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martes, 1 de noviembre de 2016

Mariano Antezana, un mártir de 1812

La caracterización de las heroicas acciones de los protomártires de 1809-1812 por la lucha de la independencia nacional y liberación de los pueblos sometidos al régimen colonial español, así como la confirmación de sus principios y valores, constituye una magna tarea que realiza la generación de historiadores revisionistas que en la actualidad produce una serie de notables investigaciones en artículos, folletos y libros de gran significado.

Entre esas investigaciones se encuentra una muy relevante publicada por el historiador Juan Edmundo Arze en la edición del periódico Los Tiempos del 5 de junio pasado, bajo el título “Mariano Joaquín Antezana, mártir de la patria”, que aporta datos extraordinarios sobre el ilustre prócer, obtenidos en fuentes primarias de Cochabamba, concretamente en el Archivo Histórico Municipal, en el Archivo de la Gobernación y, especialmente, en el Archivo Eclesiástico de la Parroquia de Santo Domingo donde están las partidas de su bautizo, matrimonio y entierro.

Son trascendentales los datos que aporta el historiador J.E. Arze que, por ejemplo, constata (según partida de bautismo registrada en el Archivo de dicha Parroquia) la fecha del bautizo de Mariano Antezana, el 6 de febrero de 1773, cuando el Presbítero Manuel Daza le puso “óleo y chrisma a Mariano Joaquín, de edad de año”; lo que coincide con el conocido dato de que Mariano Joaquín (y no Joaquín Mariano, como se creía) nació en fecha 13 de marzo de 1771. Señala el historiador citado que para 1805 también fue Juez Diputado de Comercio de Cochabamba por el Consulado de Buenos Aires. Este período coincidió con la dinámica actividad de Antezana en el comercio exterior y su participación en la defensa de Buenos Aires frente a las invasiones inglesas de 1806-1807; a lo que se debe sumar que en la Lista de Diputados Provinciales del Consulado de Buenos Aires (de 1794 a 1811) efectivamente, para 1805, figura Mariano Antezana como cónsul en Cochabamba y para el mismo año figuran por La Paz, Manuel Ignacio Zavala; por Chuquisaca, Martín Marquiegui; por Potosí, Antonio Gonzáles; por Oruro, José Ruiz de Sorzano; por Jujuy, Diego Pueyrredon; por Salta, Antonio Moldes y por Tucumán, Salvador Alberdi. Otro dato notable que proviene del Archivo Histórico Municipal es que era propietario de la casa situada en la calle San Juan de Dios (hoy calle Esteban Arze), registrada como “Casa de don Mariano Joaquín Antezana, de altos y bajos situada a la media cuadra de la Iglesia Matriz en frente”.

Acerca de su figura, Edmundo Arze reitera la descripción de Juan de la Rosa que lo fisonomiza como de mediana estatura, un poco grueso, sin barba, con ojos claros, mirada apacible, frente rodeada de tez blanca y de cabellos castaños; descripción que se puede complementar con la del historiador Macedonio Urquidi, quien lo retrata como “… alto de estatura y recia complexión, de hermosos ojos celestes y luenga barba. Su rostro simpático y distinguidos modales, denotaban su alcurnia y exquisita cultura”. En su artículo J.E. Arze destaca los valores humanos y la personalidad de Mariano Antezana y señala que fue “… un hombre valiente, de integridad espiritual poco común, de gran voluntad frente a la encrucijada de cruentos y embrollados conflictos políticos que le tocaron vivir” y que “recibió buena educación, hombre decidido en su acción, instruyó formas nuevas de convivencia humana en una entrega sin condiciones por los ideales, dueño de sus acciones y respetable. Un criollo acaudalado nacido en la ciudad de Cochabamba”.

