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miércoles, 18 de enero de 2023

Probanza de ranchería de los indios de la Villa Imperial y de su buen tratamiento. Potosí, 18 de septiembre 1565

“Muy magnífico señor Antonio de Mera, regidor de esta villa, digo que al derecho de ella conviene hacer cierta probanza sobre razón de que los indios que residen en esta villa, para el beneficio y labores de las minas, viven sanos y multiplican más que en otras partes y son muy aprovechados, para presentar ante su magestad y por ella le suplicar haga mercedes a esta dicha villa de cosas convenientes al acrecentamiento de ella o como su magestad más fuere servido…el dicho fray Antonío Trueno, prior en el monasterio de señor Santo Domingo de esta dicha villa de Potosí, testigo presentado por el dicho Antonio de Mera, el cual habiendo jurado según forma de derecho, y siendo preguntando por las preguntas del dicho interrogatorio, dijo y depuso lo siguiente.

Que los dichos indios y yanaconas que así residen en las rancherías de esta dicha villa, están de su voluntad en ella y viven contentos por la gran abundancia que tienen de comida y ropa y plata que sacan de las minas y asi mismo ha visto que otros yanaconas del servicio de los españoles , cuando sus amos se van fuera de esta dicha villa, se quedan en ella por el gran provecho que en ella tienen de comida y ropa y plata y no quieren ir con los dichos sus amos, y sabe y ha visto que los dichos yanaconas e indios que así residen en esta dicha villa comen y visten y con plata mucho mejor que no en sus tierras, porque este testigo lo ha visto por vista de ojos, y andan muy contentos, y este testigo ha que tiene a su cargo la doctrina de los indios de Chucuyto de ocho años a esta parte, y no ha podido con más de cuantrocientos indios que vuelvan a sus tierras y se están en esta dicha villa, por el gran interés que de ello se les sigue; y que esto dice y responde a esta pregunta”.

Fuente: AGI Charcas, citado en Castrellón Reyes, 2010.

martes, 17 de enero de 2023

El intento del dominio sobre el territorio - Del descubrimiento del Cerro

“Mas había de doce años que los españoles poseía este reino y no tenían noticia de la riqueza de este Cerro, en cuyo tiempo por algunos de los nuestros se labraron las minas del asiento de Porco que era la grosedad del reino y en su descubrimiento (del Potosí) no se halló rastro que los antiguos incas o reyes se hubiesen aprovechado de sus minas ni se halló señal de labor (como en Porco donde la habían tenido) ora por alguna vana observancia y ceremonia a que eran inclinados estos indios (adorando las montes señalados y piedras singulares, la ciega y la más engañada gente, dedicándolos a su huacas o adoraciones- que era el lugar que el demonio los hablaba y hacían sus sacrificios-, y halláose fama que queriendo los indios de Chaqui, que es un pueblo cinco leguas de esta villa, labrarlo, había sucedido en aquella sazón una mortandad muy grande, que atribuyendo a esto lo dejaron; y que sabido por el Inca, temeroso de estos abusos(avisos?), mandó que no se labrase; y que los indios oyeron voces en el aire que decían que para otra gente mejor estaba guardado y que habían de sacrificarle más que ellos) o por serle ignoto y no sabido su valor y riqueza, teniéndola dios guardada y oculta para remedio y socorro de nuestra nación…El primero que dio noticia de él, con manifestación y registro público, fue un indio guanca natural de Jauja, yanacona de Villaroel, que era un español que residía en las minas de Porco. Y antes de este, el que lo descubrió y sacó plata de sus minas fue un indio llamado Gualpa de nación chumbivillca que es(ta) en tierra del Cusco, que yendo por la parte del poniente siguiendo unos venados se le fueron subiendo al cerro arriba, y como está empinado y entonces estaba mucha parte cubierto de unos árboles que llaman quiñua y de muchas matas, por subir un paso algo áspero le fue forzoso asirse de una rama que estaba nacida en la veta que (después) tomó nombre de la rica. Y en la raíz y vacío que dejó conoció el metal, que era muy rico por experiencia que tenía de lo de Porco; y halló en el suelo, junto a la veta, unos pedazos de metal que se habían soltado de ella y no se dejaban bien conocer por tener gastada la color del sol y aguay llevólo a Porco a ensayar por guaira.

