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domingo, 25 de mayo de 2014

PAZ ESTENSSORO HECHO DE LUCES Y SOMBRAS

A sus 14 años fue elegido Jefe del Movimiento Nacionalista Revolucionario, desde entonces se constituyó en el patriarca de la política nacional. Augusto Céspedes diría: es "el jefe por antonomasia". Esta es una visión desenfadada del líder histórico del movimientismo

Víctor Paz Estenssoro es sin duda uno de los hombres más geniales de la política nacional. Su paso por la historia está marcado por su espíritu tenaz y controvertido. Desde la fundación de su partido en 1942, hasta la finalización de su último gobierno, en 1989, junto al Movimiento Nacionalista Revolucionario, ejerció — en la práctica— una profunda influencia en el pensamiento político contemporáneo.

Admirado y venerado al extremo la figura de Paz fue resistida, temida y combatida hasta los límites del odio incluso por sus propios correligionarios.
Su presencia en el quehacer político aún es objeto de juicios de los más severos, por sus oponentes, y de los más elogiosos, para quienes lo consideran el estadista más grande de este medio siglo.
En 1947, desde el exilio, inicia su carrera hacia la presidencia de la República durante el gobierno de Enrique Hertzog, carrera que llegaría a la cúspide, 38 años más tarde, en 1985 cuando escribiría su cuarto mandato constitucional. Es el único boliviano que se postuló en ocho oportunidades a la presidencia; en el recuento que hace Carlos D. Mesa, el doctor Paz ha gobernado el país 4.586 días, que equivalen a 12 años, seis meses y 22 días de gobierno.

"JACCA T’ANTA UTHANI"
Desde su primera aparición en los balcones del Palacio Quemado, el 15 de abril de 1952, donde expresó, en un emotivo como pésimo aimara: "jacca t'anta uthani" (habrá mucho pan) hasta su lacónica sentencia del 29 de agosto de 1985 "Bolivia se nos muere", Paz Estenssoro fue constantemente enjuiciado por sus detractores.
Un ejemplo de aquellos embates contra el hombre del movimientismo son las referencias de Gustavo Navarro (Tristán Maroff) en su obra "El experimento nacionalista", donde relata uno de los episodios de la vida política de Paz Estenssoro que ocurrió en 1937. El hecho está relacionado a la incorporación de Paz al grupo opositor al gobierno de Peñaranda dirigido por Augusto Céspedes, Carlos Montenegro, Armando Arce, Hernán Siles y Germán Monroy Block quienes, conocedores del mundillo político, diri¬gieron su mirada hacia el doctor Paz, a sabiendas que fue elegido diputado por Tarija. En voz baja comen¬taban: "este diputadillo" se destaca por sus discursos, "este joven circunspecto, de manos y pies limpios debería ser atraído”.
Alguien preguntó...
—¿Pero quién es este Paz Estenssoro?
—Un joven tarijeño, ambicioso, serióte y que ríe con las dos mandíbulas. Desea labrarse su porvenir... no fue de derecha porque se cotizó muy alto. Comenzó como oficial mayor en el gobierno de Toro, se ofreció a Patiño, a la casa Grace. Es detallista, estudioso, como dirían acá, un Waskiri. Se ha vuelto medio ciego de tanto leer. Se pasa todas las noches estudiando economía. Paz habla con solemnidad, no ríe ni lanza bromas. No es humorista. Sus chistes son aprendidos de un catálogo. Los precursores de La Calle y Paz Estenssoro fundarían luego el MNR en 1942.

UN FOLLETO CONTRA PAZ
El diputado movimientista por Oruro, Fausto Reinaga, en 1949, tras mantener divergencias con la dirección del partido, .hizo público un folleto bajo el título: "Víctor Paz Estenssoro".
Luego de varias consideraciones personales, Reinaga afirma: "Víctor Paz, ni es un amateur de filosofía ni sociólogo ni pensador, ni escritor ni estadista ni caudillo de masas, mucho menos conductor de pueblos... no escribió libros ni ensayos, no se propuso crear universidades populares, siendo profesor de Economía de la Universidad Mayor de San Andrés hizo alumnos a su imagen y semejanza, burócratas y oportunistas. En su pasado político fue abogado de la Patiño Mines, abogado de la rosca, defendió los intereses del rey del estaño; siendo Ministro de Hacienda del gobierno de Villarroel solía exclamar: "Soy el dictador financiero". Fue Paz Estenssoro quien lanzó la consigna: "crear una nueva rosca”, concluye Reinaga.
Tras este juicio político y moral contra su jefe, Reinaga pasaría a prestar sus servicios como asesor político del gobierno de turno, cargo desde el cual desataría una guerra contra sus ex compañeros de partido.

UNA DESCRIPCIÓN ATREVIDA
Sus enemigos naturales, la feudal burguesía, en su tiempo, recurrieron a todos los medios para invalidar sus acciones políticas; el mismo Gustavo Navarro (Tristán Maroff) actúo en forma solapada en contra del líder movimientista, su obra ''Breve Biografía de Víctor Paz” señala: " Hace 45 años que usa anteojos. Es miope o parece que tiene la mirada extraviada. Sin anteojos el señor Paz es un simio perfecto, con anteojos adquiere la majestad de un profesor de economía...". Luego continúa: "el señor Paz, es el jefe indiscutido de una pandilla, de un partido que es el Movimiento Nacionalista Revolucionario. Ha sido nazi, comunistoide, demócrata, nacionalista, vertebrado e invertebrado". Maroff sólo podía enjuiciar a sus adversarios políticos con el veneno que alimentó su propia existencia política.
El fracaso o la gloria política de su existir estuvieron ligados a su partido, es por esta razón que Paz Estenssoro no se guardó escrúpulo alguno para conformar verdaderos grupos de poder a su alrededor. Protegerse y avanzar en consolidación del proceso revolucionario significaba cohesionar y fortalecer al MNR, es por eso que la firma del decreto de Reforma Agraria sostuvo: "al pueblo sólo le quedaba luchar a muerte para mantener las obras de la Revolución Nacional".

LAS LUCES DE LA REVOLUCIÓN
Si bien el juicio de sus enemigos políticos fue en su momento lapidario e inmisericorde, no faltaron voces de aliento y admiración a su obra revolucionaria. El sociólogo y político francés Noel Pierre Lenoir, en su obra "Revolución, altitud 4.000 metros", impactado por el acontecimiento de mayor trascendencia en el continente americano, como fue la Revolución del 9 de Abril de 1952, presenta el siguiente retrato del doctor Paz Estenssoro:'' En nada se parece a los militares o a los matamoros demagógicos que ocuparon la presidencia de la República. Con sus anteojos sin armazón, delgado, algo canoso y un tanto demacrado tiene el aspecto del intelectual que es; en ninguna de sus innumerables fotografías se le ve disfrazado de deportista o de obrero. Aunque algo distante, franco; jamás dice yo sino nosotros y su reserva sólo se atenúa con una ironía a veces mordaz... su hobby es la fotografía y a menudo aparece con su máquina en el palco oficial''.
"En sus discursos parlamentarios en vano se buscarán patetismos líricos, entre las cifras, citas, las referencias y desarrollos teóricos raramente se desliza una frase de tono elevado. Su indiscutible popularidad se debe a su obra revolucionaria. Su autoridad deriva de su fuerza y coraje... no vacila jamás en decir las más duras verdades, acusando a los mineros de trabajar poco, reconociendo que hay trabajadores ladrones, revelando la situación desastrosa de las finanzas del Estado o lo que es más difícil: declarando que Bolivia es un país atrasado que debe agradecer al extranjero su ayuda... siendo uno de los fundadores del MNR, diputado y ministro, pasó por la alta escuela de los revolucionarios que es el exilio, concluye Lenoir.

FUERA DE LA PRIMERA LÍNEA
El hecho de no haber participado activamente en las jornadas del 9 al 11 de abril del 52, motivó una serie de conjeturas y objeciones a su jefatura, a pesar de ello su actuación cimentó el sacrificado proceso de la Revolución Nacional. Desde el inicio de su primer gobierno se mostrará como el hombre que transformaría la decrépita sociedad heredada de los gobiernos de la oligarquía.
Después de abandonar el viejo modelo de capitalismo de Estado que él mismo inaugurara e incorporarse fervientemente a la corriente del neoliberalismo, el viejo líder, a sus 78 años de vida, el 6 de agosto de 1985, ceñiría en su pecho la insignia del Libertador Simón Bolívar por cuarta vez. El controvertido líder político salió al paso de quienes pensaban que ya estaba acabado cuando afirmó "que en el país no había cadáveres políticos ni de los enterrados a tres metros de profundidad y que era imperativo barrer para adentro sin importar la clase de basura que pudiera colarse en la escoba”.
Paz Estenssoro estaba dispuesto a compartir la misma mesa con quienes lo habían derrocado y vilipendiado con el único propósito de afrontar el grave problema económico que aquejaba al país.
Eduardo Trigo O'Connor D. en su publicación "Víctor Paz, Doctor Honoris Causa", relata un acontecimiento que, por sus connotaciones históricas, es propicio reproducir. En ocasión de tan distinguida mención académica, Paz Estenssoro le comentó al doctor Félix Denegrí Luna, presidente de la Academia de Historia del Perú: "Félix te llamará la atención que a los 77 años pretenda volver por cuarta vez a la presidencia de la República. Creí y sigo creyendo que nuestra revolución del 52 era indispensable para el bien de Bolivia y de los bolivianos, pero que esto exigía un profundo cambio en las estructuras nacionales. Como mi tarea quedó incompleta y aún esas estructuras no han podido consolidarse, quiero volver a la presidencia y completar lo que he emprendido, sé que se tiene que tomar duras medidas económicas si se quiere poner a Bolivia en la dirección debida para su desarrollo. Esto me hará impopular, ya lo sé, pues a veces el hacer bien a un pueblo exige un sacrificio temporal del mismo. Estoy dispuesto a asumir ese rol porque no quiero halagos sino servir a mi patria''. El 29 de agosto de 1985, el gobierno de Paz Estenssoro dictó el Decreto Supremo 21060 inaugurando la Nueva Política Económica, que a la postre seria la muerte del Estado benefactor surgido de la revolución del 52.
El Wiracocha de los Andes, el que liberó al indio, el que le dio tierra, el que revirtió la riqueza minera en beneficio del pueblo, el que forjó una verdadera revolución social, dejó su huella sellada en la historia boliviana, ¡qué duda cabe!


*Julio Calle Torrez es investigador

Suplemento “Ventana”
del periódico La Razón
3 de octubre de 1999 La Paz - Bolivia


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