“Mas había de doce años que los españoles poseía este reino y no tenían noticia de la riqueza de este Cerro,
en cuyo tiempo por algunos de los nuestros se labraron las minas del asiento de Porco que era la grosedad
del reino y en su descubrimiento (del Potosí) no se halló rastro que los antiguos incas o reyes se hubiesen
aprovechado de sus minas ni se halló señal de labor (como en Porco donde la habían tenido) ora por alguna
vana observancia y ceremonia a que eran inclinados estos indios (adorando las montes señalados y piedras
singulares, la ciega y la más engañada gente, dedicándolos a su huacas o adoraciones- que era el lugar
que el demonio los hablaba y hacían sus sacrificios-, y halláose fama que queriendo los indios de Chaqui,
que es un pueblo cinco leguas de esta villa, labrarlo, había sucedido en aquella sazón una mortandad muy
grande, que atribuyendo a esto lo dejaron; y que sabido por el Inca, temeroso de estos abusos(avisos?),
mandó que no se labrase; y que los indios oyeron voces en el aire que decían que para otra gente mejor
estaba guardado y que habían de sacrificarle más que ellos) o por serle ignoto y no sabido su valor y riqueza,
teniéndola dios guardada y oculta para remedio y socorro de nuestra nación…El primero que dio noticia
de él, con manifestación y registro público, fue un indio guanca natural de Jauja, yanacona de Villaroel, que
era un español que residía en las minas de Porco. Y antes de este, el que lo descubrió y sacó plata de sus
minas fue un indio llamado Gualpa de nación chumbivillca que es(ta) en tierra del Cusco, que yendo por la
parte del poniente siguiendo unos venados se le fueron subiendo al cerro arriba, y como está empinado y
entonces estaba mucha parte cubierto de unos árboles que llaman quiñua y de muchas matas, por subir
un paso algo áspero le fue forzoso asirse de una rama que estaba nacida en la veta que (después) tomó
nombre de la rica. Y en la raíz y vacío que dejó conoció el metal, que era muy rico por experiencia que tenía
de lo de Porco; y halló en el suelo, junto a la veta, unos pedazos de metal que se habían soltado de ella y
no se dejaban bien conocer por tener gastada la color del sol y aguay llevólo a Porco a ensayar por guaira.
Fuente: Capoche, 1959: 77.
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