Fuente: Capoche, 1959: 77.

viernes, 13 de enero de 2023

El intento del dominio sobre el territorio - Potosí antes de 1570

Según la historia tradicional que recogía la versión de cronistas coloniales como Cieza de León (1553), Acosta (1550), Capoche (1585), Benino (1573) y posteriormente, Arzans de Orsúa y Vela (1737), el “descubrimiento” del Cerro Rico de Potosí se debió al indio Diego Guallpa, llevado de la mano por la divina providencia.

Recientes excavaciones arqueológicas muestran que el asentamiento prehispánico de Potosí era un sitio densamente poblado con una gran producción agrícola, asociada con la actividad minera. Los sitios arqueológicas prehispánicos muestran una continuidad desde el Arcaico Superior hasta el contacto hispano-indígena o inca- colonial (Cruz, Absi, 2005). Las prospecciones llevadas a cabo por los arqueólogos evidencian la magnitud de la ocupación poblacional de la región antes de la llegada de los españoles con una gran superficie de producción en diferentes micro-nichos ecológicos. Además, los frutos producidos en esta zona fueron llevados a otras regiones. No obstante, la actividad minera y metalúrgica ocupaba un segundo plano. La cultura material que se expresa en diferentes estilos cerámicos manifiesta una alta heterogeneidad cultural en un territorio multiétnico con la pesencia de grupos originarios de Carangas y otros miembros de la confederación caraqara charcas. En la cumbre de Potosí se encontraba el adoratorio más importante de la región que probablemente fue dedicado al Sol.

Sin embargo, ninguno de los cronistas tempranos ha evocado el poblamiento indígena de Potosí: aquello significaría, de acuerdo a los historiadores contemporáneos, su intención de legitimar la apropiación de los fabulosos yacimientos argentíferos por los españoles. Se ha elaborado una historia oficial que presentaba la región como desértica y estéril, ocultando su pasado prehispánico. La fecha del “descubrimiento” también suscitó el interés de los historiadores. La famosa descripción del descubrimiento del Cerro transmitida por los cronistas es interpretada por los historiadores como un protocolo simbólico llevado a cabo conjuntamente por incas y españoles. Las figuras de Guallpa y su acompañante también fueron cuestionadas. Diego Guallpa no era un indio común y corriente: pertenecía al grupo de los incas guallparocas asentados en las tierras de La Plata antes de la llegada de los españoles; algunos de ellos eran yanaconas huayradores. Su padre, Alcaxuca, fue el principal del ayllu hanansaya de la localidad de Yanqui (Chumbivilcas); pero, sobre todo, era el guardián más alto de la élite inca (Platt y Quisbert, 2007, 2008). Su acompañante en el descubrimiento fue Challco, hijo de Challco Yupanqui, gobernador del Collasuyu y sacerdote del Sol en Copacabana, de la panaca o familia noble de Viracocha Inca. Aunque Guallpa conocía las vetas más ricas de Porco, no transmitió a los españoles los conocimientos metalúrgicos necesarios para su beneficio.

En los primeros decenios de la explotación colonial de la plata de Potosí, la metalurgia quedó en manos de yanaconas huayradores indígenas que constituían 80% de los yanaconas o mano de obra especializada y libre. Esto permite concluir que el proceso metalúrgico pudo quedar bajo control inca hasta las reformas toledanas (Bakewell, 1989; Escobari, 2001/2005). El sistema de yanaconazgo fue, a la larga, el producto de las fugas de los indígenas de la comunidad o de encomienda que se escapaban de su encomendero o curaca y buscaban la protección de un señor o amo. En los años 1550-1570, los yanaconas estuvieron exentos de pagar el tributo y libres de la presión ejercida por sus jefes étnicos. Por otro lado, a Potosí acudían los indios que se empleaban en las minas para obtener dinero para el pago del tributo.

La minería de la plata había convertido a la jurisdicción de la Nueva Toledo en el centro económico más importante de América. A partir de 1545, cuando se empezó a explotar las vetas del Cerro Rico de Potosí y se hicieron los primeros registros de las vetas de la mina, comenzaron a llegar miles de españoles e indígenas. En las cercanías del cerro ya había tres asentamientos donde residían 2.500 indígenas: uno de ellos era Cantumarca y otro quedaba entre la laguna de Cari Cari y Wiñayrumi. El poblado español empezó con la edificación de casi cien casas en los lugares más secos alrededor de la laguna, en el mismo lugar donde hubo un poblado de tributarios de los incas que fabricaban pedernales para ser usados como hachas, picos y puntas de flechas (Arze Quiroga, 1969). Posteriormente, la laguna tuvo que ser desecada para acoger a la creciente población y allí fueron construidas casas y se formaron, de manera desordenada las primeras calles. Según un dibujo de Cieza de León que se encontraba en Potosí en 1549, el poblado se organizó a los lados de un arroyo y se caracterizó por tener un enorme mercado.

