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lunes, 7 de agosto de 2017
6 de Agosto: Sesiones reservadas e identidad boliviana
Cuando hoy se recuerda el 192 aniversario de la independencia de Bolivia, dos historiadores, Joaquín Loayza y Norberto Benjamín Torres, ambos integrantes de la Sociedad Geográfica y de Historia Sucre, destacan, cada uno por su lado, detalles poco conocidos de la creación de la nueva república.
Torres menciona que las sesiones de la Asamblea Constituyente previas a la del 6 de Agosto de 1825 eran reuniones secretas y se asentaban en actas. Tenían el propósito de definir los elementos que luego serían firmados y acordados para el nuevo país.
Loayza, por su parte, reflexiona acerca de la identidad boliviana, indicando que el ser nacional comenzó a gestarse en la antigua Real Audiencia de Charcas (VER RECUADRO APARTE).
Las sesiones reservadas
En el proceso de discusión y debate previo al 6 de Agosto, el abogado José Mariano Serrano cumplió un rol fundamental, como letrado y académico entendido en leyes, para la redacción del Acta de Independencia.
En agosto de aquel año, según la investigación de Torres, se realizaron cinco sesiones secretas: el lunes 1, viernes 5, lunes 15, sábado 20 y el sábado 27. El historiador extractó del Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia (ABNB) algunos apuntes de las actas de las dos primeras sesiones que aquí comparte con ECOS.
1 de agosto de 1825
“Se puso al conocimiento de la Asamblea compuesta de los señores Diputados del margen, el oficio que al Señor Presidente de este Departamento remitió el del Departamento de Santa Cruz, significando, que el Presbítero Cortés, electo Diputado por Mojos carecía de suficiencia, representación y moralidad para el desempeño de tan alto cargo, y que su nombramiento fue efecto de la colusión, como lo eran todos los actos populares de aquel Departamento, en que no se conoce el espíritu público: que por estos motivos creía anular aquella elección, para lo que solo esperaba que se le conteste” (sic), dice el acta, de aquel día, que lleva las firmas de José Mariano Serrano, como Presidente, y de José Ignacio San Ginés, como Diputado Secretario.
Luego, según el mismo documento, se produce una discusión del punto. Por ejemplo, “el Señor Olañeta tomó la voz, y dijo, que si en verdad el presbítero Cortes era del carácter que se había insinuado sería indecoroso admitirlo en el seno de la Asamblea” (sic).
5 de agosto de 1825
En esta oportunidad, se pusieron a consideración de la sala un total de seis proposiciones. La primera, “si la declaración de independencia se comunicará a su excelencia el Gran Mariscal de Ayacucho para que la transmita al conocimiento de su excelencia el Libertador. Segunda: si se dictará un decreto de premios a los señores Libertadores y Ejército Unido Libertador (…)”.
Se votó aprobando las seis propuestas y más tarde, según la investigación de Torres, se leyeron proyectos de ley presentados. “Uno de ellos contenía la propuesta de un escudo nacional para la futura república de Bolívar, con la siguiente descripción heráldica: Las armas de la república constarán de un escudo dividido en cuatro cuarteles, y un óvalo en medio, en este irá el sol en campo celeste, a la derecha del cuartel superior cinco estrellas en campo rojo, que denoten las cinco provincias y a la izquierda, el cerro de Potosí, en campo blanco. A la derecha del cuartel inferior el árbol ananás, en campo pajizo, y a la izquierda dos chinchillas en campo verde. El escudo tendrá a la cabeza por timbre la gorra de la libertad”.
Otro proyecto describía la moneda nacional: “la ley de la moneda, será la misma que hasta aquí más para distinguirla, se pondrá en el anverso el cerro de Potosí con el sol encima, y en la circunferencia estas palabras: República de Bolívar, con más el lugar donde se acuña, y las iniciales de los ensayadores. En el reverso, se presentará el árbol de la libertad coronado de cinco estrellas y dos chinchillas al pie, y en la circunferencia estas palabras: con unión, firmeza, orden y ley. La moneda de oro llevará además en el reverso, trofeos militares” (sic).
Un tercer proyecto de ley proponía el pabellón y la bandera, para que sirvieran de divisa a la República: “El pabellón y bandera de la república de Bolívar se compondrán de cinco estrellas verdes en campo rojo, llevando las mayores las armas designadas. La escarapela, será de color rojo y verde interpolado”.
