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sábado, 9 de octubre de 2021

Historia prehispánica: Las Tierras Bajas, Pasado prehispánico de la Chiquitania

 Datos arqueológicos y registros en la Chiquitania (Prümers, 2002; Riester, 1981), denotan que la población de estas regiones se remonta por lo menos al 500 d. C. Al parecer, dichas poblaciones constituían sociedades con niveles de complejidad poco entendidos y discutidos por los investigadores.

La arqueología del Departamento de Santa Cruz, como parte del conjunto de las Tierras Bajas, no fue muy explorada. Sin embargo, existen algunos documentos que presentan datos muy interesantes sobre la producción cultural prehispánica de sus antiguos habitantes como datos sobre El Puente, Piedra Marcada, San Ignacio de Velasco y Pailón (Prümers, 2002). Es importante mencionar que en la obra de Riester (1981) existe un buen compendio de sitios de arte rupestre en todo el departamento.

En la región chiquitana se realizaron varios trabajos de registro de sitios de arte rupestre existentes, sobre todo en las serranías de Santiago y San José de Chiquitos (Kaifler, 1993, 1997, 1999, 2002, Pia 1987, 1997). Uno de los primeros registros corresponde a Jorge Arellano, Danilo Kuljis y William Kornfield (1976) y luego fue documentado más detalladamente por Sergio Calla (2005).

Los primeros trabajos a nivel regional en estas serranías fueron realizados por Marcos Michel y Sergio Calla (2001). Dicho estudio fue denominado “Arqueología del Valle Tucavaca, Serranías de Santiago y Chochis” y consistió en un diagnóstico encargado por la Fundación para la Conservación del Bosque Chiquitano. La prospección arqueológica regional llevada a cabo por Lima (2006) en 38 sitios, permitió identificar claros componentes culturales asociados tanto al área amazónica como al Chaco, denotando la importancia de la Chiquitania como zona de contacto y alta movilización en el pasado. Excavaciones en los últimos años en San José de Chiquitos (Chiavazza y Prieto, 2006; Delfor Ulloa, 2007) buscando restos de la primera ciudad de Santa Cruz, fundada en el siglo XVI, permitieron reunir una interesante colección de materiales que permiten una localización sistemática de los restos.

A un nivel etnohistórico, los trabajos pioneros de Métraux (1942) y Susnik (1978) revelaron la enorme diversidad de grupos y lenguas en la región chiquitana. La misma fue estudiada sistemáticamente por Combès (2008). En base a los datos de las fuentes tempranas, la misma investigadora puso en evidencia el intenso comercio de metal que unía, en los tiempos prehispánicos, las tierras altas con la Chiquitania y, más allá, hacia el Océano Atlántico.


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