Además, en pleno centro de la ciudad se estableció un q´atu (mercado) de metales donde “se sienten indios e indias muy juntos por hileras, con algún orden y paréceme que serán de cuatrocientos a quinientas personas las que vienen con metal para vender” (Capoche, 1959 [1585]). Según las actas del cabildo de 1567, se reconocía la necesidad de dar un lugar adecuado para el mercado y, en 1569, ya se habilitó tres o cuatro plazas más para la venta de la plata, colindando con los sitios donde se vendía coca y víveres. Muy pronto Potosí se convirtió en una ciudad-mercado donde se vendía todo tipo de mercancías y donde la élite indígena tuvo, desde un inicio, un destacado protagonismo.

El crecimiento de la ciudad sobrepasó todas las previsiones y, mientras otras ciudades de españoles tuvieron un crecimiento lento, ésta lo hizo desaforadamente. La población española se ubicaba en los alrededores de la plaza mayor, mientras que la población indígena se estableció en las rancherías compuestas por ranchos o viviendas de tipo rural ubicadas cerca del cerro. Antes de 1570, fueran creadas siete parroquias para indígenas provenientes de las encomiendas o que alquilaban su fuerza de trabajo en Potosí como los lupacas (Medinacelli, 2008). En 1577, Juan de Matienzo, nombrado corregidor y justicia mayor por el virrey Toledo, hizo un repartimiento de indios según su origen étnico para lograr una mayor eficiencia en el trabajo.

Hacía la década de 1560, era notoria la inquietud por la higiene y la salubridad urbana puesto que la ciudad representaba un laberinto de calles y callejones. En 1565, el cabildo de Potosí publicó ordenanzas para el aseo y buen orden de la villa donde se expresaron las preocupaciones por mantener separados los espacios indígenas y españoles de la villa, así como las “inconveniencias” de que mestizos y negros vivieran en las rancherías de los indios. Según algunos autores, en 1548, se constituyeron las primeras iglesias la de Anunciación -posteriormente conocida como San Lorenzo- y de Santa Bárbara, aunque otras fuentes indican que el primer convento fue el de San Francisco. En 1555 también se fundó un hospital tanto para españoles como para los indios para atender a enfermos y heridos resultantes del trabajo minero (Escobari, 2001/2005).

El 18 de agosto de 1559, el asiento minero de Potosí recibió el título de “Villa Imperial” y alcanzó un nivel más alto en la jerarquía urbana charqueña. Debido a la cercanía de la ciudad de La Plata, no se podía crear otra ciudad próxima con la misma categoría. Por esta razón, Potosí obtuvo el nombre de villa y no de ciudad; pero el apelativo de “Villa Imperial” investía de grandeza a sus pobladores. Según la tradición, en el primer escudo de armas se inscribió la divisa: “Soy el rico Potosí, del mundo soy el tesoro, el rey de todos los montes y la envidia de los reyes”.

Cerro Rico de Potosi

Trabajo de Indios


lunes, 9 de enero de 2023

El intento del dominio sobre el territorio - La organización espacial colonial de La Plata

“En la ciudad de La Plata, los indígenas aún vinculados a sus ayllus de origen circunscriptos a los pueblos de reducción comarcanos se relocalizaron alrededor de las parroquias de San Sebastián y San Lázaro, de las que se convertían en feligreses. Los mejor avenidos, no necesariamente por virtud de las jerarquías prehispánicas sino por el éxito económico, accedían a viviendas más sofisticadas o elegían habitar en otros barrios de la ciudad, apenas alejados del centro gubernamental y comercial, y en torno a las Parroquias de la Merced y San Agustín. Esta nueva organización espacial colonial en barrios y en terrenos más compactos y delimitados coincidía con las nuevas relaciones de producción y, por ende, con la modificación del paradigma de género que respondía a nuevas actividades, roles y representaciones de los actores sociales….Los indios, otrora “dueños” de la tierra ahora convertida en espacio urbano, iban a regresar, emigrar y asentarse para reapropiarse y resignificar el paisaje creado por los españoles para implantar el dominio colonial”.

