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lunes, 5 de junio de 2017

Zudáñez, “el gran desconocido”



Tras dejar su huella en Bolivia comenzó un periplo por Chile, Argentina y Uruguay, lugares donde también se convirtió en un paladín de la independencia. El viernes 26 de mayo, Jaime de Zudáñez recibió de José Álvaro Carranza Urriolagoitia un homenaje, a propósito del 208 aniversario del primer levantamiento emancipador de América Latina, el del 25 de Mayo de 1809, en Sucre. Carranza define al patricio chuquisaqueño como “peregrino de la libertad”.

El “defensor de los pobres”, según Carranza, el del medio de los tres hermanos (dice que nació después de Manuel y antes que Marina; otros afirman que era el menor), fue uno de los héroes de la independencia. Pero, “revisados varios volúmenes sobre el tema, no se encontró documentación que detalle su vida en Chile, Argentina y Uruguay. Este hecho me obliga a recurrir al documento ‘Jayme de Zudáñez, ilustre desconocido’, del historiador chileno Tomás Sepúlveda”, justifica después. Raúl Bothelo Gosálvez, escritor y diplomático, embajador en Uruguay, lo llamó “el prócer desconocido”.

Lo hace enfatizando en la “y” de Jayme, como le gusta recordarlo porque así escribía el héroe su nombre, a la sazón modernizado a “Jaime”. Con este trabajo, presentado en la Casa de la Libertad, Carranza, médico cirujano sucrense residente en Cochabamba, miembro —entre otras similares— de la Academia Boliviana de Historia de la Medicina, se convirtió en socio correspondiente de la Sociedad Geográfica y de Historia Sucre.

A continuación, ECOS resume lo más destacado de la pormenorizada biografía que el doctor Carranza desarrolló en la capital del país.

La Universidad de Charcas

El investigador destaca de Jaime de Zudáñez que protagonizó y lidió por la libertad de los territorios colonizados enarbolando los ideales de la Revolución Francesa junto a patriotas tales como su hermano Manuel; Tomás Alzérreca y el hijo de este, José Benito; Miguel Monteagudo y el hijo de este, Bernardo; Mariano Michel; Juan Manuel Mercado; Juan Antonio Álvarez de Arenales, entre otros.

Según Carranza, Zudáñez supo poner en alto los dotes que obtuvo la Real Academia Carolina, de la Universidad de Charcas, hacia finales del siglo XVIII. “Los jóvenes llegados de todas partes de América obtuvieron no solo títulos y grados académicos, sino luces, saber, valor, gran moral”. Muchos “estaban por encima de los españoles peninsulares, valores que (dichos jóvenes) demostrarían a lo largo y ancho del continente americano”.

Doctrina evangélica

Otro rasgo de la personalidad de Zudáñez fue la práctica de la doctrina evangélica con fe, “apoyando y velando a los más desprotegidos”.

Al respecto, Carranza cita el ejemplo del Colegio de Niñas Huérfanas, que este patriota mandara a construir y luego fundara.

Menciona además una de las obras que perduran hasta hoy: la iglesia de San Felipe Neri, el último templo de la Colonia. “Aseguran que D. Jayme (sic) en persona trasladaba las piedras de las canteras de los cerros Churuquella y Sica Sica y que trabaja junto a los albañiles y los peones en la obra. Este hecho hizo que los pobres, los trabajadores, los cholos, los indios, así como los universitarios y el mismo clero lo veneraran por su apostolado”.

Justicia social

Al formarse la “Sociedad de Independientes”, con ávidos lectores de la corriente europea: Rousseau, Montesquieu, Diderot, Raynal o Condillac, se establecen las bases del respeto a la clase baja, añade el estudioso sucrense. Después del surgimiento del benedictino Benito Jerónimo Feijoo, figura decisiva en varias reformas durante el reinado de Carlos III, “las grandes ideas de los estudiantes de Charcas se basaban en la ‘Summa Theologiae’ de Santo Tomás, base jurídica de la revolución americana”.

