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viernes, 23 de octubre de 2015

La verdadera edad de la ciudad de La Paz

Sabemos que en esta cuenca antes que nosotros se asentaron nuestros antepasados, hombres de muy diferentes orígenes y linajes de los más antiguos. Tal vez fueron los Chiripa, cuyos restos fueron clasificados por Max Portugal como aquellos antiguos de habla puquina, que fueron forjadores de la gran civilización de Tiwanaku. Todo esto antes de la migración sureña de los señoríos aymaras, que construyeron los chullpares, edificios funerarios de adobe que aún permanecen como testimonio de su presencia antes de los españoles que le dieron el nombre de La Paz.

Fritz Buck formulaba la idea de que éstos, los más notables, los del Taypi-Kala-Tiwanaku, pudieron haber salido del valle del Illimani para forjar la gran capital pétrea de Tiwanaku.


La historia de La Paz no se revela a través de la disciplina de la arqueología, sino con la de la historia. Aunque la arqueología ha contribuido sin duda con elementos muy valiosos, éstos, en resumen, sirven para la comprensión de la condición aldeana de los asentamientos previos.

Chuquiabo, 100 años antes

Sabemos por fuentes escritas muy tempranas que Chuquiabo era una marka a partir del reinado de Pachacuti que, más o menos un siglo antes de la presencia ibérica, había conquistado el mítico territorio de los Kollana y que para sus incursiones hacia la Amazonia, hacia la cuenca del Plata y los llanos del Chaco, Chuquiabo resultaba tener una ubicación estratégica.

Además de la producción agrícola y ganadera, Chuquiabo era una bisagra fundamental de articulación territorial, por lo que antes de la cultura Inca, pero también durante, se trabajaron varias vías de penetración hacia el Antisuyo, es decir, la promesa cálida del imperio.

Más adelante, y también por medio de los cronistas españoles, sabemos que el último inca que gobernó sin sobresaltos, Huayna-Cápac, descubrió que además de las ya señaladas virtudes del lugar, el río de Chuquiabo traía en sus mansas aguas pepitas de oro. Por lo que éste, en su política migratoria de consolidación del Estado inca, trajo y asentó varias comunidades de mitimaes, que trabajaron en el lavado del precioso metal.

Caminos y tambos

Una colonia denominada Churubamba -toponimia e indiscutiblemente quechua, que probablemente era simplemente la traducción del léxico Chuquiabo en idioma oficial- acompañó al desarrollo pacífico del contingente humano la implementación de caminos que convergían en esta marka. De ello tenemos testimonios en crónicas, como la de Pedro Sancho, primer español que holló el suelo hoy paceño. Pero también nos hablan coincidentemente de ello las Actas Capitulares de la ciudad de La Paz, que dan cuenta de que a más o menos 30 kilómetros de Chuquiabo existían varios tambos en una red de caminos, por ejemplo el de Laja, rumbo a Arequipa, o los de Viacha y Corocoro, rumbo a Potosí.

Todos estos tambos son muestra evidente de que las vías se encontraban en un punto de organización geográfica del territorio, en un centro que además de tambo tenía una evidente condición industrial: la extracción del oro, lo que resulta ser evidencia de una proto-ciudad que se venía cristalizando; una concentración inca que además admitía la presencia del señorío de los pacajes, que impuso su lengua, idioma que predominaba en la región desde la caída de Tiwanaku. Huayna-Cápac fue directo protector de estos migrantes y beneficiario de su producción aurífera.

Lavadero de oro

La cristalización de una urbe en esta instalación metalúrgico industrial, un lavadero sedentario de oro, que fue descrito por el cronista y secretario de Pizarro, Pedro Sancho, a fines de 1533 o principios del 1534, no puede ser otro que el barrio de Churubamba.

La naturaleza de este poblado vuelve a revelarse en algunas de las Actas Capitulares, donde los españoles instalados ya en ella disfrutaban de las obras hidráulicas dejadas que permitían el abastecimiento del líquido vital, que debió ser protegido por medio de un mandamiento expreso para que no sea alterado sin consentimiento del alarife de la ciudad y bajo su expresa supervisión.

Estas evidencias no son ya de tipo arqueológico, sino histórico, ya que están registradas a través de la palabra, sea de los cronistas o de los escribanos del Cabildo.

En 1536 varios sacerdotes fueron enviados a catequizar el Collao y asentaron aquí en Chuquiabo varias capillas. En 1938 Francisco Pizarro se asentó personalmente para su dominio sobre Charcas y mandó desde aquí a Pedro de Valdivia a conquistar Chile, a Pedro Anzures de Campo Redondo a fundar la ciudad de La Plata.
En 1538, desde Cusco, Pizarro concede tierras y hombres para la construcción de edificios religiosos en Chuquiabo, de acuerdo a las memorias eclesiásticas Los Ángeles.

La génesis de la urbe paceña se da con la conquista inca unos 100 años antes de la española. Ésa es la real edad de la ciudad de La Paz y eso lo sabemos por la historia escrita. La Paz nació junto a la posibilidad de su registro histórico, no prehistórico.

Ciudad de 467 años

Fundación El 20 de octubre de 1548, el español Alonso de Mendoza fundó en Laja Nuestra Señora de La Paz.

Traslado El 23 de octubre la ciudad fue fundada nuevamente en el valle de Chuquiabo.

Caciques En el valle se encontraban indígenas sujetos a dos caciques: Quirquinchae, de Churubamba, y Otorongo, en Potopoto (actual Miraflores).

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