Fuente: Presta, 2010.

domingo, 8 de enero de 2023

El intento del dominio sobre el territorio - La fundación de Porco

La explotación de la plata en el asiento de Porco, denominado por Presta (2010) como “la primera joya de la Corona” se produjo desde la época prehispánica. El proyecto Porco-Potosí en el sitio arqueológico llamado por la población local como Huyaurachina Alta mostró la presencia de asentamientos incas que también fueron explotados durante el período colonial temprano (Cohen, Rehren, Van Buren, 2010). Los historiadores también sostienen que las minas de Porco fueron explotadas por los incas y por los mallkus locales debido a que las minas estaban en el territorio del grupo étnico visisa que formaba parte de la Confederación caracara-charcas.

Por esta razón, la entrega de las minas de plata de Porco a los españoles fue realizada por el señor de los indios charcas, Coysara, tras la derrotaderrota que sufrieron las fuerzas aliadas indias frente a los españoles en la batalla de Cochabamba (1538). Se sostiene que Tata Purcu fue el patrón sagrado de la minería, la guerra, la fecundidad y la salud, la huaca consagrada al rayo de los de las siete naciones de Charcas y un importante centro ceremonial. Esto explica que el sumo sacerdote Villac Uma también participó en el acto de la entrega de las minas. Según relatan los documentos, Hernando Pizarro fue llevado por los indios a Porco donde se le adjudicó varias minas; entre ellas, la que se creía que era del Inca Huayna Capac fue destinada a Carlos V. La entrega de las minas antes ocultas, significó una transferencia simbólica y material de poderes, porque Porco tenía un alto valor simbólico como un bien preciado que se entregó al Rey, como antes había sido ofrecido al Inka, en señal de sumisión y de lealtad, reconocimiento simbólico-religioso de la soberanía del Rey de Castilla a la vez que le comprometían a un “pacto de reciprocidad” (Platt et al., 2006).

Los mallkus entregaron los primeros mitayos a los españoles que empezaron a trabajar las minas de plata. Mientras Hernando Pizarro se fue a España, sus minas fueran administradas por su mayordomo Pedro de Soria y otros veinte españoles. Como Hernando nunca volvió a Charcas, se considera que fue Gonzalo Pizarro el que inició la explotación minera en Porco. A raíz de los repartimientos realizados por Francisco Pizarro, los hermanos Pizarro recibieron tierras pobladas por aproximadamente 30.000 indígenas que rodeaban el yacimiento de Porco y el futuro asiento de Potosí. Tomando en cuenta los recursos mineros y humanos, los Pizarro tuvieron acceso a la parte más rica de Charcas, pero se cuenta con pocos datos acerca de los primeros años de explotación. Este yacimiento albergó a una gran población conformada por mineros, indígenas, españoles, negros, yanaconas e indios de encomienda y su producción fue destinada a solventar cuatro años de guerra, entre 1544 y 1548 (Presta, 2008).

Después de las guerras civiles, las posesiones de los Pizarro fueron confiscadas y hubo nuevos repartos de las minas y de los indios a encomenderos como Polo de Ondegardo y Juan Ortíz de Zárate. Pero algunos de los antiguos encomenderos como Álvarez y Lope de Mendieta supieron cambiar a tiempo de bando y, por ello, aumentaron sus riquezas. Sus encomendados fueron los indios carangas, los más experimentados en la minería de Porco: disponían de ganado, un insumo indispensable para el trabajo minero, y empezaron explotar simultáneamente las minas de Porco y de Potosí. Ante el mayor potencial y a la riqueza creciente de Potosí por un lado, la inundación crónica de las minas y la falta de la mano de obra, Porco fue perdiendo importancia. Sin embargo, aunque opacado por la grandeza de Potosí, este asiento minero siguió siendo explotado a lo largo de la época colonial.
Porco

sábado, 7 de enero de 2023

El intento del dominio sobre el territorio - De la fundación de la villa de Plata, que está situada en la provincia de los Charcas

