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martes, 2 de mayo de 2017

Academia Boliviana de Historia Militar

La Academia se enorgullece de sus 38 años de servicio a nuestra patria, los que se han materializado en una extensa edición de libros, ensayos históricos, gacetas académicas, publicaciones varias y en la conducción de conferencias, talleres, coloquios, exposiciones y otras actividades relacionadas a la historia militar de Bolivia.

Además del museo de la guerra del Chaco y la biblioteca especializada, la Academia cuenta con un hermoso salón de honor y una pinacoteca, junto a un edificio declarado Patrimonio Histórico de la ciudad de La Paz. Es que en esta consonancia, la Academia Boliviana de Historia Militar en su postulado tiene una doble significación: Por un lado, mantener latente nuestra reivindicación marítima hasta el retorno a nuestras costas en el Pacífico; y por otro lado, la noble misión de formar patriotas, a través del culto a la historia militar, maravillosa, legendaria y épica.

Este recinto maravilloso que nos envuelve hoy, el Palacio Goitia, que encierra tantas leyendas del pasado histórico de esta heroica Plaza Murillo, también albergó el primer cine –biógrafo– y un restaurante, el más elegante de la ciudad de La Paz. En su solar se dio el almuerzo de despedida a los oficiales de los “Tres pasos al frente”, que se dirigieron al frente de batalla en la guerra del Chaco, de los cuales casi ninguno volvió con vida.

Durante la colonia, en el edificio estaban instaladas las milicias españolas, con sus dos túneles secretos, que nos recuerdan el dramático cerco que sufrió la ciudad de La Paz impuesto por Túpac Catari en 1781, que sirvió para la huída de los españoles en los levantamientos indígenas.

Se comprende que la doctrina militar se asienta principalmente en la historia, y esta nos permite filosofar, analizar y producir las bases históricas e ideológicas de la milicia, construir un pensamiento militar, una visión estratégica, y este, al mismo tiempo, nos da el reto mayor, bolivianizar el pensamiento militar que permitirían el salto cualitativo a la Academia, abriendo sus puertas a todo militar y ciudadano, y cubrir todo el espacio geográfico del país con su pensamiento.

Integrar su accionar equitativamente con la mujer, considerando su estirpe guerrera, necesaria espiritualidad para fortalecerlo necesitamos del valor, vigor y la entrega de Juana Azurduy –heroína de la independencia de las tierras del Alto Perú-. Muchos dirán, que todo esto es un sueño, pero ya lo dijo el gran Libertador Simón Bolívar: “...SOLO LOS HOMBRES SOÑADORES ALCANZAN GRAN-DES REALIZACIONES...”, y cuando se refería a los hombres hablaba de instituciones, creía profundamente en ellas, adelantándose a su tiempo.

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