Buscador

miércoles, 13 de abril de 2022

Las minas de Chuquiago y de Porco

La actual La Paz era parte de un valle muy rico en oro, por lo cual se denominó Chuquiago Marka. Durante el período prehispánico, este próspero valle fue el asentamiento de poblados correspondientes a Tiwanaku, a los desarrollos aymaras y posteriormente a los incas. Es por ello que varios lugares de la actual ciudad presentaron y aún presentan evidencias arqueológicas que comprueban este hecho (Aranda y Lémuz, 2010).

En un trabajo arqueológico reciente, se sistematizaron los diferentes periodos de asentamiento desde el Formativo (1500 a.C.-400 d. C.) hasta la época Inca (1471-1500 d:C.) (Ibid.), constatando alrededor de 3000 años de poblamiento de este valle. En los periodos más tempranos, la dinámica prehispánica parece corresponder a lo que ocurría a nivel de la cuenca del Titicaca. Sin embargo, en el denominado periodo de Desarrollos Regionales (1200-1400 d. C.), luego de la caída de Tiwanaku, se empieza a observar un panorama multiétnico:

Entidades Pacajes, Lupacas, Chinchas, Canas y Canchas habrían de asentarse en zonas como Achumani, Aruntaya, Mallasilla, Chicani, Hampaturi, Apaña, Miraflores y Ovejuyo, dejando como evidencia torres funerarias elaboradas en adobe y piedra… un símbolo de poder étnico… (Aranda y Lémuz. 2010: 61)

Como es posible observar, ni la presencia de Tiwanaku marcó la identidad local, la cual estuvo siempre ligada a una multietnicidad que se distingue ya en el periodo de Desarrollos Regionales. Este aspecto se hizo más evidente en el periodo de ocupación Inca, el que se caracterizó por el desplazamiento y asentamiento de mitmas de diferentes Señoríos, impuestos por la administración imperial (Fig. 105). En esa época existía un manejo dual del espacio en La Paz, a cuya cabeza, Anan y Urin, estaban los caciques Quirquincho y Otorongo (Torres, 2004). En versión de Aranda y Lémuz:

La incursión Inca en el entonces denominado valle de Chuquiapo, habría de caracterizarse por el desplazamiento y asentamiento de mitimaes de diferentes Señoríos impuestos por la administración incaica… La fuerte resistencia que se presentó al avance incaico en la región determinó el traslado de grupos étnicos lupacas (provenientes del área circunlacustre), pacajes (nativos del Sur del lago Titicaca), canchas (oriundos del altiplano), cañaris (originarios de la región del Cañar en Ecuador), canas (procedentes del Norte del lago Titicaca), chinchaysuyos (naturales del Norte peruano) entre otros… (Aranda y Lémuz, 2010: 61).

El motivo de esta dinámica fue el aprovechamiento del recurso aurífero del río Choqueyapu, recurso probablemente utilizado desde tiempos de Tiwanaku, el cual motivó la presencia imperial en la región. Son los documentos del siglo XVI los que relatan acerca del desarrollo de la actividad minera en La Paz, pero se registran también algunos restos arqueológicos que denotan la importancia del valle para los incas, como los asentamientos registrados en la actual zona de San Sebastián y de Inca Llojeta (Fig. 106).

Población multiétnica en el valle de La Paz

Este último sitio es donde a mediados del siglo XX se registraron artefactos de élite. Los importantes hallazgos realizados dan cuenta del establecimiento de grupos sociales de alta jerarquía, los cuales probablemente eran parte del aparato de control de la actividad minera en tiempos de los incas.

Durante ese tiempo, los caciques indígenas dependían del Inca, quien había conquistado estas tierras, haciendo que el asiento aurífero de Chuquiabo perteneciera a la momia de Huayna Capac. La noticia más antigua que se tiene sobre esos hechos data de 1535, pues Sancho de la Hoz menciona:

las ricas minas de oro de aquella provincia del Collao están más allá del lago (en un lugar) que se llama Chuquiabo. Están las minas en la caja de un río… hechas a modo de cuevas a cuya boca entran a escarbar la tierra… (tomado de Torres, 2004: 1).
Sitios Arqueologicos
Figura106. Recientes trabajos arqueológicos desarrollados en el valle de La Paz han demostrado la densidad de ocupación que existió en esta ciudadentiempos prehispánicos. El mapa que se observa muestra gran parte de los sitios registrados, los mismos que corresponden a diferentes periodos. 