Así es que Zudáñez rechaza la injusticia social, empieza a reunirse con sus amigos, fundamentando sus ideas y principios, y “así nace esta sociedad secreta, en un ambiente de soplones, de envidias e intereses mezquinos, de rumores callejeros”. Pero, continúa Carranza, “nada amedrenta a este joven valeroso. Jayme (sic) empieza a ser considerado el verdadero revolucionario…”, y destaca tanto dentro de las aulas como fuera de ellas, porque el pueblo a esa altura lo respetaba y quería por su generosidad, por su defensa de los derechos y principios de la sociedad.

El “cholo chuquisaqueño”

Carranza alude a los “díscolos de los Zudáñez”, como dice que les llamaban, indicando su liderazgo, dinamismo y visión de futuro. Pero elogia por encima de sus hermanos a Jaime, el “cholo chuquisaqueño”, a quien describe como sentimental, altanero, inquieto, rebelde y valiente.

Trae a colación la fama de correcto abogado que se ganó por las Provincias Unidas del Río de la Plata, así como refiere a la controversia entre historiadores bolivianos y chilenos respecto a la paternidad del “Catecismo Político Cristiano”. Carlos Mesa, por ejemplo, se la adjudica al propio Jaime de Zudáñez.

En Chile

Comenta que Zudáñez participó activamente en la vida pública chilena. “Aunque no fue verificado, aún hoy en día se cree que era miembro de la Logia Lautarina, famosa Sociedad Secreta fundada en Londres por Francisco de Miranda en la que estaban comprometidos casi todos los caudillos de la gesta independentista de Iberoamérica”.

En Argentina

Más adelante, se incorporó al Congreso General Constituyente cuando este se trasladó a Buenos Aires, en enero de 1817 y fue elegido Vicepresidente el 2 de julio. Luego, participó activamente en los estudios, deliberaciones y redacción de la Constitución sancionada el 22 de abril de 1819, la primera aprobada y jurada en la historia de Argentina. Algunos comentaristas indican que fue Presidente de la Asamblea en 1818.

“Es interesante conocer que en las actas secretas del 3 de noviembre de 1819, de Tucumán y Buenos Aires, se nota la decisiva influencia y participación del prócer chuquisaqueño en evitar la instauración de una monarquía en el Río de la Plata”, apunta Carranza.

En Uruguay

En el año 21, parte a Montevideo. Y, a pesar de haber perdido su documentación, le autorizan a trabajar de abogado “por ser público y notorio que ha ejercido tanto en Bolivia, Chile como en Argentina”, según lo acredita el expediente que el estudioso director del Instituto de Investigaciones Históricas del Uruguay, Dr. Eugenio Petit Muñoz, citado por el mismo Carranza en Sucre.

Entre otras funciones importantes, llega a ser representante de Montevideo (diputado) en la Honorable Asamblea General Constituyente y Legislativa del Estado, “en cuyo seno habría de tener tan destacada actuación desde el primer día para ser reelecto como Diputado, cargo que mantuvo hasta su muerte, tres años más tarde”.

Carranza, apunta después: “No es raro que por todo ello sea nombrado Presidente de la Comisión Legislativa y Constitucional, que tendrá a su cargo ‘redactar el proyecto de la Carta Fundamental’. Su firma se halla estampada en la Primera Constitución de la República Oriental de Uruguay, junto a la de José Ellauri, estudiante en Charcas, y otros ilustres congresales. Vale la pena remarcar que la Asamblea lo designó también para redactar el ‘Manifiesto de la Asamblea General Constituyente y Legislativa de la República Oriental de Uruguay’”.

Por último, “la Asamblea General Constituyente lo había designado por la más alta mayoría para componer, junto con los doctores Julián Álvarez y Lorenzo Villegas, el Superior Tribunal de Apelaciones, cuya presidencia el Dr. Zudáñez asumió y mantuvo hasta su muerte, el 25 de marzo de 1832, a la edad de 67 años, siendo sepultado en el Catedral Metropolitana de Montevideo”. •

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