A lo cual agrega que estudió Leyes en la Universidad de Córdoba, Argentina, donde obtuvo el título de abogado. A partir de su retorno a Cochabamba, Mariano Joaquín se habría dedicado al comercio con Lima, Buenos Aires y París. La novedosa información histórica de J.E. Arze también hace referencia a la defensa de la Segunda Revolución de Cochabamba (que empezó el 29 de octubre de 1811 y concluyó el 27 de mayo 1812) y también menciona —en base al conocido parte del soldado Turpín— las pugnas entre Mariano Antezana y Esteban Arze; justo en la etapa más crítica, cuando el Ejército enemigo se encontraba en pie de guerra, predispuesto a sofocar esta revolución a sangre y fuego.

Asimismo, Arze menciona la participación de Mariano Antezana en su calidad de Presidente de la Junta y Prefecto de la Provincia de Cochabamba, durante el 27 de mayo de 1812 en la batalla de La Coronilla (conocida en esa época como la Batalla de los Cañones de Estaño) y cómo fue apresado al día siguientepor las huestes del ejército de Goyeneche quien —paralelamente al saqueo de la ciudad como botín de guerra, durante dos días— decidió su ejecución. En esta circunstancia Antezana exclamó “Amo la libertad de mi país, abdicar de mis convicciones sería traicionarlas; prefiero la muerte a ser traidor”, para concluir diciendo a viva voz “¡Viva la Patria, muera el Rey!”, momento en que fue fusilado a las 3 de la tarde en la acera del Sol de la actual Plaza 14 de Septiembre, para luego ser decapitado y descuartizado. Considerando que nació el 13 de marzo de 1771, Mariano Antezana murió de 41 años, dos meses y 14 días, aquél día 28 de mayo de 1812 en el que se celebraba la festividad religiosa de Corpus Christi. El mismo miércoles 28 de mayo, Goyeneche mandó ejecutar por fusilamiento, horca y garrote vil a 34 patriotas sentenciados por el Tribunal de Pacificación de Sangre. Entre ellos al Asesor Letrado de Antezana, don Agustín Ascui, con quien había participado en la mencionada defensa de Buenos Aires contra los ingleses.

Según el artículo de Edmundo Arze, en el Libro de Entierros de Españoles de 1812 se registra con fecha 28 de junio de este año, que “murió en la comunión de los fieles… cuyo cuerpo fue sepultado al día siguiente en la Iglesia Matriz, con oficio rezado”. Este dato merece un análisis especial, pues existen versiones que indican que, luego de ser decapitado, el cuerpo descabezado de Mariano Antezana fue arrastrado hasta la Colina de San Sebastián donde fue crucificado y expuesto durante varios días, para escarmiento persuasivo de los insurgentes. Si consideramos que el registro eclesiástico del entierro es del 28 de junio y fue ejecutado el 28 de mayo, entonces el cuerpo del héroe habría estado a la intemperie durante un mes después de su cruel asesinato.

Al concluir su artículo Arze resalta, con toda precisión, que Mariano Antezana fue “Mártir de la Patria y uno de los primeros artífices y visionario de abrir nuevas épocas… un verdadero revolucionario en pos de un verdadero proceso de cambio y descolonización”.

En definitiva, la investigación comentada no sólo es una extraordinaria contribución para el estudio bibliográfico del prócer Mariano Antezana, sino que las referencias sobre su educación académica en la Universidad de Córdoba, su función de Diputado Provincial de Comercio por Buenos Aires y, especialmente, sus discrepancias con Esteban Arze en plena guerra contra el Ejército comandado por Goyeneche, dan pie a que se publiquen nuevos trabajos en los que se profundice la aclaración sobre la vida y obra del gran patriota y, finalmente, se le haga justicia otorgándole los honores que se merece; sin limitarse al beneficio de billetes de crédito público que en junio de 1827 otorgó el Gobierno del Mariscal Sucre a su viuda, Juana de Dios Barbeito, “… en atención a los servicios prestados a la causa de la Independencia por el Dr. Don Mariano Antezana”, según notable documento histórico citado por Edmundo Arze.



“Arze resalta, con toda precisión, que Mariano Antezana fue “Mártir de la Patria y uno de los primeros artífices y visionario de abrir nuevas épocas… un verdadero revolucionario en pos de un verdadero proceso de cambio y descolonización”

(*los autores son descendientes de Mariano Joaquín Antezana).

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