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miércoles, 10 de noviembre de 2021

Origen de la población de América y las sociedades más tempranas (10000 - 2000 a.C.) - Cazadores, recolectores y pescadores. 10000 - 2000 a.C.

 La época conocida como el Arcaico se desarrolló aproximadamente entre 11000 y 4000 años antes del presente (9000 y 2000 a.C.) En la etapa más antigua de este período histórico los seres humanos convivieron con la megafauna del Pleistoceno. Algunos de estos animales, ya extintos, fueron los perezosos gigantes (Megatherium americanum), mastodontes o elefantes americanos (Mastodon andium, Cuvieronus sp.), caballos (Parahipparium saldose, y Equus curvidens), ciervos (Cervus brachyceros), camélidos, como la paleollama, y felinos dientes de sable (Smylodon sp), además de otras especies menores (Lumbreras et al., 2010).

Al igual que en la etapa anterior, estas poblaciones lograron obtener sus medios de vida a partir de una economía de caza, recolección y pesca, adaptándose a diferentes medios geográficos y desplazándose en busca de otros recursos. Posiblemente se trataba de grupos humanos no muy numerosos, igualitarios, con poca o ninguna estratificación social, con división de trabajo por sexo, con una posible preponderancia de cazadores masculinos y mujeres dedicadas a la recolección de alimentos. Habitaban en lugares que proporcionaban cobijo, como cuevas o paredes rocosas o hacían campamentos que construían con pieles de animales o pequeños refugios de barro, recintos que pueden ser considerados como los primeros indicios de aldeas. La población tenía una gran movilidad y estos refugios eran temporales, cambiando de lugar de acuerdo a las variaciones estacionales del clima. Posiblemente los grupos humanos de esta época se desplazaban entre las zonas altas, valles y costa, buscando alimentos vegetales y siguiendo a los animales de los cuales vivían. Además de estos grupos trashumantes, posiblemente hubo también grupos sedentarios. La base económica de esta formación cultural fue el uso intensivo de la naturaleza y la apropiación de recursos mediante la caza, la pesca, la recolección y la extracción. Los cazadores desarrollaron la manufactura de instrumentos de piedra hechos para la caza y para el tratamiento de pieles y carne de animales. Además de piedra, se usó también madera, hueso, cuero de animales y plumas para la producción de instrumentos, herramientas, objetos utilitarios y de adorno. Posiblemente existió una tendencia a una movilización general que llevó al surgimiento de algunos elementos comunes como las puntas de proyectil en forma de hojas, que, por el sitio donde fueron encontradas en mayor cantidad, se conocen con el nombre de  Ayampitín (Lumbreras, 1981).

Estos recorridos temporales generaron circuitos que serían característicos de los recorridos de los seres humanos con sus camélidos y que integraron paisajes, territorios y sociedades de diferentes sitios desde el altiplano hasta la costa, pasando por la cordillera, la precordillera y los valles del occidente de esta región. Ya desde esta época, diferentes ecologías quedaron conectadas por los desplazamientos estacionales de las poblaciones de regiones diferentes y se generó lo que Nuñez y Dillahey llaman “la movilidad giratoria”, un modelo que explica una de las formas de la distribución de la ocupación de espacios interzonales y la interacción entre las sociedades en la región centro-Sur andina. (Núñez y Dillehay, 1995), que fueron generadas precisamente por la conexión entre grupos móviles con sus caravanas de camélidos con las sociedades sedentarias. Esta “movilidad giratoria”, que pervive hasta la actualidad, surgió de manera muy temprana y organizó las experiencias de las sociedades del periodo Formativo. También marcó las interrelaciones en la época de Tiwanaku y las características de este Estado, y también es importante para comprender la estructura de las sociedades que más tarde se desarrollarían en la región.

Seguramente la cosmovisión que se desarrolló en esta época estuvo ligada al contexto geográfico y a los elementos que fueron más importantes para la subsistencia, como los camélidos en las zonas altas. La pintura rupestre y los grabados que aparecen en las cuevas muestran la representación de animales junto a seres humanos. En el arte rupestre se ven también manos y rostros humanos esquematizados, además de representaciones geométricas y abstractas como espirales y círculos radiados. Dibujos y grabados en rocas se encuentran tanto en las zonas altas como en los valles y en Tierras Bajas. Aunque no se tienen dataciones precisas sobre la mayor parte del arte rupestre encontrado en Bolivia, se considera que, por el contexto y el tipo de representaciones, muchos de estos grabados y pinturas corresponderían a la época de cazadores, recolectores y pescadores. (Fig. 8). 

A esta etapa pertenecen también gran cantidad de instrumentos, como raederas, raspadores, puntas de proyectil, hachas, cuchillos, y otros. Muchas de estas herramientas han sido encontradas en toda la zona andina. Las armas y herramientas de piedra fueron elaboradas haciendo saltar fragmentos de un trozo grande de piedra por el método de percusión. Esta técnica fue mejorada combinando la técnica de golpe y percusión y añadiendo la de retoque, que permitía el despeje de trozos más finos de la zona afinada, lo que le daba un acabado más cuidadoso. También se fabricaron artefactos de elementos orgánicos que posiblemente no sobrevivieron en la misma proporción que los líticos. 

Cazadores, recolectores y pescadores. 10000 - 2000 a.C.


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