Siguiendo el patrón de otras culturas andinas,
Mollo tuvo su base económica en la agricultura
complementada por cacería y crianza de animales
domésticos; su principal fuente de sustento fue
el maíz, corroborado esto por los frecuentes hallazgos
de granos y mazorcas entre los restos arqueológicos.
Los andenes agrícolas más amplios,
con gran contenido de humus y ubicados en las
cabeceras de valle, estaban destinados a la plantación
del maíz, mientras que los más estrechos con
contenido mínimo de humus, ubicados en zonas
más bajas, estaban destinados a la producción de
coca, cuyo uso frecuente está demostrado en las
figuras antropomorfa realizadas en cerámica.
Se tienen evidencias de que la comunidad
contaba con mamíferos como la llama y el
cobayo, además de animales silvestres que hoy
subsisten en la región, los que estaban incluidos
en su dieta y en sus ritos funerarios. Los hallazgos
de cerámica en las ruinas de Iskanwaya muestran
un grado importante de especialización en la
población, indicador de un desarrollo económico
avanzado.
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