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viernes, 23 de diciembre de 2022

El intento del dominio sobre el territorio - El empeño por poblar los valles de Tarija

El resultado del avance de los incas hasta el sur de Bolivia fue la construcción de un conjunto de fuertes -ubicados en las cercanías de la ciudad actual de Tarija- que controlaban poblaciones multiétnicas (moyos moyos, carangas, apatamas, juríes, churumatas y chichas) colocadas por Topa Inca Yupanqui en el último cuarto del siglo XV para contener el avance de los grupos chiriguanos. Las primeras incursiones de los españoles al sur de Nueva Toledo comenzaron en 1538 y se intensificaron en 1573, extendiéndose por dos siglos más. En 1539, el capitán Diego de Rojas hizo su entrada a los valles de Tarija y, posteriormente, en 1540, Francisco Pizarro encomendó poblaciones que habitaban los valles orientales de Tarija en beneficio de Francisco de Retamoso y Alonso de Camargo, que ya tenía una encomienda en el valle de Cochabamba.

Cristóbal Vaca de Castro concedió encomiendas en el valle de Tarija a Pedro de Vivanco y Luis Perdomo. Pero, debido a la persistente amenaza de los chiriguanos que, entre 1540 y 1542, atacaron a los indígenas que habitaban el valle, se produjo la exterminación de cerca 300 moyos moyos y la captura de sus caciques. Para conservar a su población indígena encomendada, Luis Perdomo trasladó a algunos indígenas moyos moyos y churumatas a Copavilque, cerca de La Plata, y otros a Totora, cerca de Cochabamba. Otros moyos moyos se dispersaron sin poder volver al pie de monte de Cochabamba, su lugar de origen prehispánico, por estar su territorio ocupado por los chiriguanos. Los carangas y otros grupos también abandonaron la región de Tarija para volver a sus cabeceras étnicas (Oliveto, 2011).

Después del triunfo de Vaca de Castro sobre los almagristas en Chupas (1542), Diego de Rojas, acompañado por Felipe Gutiérrez y Nicolás de Heredia, intentó realizar una segunda entrada a los “chunchos y chiriguanaes”. El grupo que organizaron atravesó la cordillera por Tupiza y Chicoana y llegaron a Catamarca, Tucumán, Santiago del Estero, Córdoba, La Rioja y San Juan, en el territorio de los indígenas juríes, diaguitas y comechingones. Diego de Rojas murió durante un ataque de los indígenas, pero su lugarteniente Francisco de Mendoza llegó hasta Sancti Spiritus, a orillas del río Paraná, y se acercó de este modo al avance que realizó anteriormente Sebastián de Gaboto (Barragán, 2001).

Más tarde, La Gasca encomendó indígenas asentados en los valles de Tarija a Juan Sedano que tuvo que reunir a los indígenas dispersos entre las ciudades actuales de Tarija, Cochabamba y Jujuy y la quebrada de Humahuaca. A su vez, en 1548, Juan Ortiz de Zárate también recibió la encomienda de indios carangas de Tarija y Totora (altiplano), la de los chichas, unas quince estancias y un pueblo en Lípez. A consecuencia de los repartos hechos por el virrey conde de Nieva (1561-1564), también recibió a los indios tomatas. En esta época, Ortíz de Zárate, que tenía “4000 cabezas de ganado vacuno, 4000 ovejas, 500 caballos y otras tantas yeguas”, realizó una suerte de emprendimiento empresarial en Tarija: de sus estancias ganaderas, enviaba carne a Potosí donde tenía sus minas (Presta, 2000). Pese a tener estas estancias, no llegó a fundar la ciudad sino dos o tres pueblitos en el valle de Tarija y una pequeña iglesia para el adoctrinamiento de los indios fue edificada cerca de la localidad actual de Tomatas. Aunque su emprendimiento tuvo bastante éxito, los ataques de los chiriguanos se hicieron más frecuentes y tuvo que detener sus actividades.

La tensión en la frontera continuaba de modo que, en 1564, el capitán Ortíz de Zárate solicitó ayuda económica de parte de la audiencia para organizar una campaña militar contra los chiriguanos. Pese a no recibir la ayuda, obtuvo permiso para hacerla. En 1568, Pedro de Zárate también realizó una expedición contra los chiriguanos al norte de Tarija. Ninguna de éstas dio resultado y hasta, la fundación de Tarija en 1574, el lugar quedó fuera del dominio colonial pues los chiriguanos controlaban la región sometiendo a otros grupos étnicos como los chichas, cobrándoles un tributo.
Encomenderos en los valles de Tarija

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