Desde 1534, Francisco Pizarro se adjudicó las minas y continuó su explotación en tiempos coloniales. Sin embargo, se sabe que para 1548, año de fundación de la ciudad de La Paz, las vetas de oro estaban completamente agotadas y las bocaminas abandonadas (Torres, 2004).

Al parecer, las razones para elegir el sitio de fundación de la actual La Paz fueron la provisión de agua y leña, y su posición en el límite étnico y punto de encuentro entre cuatro de los corregimientos indios: Larecaja, Sica Sica, Omasuyos y Pacajes. Su ubicación geográfica y ecológica también fue relevante, pues el valle se encontraba cerca del altiplano y del lago Titicaca, y en la ruta del camino principal Urcosuyo del Capac Ñan, que era paso obligado para ir desde Lima hasta Potosí. Al mismo tiempo, este espacio posibilitaba el contacto con el mundo amazónico a través de los Yungas, aspectos que también explican la multietnicidad antes mencionada.

En Churubamba se encontraba un poblado indígena, el que al parecer correspondía a una élite local gobernada por el cacique Quirquincho. Sobre este poblado se fundó el barrio de San Sebastián, con pobladores originarios y mitmas collas traídos por los incas, muchos de los cuales eran forasteros que trabajaban en los obrajes de telas de los jesuitas. Los resabios de población quechua, resto de la dominación inca, fueron reducidos en la –hoy desaparecida– parroquia de Santa Bárbara (Ibid.).

Entonces, la nueva ciudad fue estructurada en una lógica dual india-española. El centro criollo fue establecido en torno a la Plaza Mayor (hoy plaza Murillo), habitado por los criollos, españoles y mestizos. En cambio, la periferia estuvo limitada por los ríos Choqueyapu y Mejavira, área habitada por los indios, al otro lado de la actual avenida Mariscal Santa Cruz, donde se encontraba la iglesia de San Francisco. Este panorama poblacional es el que se observaba a mediados de 1500 en el valle de La Paz.

Similar situación parece haberse dado en otras regiones de los Andes Centro Sur por la explotación de oro. Casos concretos son las minas Chichas y las de Porco, las que según Pedro Sánchez de la Hoz, secretario de Francisco Pizarro, fueron las que más se explotaron durante este periodo. Según las investigaciones históricas, en Porco estaban ubicadas las minas de plata, al igual que un importante centro ritual que atraía peregrinos de los Andes del Sur (Van Buren, 2003). Al parecer, el mineral existente y todo el contexto natural de la huaca gozaban de una importante significación espiritual para los indígenas prehispánicos.

La conquista de la región por parte de los incas estuvo motivada fundamentalmente por los abundantes recursos minerales. Las investigaciones arqueológicas han corroborado el desarrollo de la actividad minera imperial, la que –según cronistas españoles– produjo buena parte de la plata que se utilizó para decorar el Templo del Sol en Cusco (Van Buren, s/f ). Los restos registrados en Porco muestran una infraestructura centralizada, con instalaciones para la vivienda, el almacenamiento, la administración, la minería y procesamiento de minerales (Ibid.). También en función de datos históricos, se plantea que en Porco existían trabajadores de la mit’a, reclutados en forma rotativa de entre los grupos conquistados, además de yanakunas.

Cada sitio construido por los incas parece haber sido re-ocupado por poblaciones relacionadas con el procesamiento de metales, siendo muy variada la tecnología que se utilizaba para el beneficio y refinado de los minerales. Tanto el registro histórico como el arqueológico indican que la explotación de los depósitos de plata era descentralizada y se realizaba en pequeña escala (Van Buren, s/f ). Parte de la tecnología empleada consistió en el uso de huayrachinas u hornos de viento, que servían para fundir el mineral de plata. Dicha tecnología fue utilizada también durante la época Colonial, teniéndose incluso registros contemporáneos de su uso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario