La Paz Tranvía TLP número 5 dirigiéndose al este por la calle Comercio, en el distrito financiero de la ciudad. la línea fue más tarde movida una cuadra al norte, de la Calle Ingavi.
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sábado, 30 de marzo de 2024
miércoles, 18 de enero de 2023
Probanza de ranchería de los indios de la Villa Imperial y de su buen tratamiento. Potosí, 18 de septiembre 1565
“Muy magnífico señor Antonio de Mera, regidor de esta villa, digo que al derecho de ella conviene hacer
cierta probanza sobre razón de que los indios que residen en esta villa, para el beneficio y labores de las
minas, viven sanos y multiplican más que en otras partes y son muy aprovechados, para presentar ante su
magestad y por ella le suplicar haga mercedes a esta dicha villa de cosas convenientes al acrecentamiento
de ella o como su magestad más fuere servido…el dicho fray Antonío Trueno, prior en el monasterio de
señor Santo Domingo de esta dicha villa de Potosí, testigo presentado por el dicho Antonio de Mera, el cual
habiendo jurado según forma de derecho, y siendo preguntando por las preguntas del dicho interrogatorio,
dijo y depuso lo siguiente.
Que los dichos indios y yanaconas que así residen en las rancherías de esta dicha villa, están de su
voluntad en ella y viven contentos por la gran abundancia que tienen de comida y ropa y plata que sacan
de las minas y asi mismo ha visto que otros yanaconas del servicio de los españoles , cuando sus amos se
van fuera de esta dicha villa, se quedan en ella por el gran provecho que en ella tienen de comida y ropa
y plata y no quieren ir con los dichos sus amos, y sabe y ha visto que los dichos yanaconas e indios que así
residen en esta dicha villa comen y visten y con plata mucho mejor que no en sus tierras, porque este testigo
lo ha visto por vista de ojos, y andan muy contentos, y este testigo ha que tiene a su cargo la doctrina de
los indios de Chucuyto de ocho años a esta parte, y no ha podido con más de cuantrocientos indios que
vuelvan a sus tierras y se están en esta dicha villa, por el gran interés que de ello se les sigue; y que esto
dice y responde a esta pregunta”.
Fuente: AGI Charcas, citado en Castrellón Reyes, 2010.
martes, 17 de enero de 2023
El intento del dominio sobre el territorio - Del descubrimiento del Cerro
“Mas había de doce años que los españoles poseía este reino y no tenían noticia de la riqueza de este Cerro,
en cuyo tiempo por algunos de los nuestros se labraron las minas del asiento de Porco que era la grosedad
del reino y en su descubrimiento (del Potosí) no se halló rastro que los antiguos incas o reyes se hubiesen
aprovechado de sus minas ni se halló señal de labor (como en Porco donde la habían tenido) ora por alguna
vana observancia y ceremonia a que eran inclinados estos indios (adorando las montes señalados y piedras
singulares, la ciega y la más engañada gente, dedicándolos a su huacas o adoraciones- que era el lugar
que el demonio los hablaba y hacían sus sacrificios-, y halláose fama que queriendo los indios de Chaqui,
que es un pueblo cinco leguas de esta villa, labrarlo, había sucedido en aquella sazón una mortandad muy
grande, que atribuyendo a esto lo dejaron; y que sabido por el Inca, temeroso de estos abusos(avisos?),
mandó que no se labrase; y que los indios oyeron voces en el aire que decían que para otra gente mejor
estaba guardado y que habían de sacrificarle más que ellos) o por serle ignoto y no sabido su valor y riqueza,
teniéndola dios guardada y oculta para remedio y socorro de nuestra nación…El primero que dio noticia
de él, con manifestación y registro público, fue un indio guanca natural de Jauja, yanacona de Villaroel, que
era un español que residía en las minas de Porco. Y antes de este, el que lo descubrió y sacó plata de sus
minas fue un indio llamado Gualpa de nación chumbivillca que es(ta) en tierra del Cusco, que yendo por la
parte del poniente siguiendo unos venados se le fueron subiendo al cerro arriba, y como está empinado y
entonces estaba mucha parte cubierto de unos árboles que llaman quiñua y de muchas matas, por subir
un paso algo áspero le fue forzoso asirse de una rama que estaba nacida en la veta que (después) tomó
nombre de la rica. Y en la raíz y vacío que dejó conoció el metal, que era muy rico por experiencia que tenía
de lo de Porco; y halló en el suelo, junto a la veta, unos pedazos de metal que se habían soltado de ella y
no se dejaban bien conocer por tener gastada la color del sol y aguay llevólo a Porco a ensayar por guaira.
Fuente: Capoche, 1959: 77.
viernes, 13 de enero de 2023
El intento del dominio sobre el territorio - Potosí antes de 1570
Según la historia tradicional que recogía la versión
de cronistas coloniales como Cieza de León
(1553), Acosta (1550), Capoche (1585), Benino
(1573) y posteriormente, Arzans de Orsúa y Vela
(1737), el “descubrimiento” del Cerro Rico de
Potosí se debió al indio Diego Guallpa, llevado
de la mano por la divina providencia.
Recientes excavaciones arqueológicas muestran
que el asentamiento prehispánico de Potosí
era un sitio densamente poblado con una gran producción agrícola, asociada con la actividad
minera. Los sitios arqueológicas prehispánicos
muestran una continuidad desde el Arcaico Superior
hasta el contacto hispano-indígena o inca-
colonial (Cruz, Absi, 2005). Las prospecciones
llevadas a cabo por los arqueólogos evidencian
la magnitud de la ocupación poblacional de la
región antes de la llegada de los españoles con
una gran superficie de producción en diferentes
micro-nichos ecológicos. Además, los frutos
producidos en esta zona fueron llevados a otras
regiones. No obstante, la actividad minera y metalúrgica
ocupaba un segundo plano. La cultura
material que se expresa en diferentes estilos cerámicos
manifiesta una alta heterogeneidad cultural
en un territorio multiétnico con la pesencia de
grupos originarios de Carangas y otros miembros
de la confederación caraqara charcas. En
la cumbre de Potosí se encontraba el adoratorio
más importante de la región que probablemente
fue dedicado al Sol.
Sin embargo, ninguno de los cronistas
tempranos ha evocado el poblamiento indígena
de Potosí: aquello significaría, de acuerdo a los
historiadores contemporáneos, su intención de
legitimar la apropiación de los fabulosos yacimientos
argentíferos por los españoles. Se ha
elaborado una historia oficial que presentaba la
región como desértica y estéril, ocultando su pasado
prehispánico. La fecha del “descubrimiento”
también suscitó el interés de los historiadores. La
famosa descripción del descubrimiento del Cerro
transmitida por los cronistas es interpretada por
los historiadores como un protocolo simbólico
llevado a cabo conjuntamente por incas y españoles.
Las figuras de Guallpa y su acompañante también
fueron cuestionadas. Diego Guallpa no era
un indio común y corriente: pertenecía al grupo
de los incas guallparocas asentados en las tierras
de La Plata antes de la llegada de los españoles; algunos de ellos eran yanaconas huayradores. Su
padre, Alcaxuca, fue el principal del ayllu hanansaya
de la localidad de Yanqui (Chumbivilcas); pero,
sobre todo, era el guardián más alto de la élite inca
(Platt y Quisbert, 2007, 2008). Su acompañante
en el descubrimiento fue Challco, hijo de Challco
Yupanqui, gobernador del Collasuyu y sacerdote
del Sol en Copacabana, de la panaca o familia
noble de Viracocha Inca. Aunque Guallpa conocía
las vetas más ricas de Porco, no transmitió
a los españoles los conocimientos metalúrgicos
necesarios para su beneficio.
En los primeros decenios de la explotación
colonial de la plata de Potosí, la metalurgia quedó
en manos de yanaconas huayradores indígenas
que constituían 80% de los yanaconas o mano
de obra especializada y libre. Esto permite concluir
que el proceso metalúrgico pudo quedar
bajo control inca hasta las reformas toledanas
(Bakewell, 1989; Escobari, 2001/2005). El sistema
de yanaconazgo fue, a la larga, el producto de
las fugas de los indígenas de la comunidad o de
encomienda que se escapaban de su encomendero
o curaca y buscaban la protección de un señor
o amo. En los años 1550-1570, los yanaconas
estuvieron exentos de pagar el tributo y libres
de la presión ejercida por sus jefes étnicos. Por
otro lado, a Potosí acudían los indios que se empleaban
en las minas para obtener dinero para el
pago del tributo.
La minería de la plata había convertido a
la jurisdicción de la Nueva Toledo en el centro
económico más importante de América. A partir
de 1545, cuando se empezó a explotar las vetas del
Cerro Rico de Potosí y se hicieron los primeros
registros de las vetas de la mina, comenzaron
a llegar miles de españoles e indígenas. En las
cercanías del cerro ya había tres asentamientos
donde residían 2.500 indígenas: uno de ellos
era Cantumarca y otro quedaba entre la laguna
de Cari Cari y Wiñayrumi. El poblado español
empezó con la edificación de casi cien casas en
los lugares más secos alrededor de la laguna, en
el mismo lugar donde hubo un poblado de tributarios
de los incas que fabricaban pedernales para
ser usados como hachas, picos y puntas de flechas
(Arze Quiroga, 1969). Posteriormente, la laguna
tuvo que ser desecada para acoger a la creciente
población y allí fueron construidas casas y se
formaron, de manera desordenada las primeras
calles. Según un dibujo de Cieza de León que
se encontraba en Potosí en 1549, el poblado se organizó a los lados de un arroyo y se caracterizó
por tener un enorme mercado.
Además, en pleno centro de la ciudad se
estableció un q´atu (mercado) de metales donde
“se sienten indios e indias muy juntos por hileras,
con algún orden y paréceme que serán de cuatrocientos
a quinientas personas las que vienen
con metal para vender” (Capoche, 1959 [1585]).
Según las actas del cabildo de 1567, se reconocía
la necesidad de dar un lugar adecuado para el
mercado y, en 1569, ya se habilitó tres o cuatro
plazas más para la venta de la plata, colindando
con los sitios donde se vendía coca y víveres. Muy
pronto Potosí se convirtió en una ciudad-mercado
donde se vendía todo tipo de mercancías y
donde la élite indígena tuvo, desde un inicio, un
destacado protagonismo.
El crecimiento de la ciudad sobrepasó todas
las previsiones y, mientras otras ciudades de
españoles tuvieron un crecimiento lento, ésta lo
hizo desaforadamente. La población española se
ubicaba en los alrededores de la plaza mayor, mientras
que la población indígena se estableció en las
rancherías compuestas por ranchos o viviendas de
tipo rural ubicadas cerca del cerro. Antes de 1570,
fueran creadas siete parroquias para indígenas
provenientes de las encomiendas o que alquilaban
su fuerza de trabajo en Potosí como los lupacas
(Medinacelli, 2008). En 1577, Juan de Matienzo,
nombrado corregidor y justicia mayor por el virrey
Toledo, hizo un repartimiento de indios según su
origen étnico para lograr una mayor eficiencia en
el trabajo.
Hacía la década de 1560, era notoria la
inquietud por la higiene y la salubridad urbana
puesto que la ciudad representaba un laberinto de
calles y callejones. En 1565, el cabildo de Potosí
publicó ordenanzas para el aseo y buen orden de
la villa donde se expresaron las preocupaciones
por mantener separados los espacios indígenas y
españoles de la villa, así como las “inconveniencias”
de que mestizos y negros vivieran en las
rancherías de los indios. Según algunos autores,
en 1548, se constituyeron las primeras iglesias la
de Anunciación -posteriormente conocida como
San Lorenzo- y de Santa Bárbara, aunque otras
fuentes indican que el primer convento fue el
de San Francisco. En 1555 también se fundó un
hospital tanto para españoles como para los indios
para atender a enfermos y heridos resultantes del
trabajo minero (Escobari, 2001/2005).