“La noble y leal villa de Plata, población de españoles en los Charcas, asentada en Chuquisaca, es muy mentada en los reinos del Perú y en mucha parte del mundo, por los grandes tesoros que della han ido estos años a España. Y está puesta esta villa en la mejor parte que se halló, a quien (como digo) llaman Chuquisaca, y es tierra de muy buen temple, muy aparejada para criar árboles de fruta y para sembrar trigo y cebada, viñas y otras cosas. Las estancias y heredamientos tienen en este tiempo gran precio, causado por la riqueza que se ha descubierto de las minas de Potosí. Tiene muchos términos y pasan algunos ríos por cerca della, de agua muy buena, y en los heredamientos de los españoles se crían muchas vacas, yeguas y cabras; y algunos de los vecinos desta villa son de los ricos y prósperos de las Indias, porque el año de 1548 y 49 hubo repartimiento, que fue el del general Pedro de Hinojosa, que rentó más de cien mil castellanos, y otros a ochenta mil, y algunos a más. Por manera que fue gran cosa los tesoros que hubo en estos tiempos… y digo que, sin los pueblos ya dichos, tiene esta villa a Totora, Tapacari, Sipisipe, Cochabamba, los Carangues, Quillanca, Chaianta, Chaqui y los Chichas, y otrós muchos, y todos muy ricos, y algunos, como el valle de Cochabamba, fértiles para sembrar trigo y maíz y criar ganados.

Fuente: Cieza de León, 1971.

viernes, 6 de enero de 2023

El intento del dominio sobre el territorio - La fundación de ciudades La Plata (hoy Sucre)

Este núcleo urbano recibió el nombre de “Villa de La Plata” debido a la cercanía del mineral que se explotaba entonces en Porco, pues los españoles todavía ignoraban la existencia de la mina de Potosí. El territorio sobre el que se fundó La Plata estaba dentro de la jurisdicción de la provincia inca del señorío yampara. Esta ubicación era ventajosa pues estaba a 25 leguas de la fortaleza incaica de Incallajta que marcaba el límite entre los territorios del Estado inca hacia las tierras bajas; además, se hallaba en el divortio aquarum es decir en la confluencia de las cuencas fluviales amazónica y platense. Desde La Plata empezó a organizarse administrativamente el territorio que formaría la Audiencia de Charcas.

La parte española de la ciudad tenía forma de damero de ocho cuadras de largo por seis de ancho. Junto al núcleo urbano y separado del mismo por un riachuelo se encontraban los barrios indígenas de San Lázaro y San Sebastián. En el primero vivían los indios yampara y los que venían de Pocona, mientras que en el segundo estaban concentrados los indios pacchas y los incas de Huata, así como indios de otras regiones –como del lago Titicaca– que fueron ubicados en la zona como mitimaes de los incas. Schramm (2012) señala que el barrio donde habitaban los trabajadores poconas encargados de la construcción de la ciudad, se llamaba “Poconas”. En el sector limítrofe, a ambos lados de un riachuelo había casas y talleres de artesanos. Se considera que en pleno centro de la ciudad y en contraste con las leyes y ordenanzas emitidas al respecto, el cacique yampara Aymoro ocupó una manzana frente a la plaza principal (Mesa y Gisbert, 1982). Recientemente, Máximo Pacheco (2012) ha refutado esta idea sosteniendo que la residencia del cacique se encontraba en la zona de la Recoleta.

A partir de 1545, el auge de la plata de Potosí estimuló el desarrollo de la ciudad. Mineros españoles enriquecidos y varias órdenes religiosas optaron por residir en esta ciudad cuyo clima alababan, contribuyendo a su desarrollo arquitectónico. En 1555, Carlos V elevó la ciudad a la categoría de “villa”. En 1559, el virrey marqués de Cañete concedió a La Plata los títulos de “ciudad insigne, muy noble y muy leal” y se le otorgó el uso de un escudo de armas en señal de agradecimiento por los servicios que prestó al sofocar los alzamientos de Gonzalo Pizarro, Francisco de Carvajal, Sebastián de Castilla y Francisco Hernández Girón.

De la misma manera, el reconocimiento del papel de La Plata en el hallazgo de los minerales de Potosí y Porco se reflejó en el cuartel superior derecho, donde yacía el Cerro Rico y en otro cuartel superior: el cerro de Porco. Un águila imperial con corona recordaba la pertenencia de La Plata al imperio español y un crucifijo añadido posteriormente por Toledo, servía como recuerdo de la defensa de fe por armas reales. La Plata fue la ciudad donde residía el corregidor, cuyo cargo, como afirma Barnadas (1973), había significado mucho más que el de cualquier otro Corregimiento en América, pues se trataba de un poder que extendía sobre toda la zona sur de América. Desde 1552 la Plata fue la sede episcopal, desde 1561 ahí se encontró la sede de la Real Audiencia y desde 1609 también del Arzobispado.