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miércoles, 30 de marzo de 2016
Isacc Attie, el alcalde que le dio identidad a Tarija
Cuando se habla con personas que tienen arriba de los 50 años no es raro escuchar decir que la ciudad es obra de Isaac Attie o que fue “el mejor alcalde que tuvo Tarija”; Al parecer, esto no es una exageración, ya que a cada paso que uno da por la capital del departamento puede ver los testimonios e hitos que dejó el paso de ese hombre singular por esta tierra. Él dejó una huella imborrable a través de sus obras.
Isaac Attie llegó a Tarija como muchos migrantes en una época en que las guerras separaban familias y lanzaban a sus jóvenes a lugares remotos, uno de ellos fue Argentina, cuyo puerto en Buenos Aires fue la entrada que utilizaron muchos migrantes del medio oriente y de otras regiones del planeta para ingresar al continente americano.
Se ha escrito tan poco sobre la vida y obra de Isaac Attie que no se tiene certeza sobre el año ni los motivos por los cuales llegó a Tarija. Se presume, de acuerdo a la maestra e investigadora, Anne Amado Romero, que fue por el año 1914. Una hipótesis es que habría llegado motivado por la fama de Potosí y la minería, así como que decidió quedarse porque encontró un lugar que le gustó para vivir.
De lo que si queda constancia es de su vida posterior y su obra, orientada a hacer de Tarija una ciudad moderna y con las condiciones necesarias para tener una buena calidad de vida.
Al parecer, el golpe de inspiración de Isaac Attie fue el Cementerio General, un lugar de aspecto desolado y distribución caótica de tumbas a ras del suelo que en 1929 conoció y decidió mejorar. Lo primero que emprendió fue la arborización, que pasó por una planificación de las sendas.
“Fue un trabajo de Isaac Attie que comenzó cuando todavía no era alcalde, él personalmente delineó las calles, él personalmente puso los pinos, él enseñó el enterramiento en nichos”.
En esta primera obra se puede vislumbrar una cualidad muy particular de la personalidad del turco rubio, como llamaban a este árabe de origen sirio quien profesaba la religión judía. Esa cualidad era el amor desinteresado que ponía en todo lo que hacía y que para bien de Tarija se tradujo en la necesidad de traer el desarrollo a esta ciudad.
El cambio en el cementerio permitió que con los años el camposanto se convirtiera en un lugar que la gente escogía para pasear.
Se puede decir que Isaac Attie tuvo una concepción ecologista y medioambiental en cuanto a la configuración de una nueva ciudad. Herencia suya son los pinos y árboles que le dan una belleza única al bosque del Rincón de la Vitoria, en donde se trabajó una de las obras más importantes para Tarija, la toma de agua de la cual se abastece hasta el día de hoy la capital.
“Antes de él, por Tarija cruzaban acequias, fue él quien hizo el alcantarillado sanitario para Tarija”, comenta Anne Romero quien estableció, durante su investigación que Attie buscó financiamiento para esta obra de la Alcaldía de Nueva York, cuyo alcalde era Fiorllo La Guardia.
“Él le mandó una carta a La Guardia y le solicitó un crédito de un millón de dólares para hacer el alcantarillado de Tarija, el alcalde de Nueva York le dijo que sí, que le daba el crédito pero con la condición de que fuera un crédito directo con Tarija, que no pase por el Gobierno central, pero eso no lo aceptó el Gobierno así que no pudo conseguir el préstamo”, rememora.
El amor del alcalde Attie por la tierra que lo acogió se manifestó también a través de su desprendimiento, cada vez que escaseaban los recursos para una u otra obra, ya que sin pensarlo dos veces ponía dinero de su bolsillo.
Así lo consigna la publicación de El Antoniano, utilizada por Anne Amado para su investigación y en la que el Alcalde declara: “De mi parte quiero hacer la siguiente declaración, para evitar torcidas apreciaciones. He cedido mis haberes del año 1936, destinándolos a los trabajos de las portadas de hierro del Cementerio General; y el sueldo del presente año, lo obsequio para obras públicas. Hago esta declaración, no con el fin de recoger aplausos, sino con el deseo de que se conozca por el pueblo, que he venido a este cargo no para lucrar sino para servir a Tarija”.
Las obras de Isaac Attie le han dado a Tarija la imagen y personalidad que la han caracterizado y caracterizan aún, ya que en cada una de ellas se puede observar su aprecio por la naturaleza, los árboles y las plantas.
