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martes, 11 de enero de 2022

Señoríos y Desarrollos Regionales (1000/1100- 1440 d. C.) - Otros restos materiales

Aunque quedan pocos restos materiales, el vocabulario aymara de Bertonio presenta referencias acerca de diversas técnicas constructivas que se reflejan en el lenguaje. Bertonio registra la construcciónde sepulturas, puentes, escaleras, muros, viviendas, distintos tipos de adobes, techados de las casas, elaboración de cimientos, la bóveda (putu), mojones y empedrados.

Por otra parte, llama la atención que siendo el territorio del surandino típicamente minero la metalurgia hubiera dejado pocos objetos en este periodo. Por ejemplo los análisis de isótopo de plomo de los artefactos de bronce excavados en Tiwanaku y San Pedro de Atacama indican que los minerales de origen para la mayoría de estos artefactos estuvieron ubicados y fueron explotados en la puna y la sierra alta de Bolivia (Lechtman y Macfarlane, 2005). El Sur andino es también el espacio de la minería: plata, oro, estaño y cobre se encontraban en esta región y aunque sus habitantes eran hábiles mineros, no vieron la necesidad de utilizar objetos de metal ni para el transporte ni para la guerra (Lechtman); probablemente por ello se conocen solamente algunos objetos de metal para este periodo como pudieron ser los lauraques, quizás también topos y hachas cuyo centro de interés estaba en el aspecto simbólico, por ello seguramente estuvieron como ofrendas en los enterramientos que por lo general fueron saqueados.

Respecto al bronce estañífero, Lechtman (1984) sostiene que durante el Intermedio Tardío las poblaciones que habitaron el altiplano boliviano explotaron los ricos depósitos ubicados en la orilla oriental del lago Titicaca siendo uno de los depósitos de casiterita más ricos del mundo. Ellos abastecieron el estaño necesario para la producción de bronce estañífero desde Tiwanaku hasta los incas.

Comparativamente, en el Intermedio Tardío destaca de manera descollante la orfebrería de la costa Norte en el actual Perú; no sólo en trabajos de oro, plata, cobre y tumbaga, sino también el bronce estañífero y arsenical el cual se llegó a producir en escala industrial. Representativas de este periodo son la metalurgia y orfebrería Chimú. Este resultado venía de una tradición anterior representada por la cultura Moche con técnicas de granulado, cera perdida, filigrana e incrustaciones de piedras preciosas.

Durante los últimos 2,000 años, la producción de metales ha sido una actividad económica clave en los Andes del Sur cuya tecnología está siendo estudiada desde distintas perspectivas (Cruz y Vacher eds., 2008). Acerca de la tecnología indígena se conoce que se trabajaba a cielo abierto y combinando por lo general el trabajo minero con el agrícola y ganadero. También podemos conocer referencias a ciertas técnicas mineras que provienen del Sur más extremo, como por ejemplo las huayrachinas en las que se efectuaban los procesos de tostación, oxidación, reducción y fusión. Este sistema de hornillos de barro utilizaba al viento como elemento energético para avivar el fuego. Este trabajo implicó también una forma de organización social que tiene que ver con los requerimientos de los mineros (una logística e infraestructura detrás del trabajo minero) y por supuesto el conocimiento de la comunidad minera. Finalmente junto a la metalurgia van las categorías culturales y cosmovisión respecto de minas y minerales: por ejemplo la producción de objetos de metal va íntimamente unido al sistema de enterramientos.

Puesto que el Norte de Chile, el Noroeste de Argentina y el Sur de Bolivia fueron áreas prioritarias para estas actividades, en muchas regiones la expansión y presencia inca estuvieron vinculadas a la explotación minera. Pero para periodos anteriores según algunos autores las actividades mineras son difíciles de identificar en el registro arqueológico (Van Buren y Mills, 2005).

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