El 18 de agosto de 1559, el asiento minero
de Potosí recibió el título de “Villa Imperial” y
alcanzó un nivel más alto en la jerarquía urbana charqueña. Debido a la cercanía de la ciudad de
La Plata, no se podía crear otra ciudad próxima
con la misma categoría. Por esta razón, Potosí
obtuvo el nombre de villa y no de ciudad; pero el
apelativo de “Villa Imperial” investía de grandeza
a sus pobladores. Según la tradición, en el primer
escudo de armas se inscribió la divisa: “Soy el rico
Potosí, del mundo soy el tesoro, el rey de todos
los montes y la envidia de los reyes”.
lunes, 9 de enero de 2023
El intento del dominio sobre el territorio - La organización espacial colonial de La Plata
“En la ciudad de La Plata, los indígenas aún vinculados a sus ayllus de origen circunscriptos a los pueblos de
reducción comarcanos se relocalizaron alrededor de las parroquias de San Sebastián y San Lázaro, de las que
se convertían en feligreses. Los mejor avenidos, no necesariamente por virtud de las jerarquías prehispánicas
sino por el éxito económico, accedían a viviendas más sofisticadas o elegían habitar en otros barrios de la
ciudad, apenas alejados del centro gubernamental y comercial, y en torno a las Parroquias de la Merced y
San Agustín. Esta nueva organización espacial colonial en barrios y en terrenos más compactos y delimitados
coincidía con las nuevas relaciones de producción y, por ende, con la modificación del paradigma de
género que respondía a nuevas actividades, roles y representaciones de los actores sociales….Los indios,
otrora “dueños” de la tierra ahora convertida en espacio urbano, iban a regresar, emigrar y asentarse para
reapropiarse y resignificar el paisaje creado por los españoles para implantar el dominio colonial”.
Fuente: Presta, 2010.
domingo, 8 de enero de 2023
El intento del dominio sobre el territorio - La fundación de Porco
La explotación de la plata en el asiento de Porco,
denominado por Presta (2010) como “la primera
joya de la Corona” se produjo desde la época
prehispánica. El proyecto Porco-Potosí en el sitio
arqueológico llamado por la población local como
Huyaurachina Alta mostró la presencia de asentamientos
incas que también fueron explotados
durante el período colonial temprano (Cohen,
Rehren, Van Buren, 2010). Los historiadores
también sostienen que las minas de Porco fueron
explotadas por los incas y por los mallkus locales
debido a que las minas estaban en el territorio
del grupo étnico visisa que formaba parte de la
Confederación caracara-charcas.
Por esta razón, la entrega de las minas de
plata de Porco a los españoles fue realizada por
el señor de los indios charcas, Coysara, tras la derrotaderrota
que sufrieron las fuerzas aliadas indias frente
a los españoles en la batalla de Cochabamba
(1538). Se sostiene que Tata Purcu fue el patrón
sagrado de la minería, la guerra, la fecundidad y
la salud, la huaca consagrada al rayo de los de las
siete naciones de Charcas y un importante centro
ceremonial. Esto explica que el sumo sacerdote
Villac Uma también participó en el acto de la
entrega de las minas. Según relatan los documentos,
Hernando Pizarro fue llevado por los indios
a Porco donde se le adjudicó varias minas; entre
ellas, la que se creía que era del Inca Huayna
Capac fue destinada a Carlos V. La entrega de
las minas antes ocultas, significó una transferencia
simbólica y material de poderes, porque
Porco tenía un alto valor simbólico como un
bien preciado que se entregó al Rey, como antes
había sido ofrecido al Inka, en señal de sumisión
y de lealtad, reconocimiento simbólico-religioso
de la soberanía del Rey de Castilla a la vez que
le comprometían a un “pacto de reciprocidad”
(Platt et al., 2006).
Los mallkus entregaron los primeros mitayos
a los españoles que empezaron a trabajar las minas
de plata. Mientras Hernando Pizarro se fue
a España, sus minas fueran administradas por su
mayordomo Pedro de Soria y otros veinte españoles.
Como Hernando nunca volvió a Charcas,
se considera que fue Gonzalo Pizarro el que inició
la explotación minera en Porco. A raíz de los repartimientos
realizados por Francisco Pizarro, los
hermanos Pizarro recibieron tierras pobladas por
aproximadamente 30.000 indígenas que rodeaban
el yacimiento de Porco y el futuro asiento de
Potosí. Tomando en cuenta los recursos mineros y humanos, los Pizarro tuvieron acceso a la parte
más rica de Charcas, pero se cuenta con pocos
datos acerca de los primeros años de explotación.
Este yacimiento albergó a una gran población
conformada por mineros, indígenas, españoles,
negros, yanaconas e indios de encomienda y su
producción fue destinada a solventar cuatro años
de guerra, entre 1544 y 1548 (Presta, 2008).
Después de las guerras civiles, las posesiones
de los Pizarro fueron confiscadas y hubo
nuevos repartos de las minas y de los indios a
encomenderos como Polo de Ondegardo y Juan
Ortíz de Zárate. Pero algunos de los antiguos
encomenderos como Álvarez y Lope de Mendieta
supieron cambiar a tiempo de bando y, por ello,
aumentaron sus riquezas. Sus encomendados fueron
los indios carangas, los más experimentados
en la minería de Porco: disponían de ganado, un
insumo indispensable para el trabajo minero, y
empezaron explotar simultáneamente las minas
de Porco y de Potosí. Ante el mayor potencial y
a la riqueza creciente de Potosí por un lado, la
inundación crónica de las minas y la falta de la
mano de obra, Porco fue perdiendo importancia.
Sin embargo, aunque opacado por la grandeza de
Potosí, este asiento minero siguió siendo explotado
a lo largo de la época colonial.
sábado, 7 de enero de 2023
El intento del dominio sobre el territorio - De la fundación de la villa de Plata, que está situada en la provincia de los Charcas
“La noble y leal villa de Plata, población de españoles en los Charcas, asentada en Chuquisaca, es muy
mentada en los reinos del Perú y en mucha parte del mundo, por los grandes tesoros que della han ido
estos años a España. Y está puesta esta villa en la mejor parte que se halló, a quien (como digo) llaman
Chuquisaca, y es tierra de muy buen temple, muy aparejada para criar árboles de fruta y para sembrar trigo
y cebada, viñas y otras cosas. Las estancias y heredamientos tienen en este tiempo gran precio, causado por
la riqueza que se ha descubierto de las minas de Potosí. Tiene muchos términos y pasan algunos ríos por
cerca della, de agua muy buena, y en los heredamientos de los españoles se crían muchas vacas, yeguas y
cabras; y algunos de los vecinos desta villa son de los ricos y prósperos de las Indias, porque el año de 1548
y 49 hubo repartimiento, que fue el del general Pedro de Hinojosa, que rentó más de cien mil castellanos,
y otros a ochenta mil, y algunos a más. Por manera que fue gran cosa los tesoros que hubo en estos tiempos…
y digo que, sin los pueblos ya dichos, tiene esta villa a Totora, Tapacari, Sipisipe, Cochabamba, los
Carangues, Quillanca, Chaianta, Chaqui y los Chichas, y otrós muchos, y todos muy ricos, y algunos, como
el valle de Cochabamba, fértiles para sembrar trigo y maíz y criar ganados.
Fuente: Cieza de León, 1971.
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