6 de Agosto de 1825
El sábado 6 fue el día dedicado a la sesión pública, apunta Torres. En esa ocasión “votaron por las opciones: anexar estas provincias al Perú, anexarse a Argentina o crear un nuevo Estado, soberano e independiente”. El doctor Serrano, presidente de la Asamblea, redactó el acta fundacional de la nueva República.
Muy pocos diputados asistieron a todas las sesiones (ordinarias y secretas). El historiador los menciona a continuación: Martín Cardón (La Paz) y Manuel José Calderón (Potosí). “Sin embargo, ninguno de los dos participaron en los debates, Manuel Anselmo Tapia (Potosí) asistió a todas las sesiones ordinarias y a cuatro de las sesiones secretas”.
El diputado que asistió a menos sesiones fue el cochabambino Manuel Mariano Centeno, con 14 sesiones ordinarias y cuatro secretas. Los cruceños Vicente Caballero y Antonio Vicente Seoane asistieron 19 y 16 veces a las ordinarias, 3 y 2 a las sesiones secretas, respectivamente.
“Es interesante tomar nota que ninguna sesión secreta tuvo asistencia completa. La única sesión que contó con la asistencia de cuarenta y ocho diputados, fue la número 19 del viernes 19 de agosto”, concluye Torres. •
Joaquín Loayza: De charqueños a bolivianos
“Desde la época precolombina se suscitaron hechos muy importantes en lo que hoy es Bolivia, como la guerra entre los incas y los chiriguanos y posteriormente la conflagración entre los españoles y chiriguanos, que posibilitó el establecimiento de una frontera no sólo militar, sino también económica y sobre todo cultural, desatándose una serie de fenómenos culturales y sociopolíticos que luego formaron parte del sentimiento de identidad, del ser boliviano a partir del 6 de agosto”, sostiene el ex director del Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia Joaquín Loayza.
Él enfatiza que cuando el actual territorio boliviano se llamaba Real Audiencia de Charcas ya existían hombres y mujeres con valores y principios de autoidentificación, con una prehistoria e historia establecidas, con una geografía y sociedad establecidas, un proceso de desarrollo económico concreto y con hechos históricos y geopolíticos muy precisos.
Uno de ellos es el descubrimiento del Cerro Rico de Potosí. A partir de la explotación de la plata se estableció un sistema económico en diversas regiones (de lo que hoy es Bolivia), donde incluso había sectores que hoy no pertenecen al país, como el sur y el norte peruano y el norte argentino.
El sistema económico se especializó en diferentes producciones; por ejemplo: agrícolas, ganaderas, vitivinícolas, industriales y artesanales. Todos constituían un mercado interno que hizo posible la existencia de Potosí.
“Otro acontecimiento fundamental fue la creación primero del Obispado y luego del Arzobispado de La Plata, que generaron un sentimiento de identidad con instituciones como su capilla de música, donde se reunieron maestros de Charcas y músicos que llegaron de Europa y de otros lugares de América”, dice el investigador a ECOS.
Menciona que la creación de la Universidad San Francisco Xavier de Chuquisaca tuvo un papel muy influyente en la creación del sentimiento de identidad nacional, lo mismo que las Misiones en Chiquitos fueron esenciales para entender lo que significa ser “charqueño” y, ahora, boliviano.
Es decir, de acuerdo con este estudioso, Bolivia no existe por casualidad. “Antes de la Guerra de la Independencia, en las insurrecciones ya existía un principio y sentimiento de identidad nacional, cultural, política e ideológica que era diferente a la identidad del peruano, brasileño, chileno o argentino. No fue el obsequio de una persona: este país se fue haciendo desde antes de la conquista”, puntualiza Loayza.
Así, la geografía, la cultura, la economía, la política y los hechos históricos se trasuntaron después en valores culturales como la cueca, el bailecito, el huayño, las comidas picantes con ají, maní y papa.
Incluso en la forma de hablar del boliviano, “que muchas veces mezcla el español charqueño boliviano con el quechua, dando lugar al ‘quechuañol’, que conjuga verbos en quechua con el castellano, resultando palabras como ‘chachear’, ‘capujar’, ‘ch’aquí’; o el uso de adjetivos o sustantivos en quechua que se vuelven como verbos en español, por ejemplo de ‘silpar’ (adelgazar) deriva el silpancho”.
En suma, resume Loayza, “la república boliviana nace porque existían charqueños que decidieron ser bolivianos”.
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