La fundación oficial y el surgimiento de centros
urbanos se debió, principalmente, a la necesidad
de la Corona de contar con núcleos para que
se estableciera la población blanca, principalmente
los encomenderos y los funcionarios. En
algunos casos, como en la región del Cusco, los
conquistadores se establecieron en los antiguos
asentamientos indígenas, pero muchas otras
ciudades fueron creadas con propósitos específicos.
A diferencia de las ciudades europeas
que nacieron como fruto de un largo proceso
histórico de división de trabajo, el surgimiento
de las ciudades americanas en la época colonial
tuvo otras motivaciones o causas. En el
caso de Potosí, aparecieron súbitamente como
campamentos mineros adosados a los lugares
de explotación.
Otras ciudades, como La Plata y La Paz,
nacieron en sitios estratégicos para el control administrativo
o comercial. Finalmente, también se
establecieron núcleos urbanos como “ciudades de
frontera” con los “indios de guerra” y como base
para incursiones militares o religiosas y también
para servir de nexo entre regiones, como sucedió
con Santa Cruz. Inicialmente, ser “vecino” de una
ciudad no era sinónimo de “habitante”: era vecino
el español, dueño de encomienda, que tuviera
“casa poblada” en la ciudad. La ciudad también
albergaba a sectores mestizos que se dedicaban al comercio, al arrieraje y a la artesanía así como
a quienes servían en casa de españoles, como
yanaconas y esclavos negros.
Antes de las ordenanzas de Toledo, Matienzo
planteó en El gobierno del Perú (1567) la forma
en que debían funcionar las ciudades. Incluso
planteó la creación de “ciudades de indios” que
debían establecerse cerca de los tambos, con
tierras adecuadas y con agua. Las autoridades
de estos pueblos debían ser las que existían en
la época de los incas. El plano de estos pueblos
fue trazado por Matienzo con una plaza central
y, alrededor, manzanas de doce varas de lado. En
la plaza debía estar la iglesia, la casa del cura, el
hospital, el cabildo, y la casa del corregidor de
indios. Posteriormente, el virrey Toledo adoptó
el sistema propuesto por Matienzo.
Cabe señalar que el concepto actual de ciudad,
identificado con un lugar geográficamente
determinado, no tiene relación alguna con la idea
que se tenía al respecto en época de la fundación
de las ciudades coloniales. En ese tiempo, se concebía
a la ciudad como un conjunto de personas
(vecinos) e instituciones (cabildo, Iglesia y otras) y
el lugar donde se asentaba dicho conjunto no eran
tan importante. Es probablemente por ello que
muchas ciudades tuvieron que trasladarse a lugares
diferentes de aquellos donde fueron fundadas. Este fue el caso, por ejemplo, de la ciudad de La Paz,
fundada en Laja y trasladada posteriormente al
valle de Chuquiago (1548) habitado por antiguos
mitimaes incas y de otros grupos étnicos.
Sucedió lo mismo con la ciudad de Santa
Cruz de la Sierra, fundada junto a la serranía de
San José de Chiquitos –en un lugar conocido
actualmente como Santa Cruz la Vieja– y trasladada
más adelante a su sitio actual. Estos casos no
fueron son los únicos; también hubo traslados en
el origen de varias otras ciudades como Buenos
Aires, por ejemplo.
La economía minera impulsada por Potosí
tuvo un papel preponderante en el proceso de
urbanización en la región. La mayoría de las
ciudades bolivianas actuales tienen la particularidad
de haber sido creadas dentro del espacio
económico generado por el mercado potosino y
de haber gravitado en la órbita de Potosí.
Poco antes de la década de 1570, marcada
por la gestión del virrey Toledo en el Perú, existían
pocas ciudades españolas en el territorio de
la Audiencia de Charcas: se trataba de Paria, La
Plata (hoy Sucre), Potosí, La Paz y Santa Cruz
de la Sierra, todavía ubicada en su asentamiento
inicial. La población urbana española no llegaba
a más de 1.500 personas, de las cuales 800 vivían
en Potosí, 200 en La Plata, 200 en La Paz y 200 en Santa Cruz, con algunos españoles dispersos
en los valles de Cochabamba y Tarija (Levillier
en Arze Quiroga, 1969).
Las ciudades también acogían a una gran
cantidad de indios que empezaron a formar los
“barrios de los indios”. Su presencia se debía a
su participación en la actividad económica de la
ciudad, en la que fueron adquiriendo una experiencia
urbano-colonial.
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