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martes, 6 de junio de 2017

Venta de reliquias de cobre y bronce, un gran negocio en El Alto

LAS COCINERAS DE CHICHARRÓN DE CERDO USAN OLLAS DE COBRE PARA DARLE MÁS SABOR A SU COMIDA | EN LA FERIA 16 DE JULIO SE PUEDE ENCONTRAR ESTOS OBJETOS A PRECIOS DE ENTRE BS. 50 Y MIL.

La venta de cobre y bronce es un buen negocio pues existen bastantes compradores de reliquias que fueron construidas en estos materiales como portarretratos, candelabros, platos, bandejas, copas de vino, lámparas, entre otros objetos que tienen hasta más de 80 años.

Lola Cusicanqui, de 55 años, es madre de dos jóvenes de 13 y 15 años, se dedica a la venta y compra de objetos hechos de estos materiales de cobre y bronce desde hace 20 años, su puesto de venta está a la altura del riel, en la avenida Panorámica a unos pasos de las gradas de la segunda pasarela, que fue removida por un accidente de tránsito en febrero pasado.

“Tenemos varios productos de bronce y cobre como ollas, cucharas, copas de vino, bandejas, lámparas y candelabros con ornatos de bronce; en decoraciones tenemos colgadores de pared, portarretratos y espejos”, cuenta Cusicanqui a OH!



LAS COCINERAS DE CHICHARRÓN

A pesar de que el cobre tiene un precio mayor que el de bronce, la caserita Lola Cusicanqui cuenta que uno de los objetos que más le compran son las ollas y sartenes de cobre que son adquiridos por las cocineras de chicharrón de cerdo, que también se puede encontrar y degustar en la misma feria alteña.

“Tengo ollitas de cobre, esas las vendo a mis caseras que siempre me piden que se las guarde, la mayoría de ellas son cocineras de chicharrón de acá de la misma feria (16 Julio) y es que en las ollas de cobre el sabor es mucho mejor. Hay de todo precio, desde Bs. 50 hasta Bs mil”, dice Cusicanqui.

Las cocineras tienen una preferencia especial por las ollas y sartenes de cobre, en los cuales se prepara uno de los platos originarios de Cochabamba más consumidos en la feria alteña. El plato de chicharrón que está elaborado con mote, chuño y papa cocida, es acompañado con trozos de carne de cerdo que se los pone a freír en grandes ollas o sartenes de cobre, hasta que doren y estén cocidos; el plato frito es también acompañado con ají o “llajwa” de tomate, locoto y quilquiña; su precio es de 10 hasta Bs 30.

“En los sartenes de cobre, el sabor del chicharrón de cerdo es diferente que en otros metales, le da más gusto a la carne”, asegura Juliana Huanca, que tiene su chicharronería a media cuadra del teleférico rojo, en la avenida Panorámica.

En otro puesto de venta, a tres metros de Cucicanqui, está René Huanto Ticona de 60 años, que vende antigüedades con decoraciones de bronce junto a su esposa Alicia Huanto y su bebé de ocho meses.

“Yo garantizo cada uno de mis productos, tengo lámparas, juegos de mesa, cucharas, bandejas de bronce, desde Bs. 80 hasta Bs. 200, los de bronce aguantan más el pasar del tiempo, algunos de mis productos tienen más de 50 a 30 años de antigüedad”, dice Ticona, que lleva como comerciante quince años y se dedica exclusivamente a la restauración y venta de estos productos que, “por lo general, los coleccionistas de antigüedades son los que me vienen a comprar” dice.

René Ticona tiene clientes exclusivos que le piden productos de cocina pero, a diferencia de Cusicanqui, sus clientes vienen desde Santa Cruz para adquirir ollas, cucharas, sartenes y demás objetos de bronce.

“Los menonitas (migrantes europeos que llegaron a Bolivia desde la segunda guerra mundial y se establecieron en regiones cálidas como Santa Cruz, se dedican a la cosecha de la soya y otros cultivos) son mis clientes y piden que se los traiga ollas y sartenes de bronce para usarlos en la elaboración de su propia comida, porque ese metal es más resistente que otros”, cuenta Huanoto, mientras muestra una olla de color amarillento a una pareja de adultos mayores que pasean en la feria.

