaca, la ubicada entre los salares de Uyuni y de Coipasa, el Sur de Potosí, los valles de Chuquisaca e incluso los llanos de Mojos es el incremento de la población y un cambio en el patrón de asentamientos. En el altiplano lo común es la utilización de sitios de altura fortificados y es posible que incluso en el Beni hubiera alguna forma de protección mediante fosos o canales.
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