“Imagino que él ha debido pensar cuando hizo la biblioteca que uno lee mejor si se encuentra en un lugar agradable, por lo que la construyó con una vista linda que beneficiaba a la Alcaldía y a la Biblioteca”, comenta Amado en relación a los amplios ventanales que dan al jardín de la biblioteca Tomás O´Connor d’Arlach.
Lo mismo puede decirse del Palacio de Justicia, rodeado de jardines y con una verja cuyos espacios, por muchos años, fueron utilizados por los tarijeños para descansar o dar un paseo y cuya construcción se logró gracias que Attie prestó dinero para completar el monto necesario para comprar los terrenos que eran de propiedad del Convento Franciscano.
“Sin Justicia no hay libertad y sin libertad no puede haber justicia”, sentenció Attie cuando hizo realidad esta obra.
Lo mismo puede decirse de su obra en el Hospital San Juan de Dios, que refaccionó y dotó de jardines para dar a los pacientes un ambiente mejor para su recuperación.
Pasar por la Tercera Orden Franciscana igual trae remembranzas de la Tarija de antaño, porque en ella está la marca de Attie: el área verde, los jardines junto a la sólida obra de cal y piedra.
Su visión de gestor de la cosa pública también se aprecia en lo que aún queda de los chalets que albergaron por mucho tiempo algunas carreras de la Universidad Juan Misael Saracho y que hoy son ocupados por el Mercado Central.
“Isaac Attié construyó esos chalets para lograr ingresos para el municipio, su visión era el poder alquilar esos chalet a personas, familias que no tuvieran casa y así generar ingresos”, dice la profesora.
El único ingreso fijo del municipio era producto de la venta de cueros que resultaban del faenado de reses en el matadero municipal.
La vida de Isaac Attie frente al municipio se puede resumir como trabajo destinado a concluir obras que beneficiaban a Tarija, ya que se ocupaba de ellas desde la planificación y una vez concluidas, verificaba que cuenten con el equipamiento necesario.
“Para la biblioteca donó libros, compraba libros de donde había, iba a Potosí y compraba bibliotecas completas para traerlos a la biblioteca de Tarija. Los sillones que servían para los lectores eran sillones ingleses muy cómodos”, rememora.
Una de sus últimas obras fue el Club Social, que se construyó en una de sus últimas gestiones, en 1952. “Él era además una persona emotiva y sensible-comenta Anne Amado-. Cuando hubo la inauguración se organizó un baile y luego de dar su breve discurso se le salieron las lágrimas”.
El mercado central, la avenida Domingo Paz, las calles pavimentadas luego de la instalación del alcantarillado son solo parte de la obra que Isaac Attie dejó para Tarija en una época en la que los recursos escaseaban, en una Tarija semidestruida por la Guerra del Chaco, en la que había que convertir todo en hospital.
Isaac Attié en pocos años logró darle a Tarija un rostro como ciudad que es parte de su identidad y que es necesario preservar.
Algunas obras ya no son lo que fueron, principalmente el mercado central que fue modificado por varias gestiones de alcaldes hasta desaparecer para dar paso a una nueva infraestructura, actualmente en construcción.
Sin embargo, es necesario destacar que las obras del Alcalde que más hizo por Tarija son parte de la historia y deben ser conservadas como patrimonio histórico, de acuerdo a Anne Amado, quien considera que un primer paso es preservar la casa en la que vivió este hombre ilustre ya que más allá de ser una edificación representativa de una época, es una muestra de lo que fue Isaac Attié como personalidad.
“Un hombre visionario que trabajó por mejorar Tarija y que habitó una casa sobria, sin lujos en la que había lo necesario para vivir cómodamente”, finaliza Amado.
LA OBRA VISIONARIA
DEL ALCALDE TARIJEÑO
Palacio de Justicia
Los terrenos para el Palacio de Justicia pertenecían al Convento Franciscano y fueron adquiridos con esfuerzo económico de la comuna, lo que faltó lo puso el alcalde Isaac Attié para hacer realidad esta obra.
Los chalets
Una de las iniciativas del alcalde Attié para obtener recursos fue la construcción de chalets con el fin de alquilarlos como viviendas. Posteriormente estas infraestructuras pasaron a manos de la Universidad.
La avenida
La avenida Domingo Paz también fue obra del alcalde que se preocupó por dotar de servicios básicos y calles pavimentadas a la ciudad de Tarija con el fin de darle las características de una ciudad moderna.
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