La feria alteña se caracteriza por su diversidad en productos, desde comida, ropa a medio uso o nueva, autos y repuestos, entre muchas otras cosas. Si uno busca podría encontrar cosas bastante llamativas como objetos antiguos de más de 60 años.

“Este juego de cucharas y bandejas de cobre tiene más de 60 años (del 1957), me los trajeron de Sucre, pertenecieron a unos descendientes de la Colonia que les regalaron a sus empleados; me encanta las formas que tienen y son algo pequeñitas, estos son los objetos más caritos que tengo por ahora y los vendo a Bs. 500 el juego, las bandejas están entre Bs. 80 a Bs. 200 ”, dice Cusicanqui a un cliente que se cautivó por el color rojizo y ocre de los utensilios de cocina.





LÁMPARAS Y CANDELABROS DESDE BS 200

“Tenemos clientes que se llevan las lámparas decoradas de bronce y madera. Todas mis lámparas y candelabros funcionan, nosotros los arreglamos y les damos mantenimiento y vendemos todo con factura”, explica por su parte la vendedora Cusicanqui.

“Las lámparas de bronce cuestan desde Bs. 200 hasta Bs. 800, pero las de cobre cuestan más, hay desde Bs. 500 hasta Bs 1.000; hay otras más caras que las vendemos a pedido del cliente el cual debe realizar con anticipación. Las más caras no las sacamos a la vista porque tenemos miedo de que las roben”, dice la casera mientras limpia un candelabro con un plumero viejo.

Por lo general, los objetos más antiguos de cobre son de tono rojizo (su símbolo y número Cu y 9), fue uno de los primeros metales que usó el hombre; fue manipulado en tiempos de la prehistoria, entre el Neolítico; como en esa época no se conocía la fundición de metales, se la manipulaba con técnicas de martillo. Por otro lado, el bronce (que es una aleación de cobre y estaño) es un metal más resistente y se lo puede confundir con el latón que es similar en forma y color.



LAS VENTAS HAN BAJADO

En febrero pasado, la segunda pasarela de la autopista La Paz-El Alto a tres cuadras del Peaje tuvo que ser removida por un accidente de tránsito, la carga de un camión se impactó con el puente y éste perdió su estabilidad, por lo que los trabajadores que realizan un mantenimiento a la autopista decidieron remover el puente. Desde entonces, la gente prefiere llegar a la feria por el teleférico rojo a tres cuadras de los puestos de venta de Cusicanqui y Ticona, para no subir las gradas de ese sector.

“Desde que el puente ya no está, nuestras ventas han bajado un poco porque los clientes prefieren subir por el teleférico rojo que está en el otro sector; tenemos alguito de venta pero no como antes. Antes pasaba por acá gente de la zona sur y compraban decoraciones a buen precio”, recuerda y lamenta Cusicanqui que dice que antes del accidente vendía Bs. 2.000 por día, pero ahora solo recupera Bs. 800 al día si hay buena venta.

“Ahora debemos recoger nuestros puestos más temprano. Estamos desde las 07.00 hasta las 14.00, anteriormente nos quedábamos hasta las 17.00 porque seguía habiendo clientes”, añade Ticona.




LA INSEGURIDAD ES UN PROBLEMA

Otro de los problemas con los que tropiezan los vendedores y clientes de la Feria 16 de Julio, es la inseguridad que existe en el sector.

“Hace un año teníamos un compañero que vendía películas a nuestro lado pero los ladrones le robaron y él los increpó, los delincuentes eran muchos, lo golpearon y lo apuñalaron con destornilladores; el compañero tuvo que dejar el negocio porque también lo amenazaron. Es el problema con el que vivimos” dice Cusicanqui para añadir que por ese sector sólo hay un centro policial y que los pocos policías que tiene, muchas veces son rebasados en número por los delincuentes.

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