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domingo, 21 de noviembre de 2021

Período Formativo - Las primeras aldeas (2000 a.C.-500 d. C.) - Periodización del Formativo

 En Bolivia se reconocen dos claras áreas para el estudio del Formativo; primero, el altiplano con sus variantes regionales en la cuenca circunlacustre y el altiplano Central, y la región de los valles mesotermos, sobre todo Cochabamba. La secuencia de periodización presenta, en ambos casos, variantes cronológicas que se observan en el cuadro 2.

Periodizacion del Formativo

Las secuencias presentadas son producto del desarrollo de las investigaciones arqueológicas, reconociéndose cuatro áreas principales:

  • La cuenca del Titicaca, que desde los años 40 es el centro de importantes hallazgos del Formativo, tanto a nivel de los sitios como de niveles de complejidad. En adelante equipos de investigadores bolivianos, pero sobre todo Norteamericanos, consolidaron una secuencia cronológica basada en los trabajos desarrollados en el sitio arqueológico de Chiripa.
  • El altiplano Noreste de Oruro, donde se registró una de las culturas más antiguas del Formativo de Bolivia: Wankarani. Las investigaciones realizadas permitieron fechar algunos sitios y establecer diferentes secuencias locales.
  • Los valles de Cochabamba, valles del Sur y Santa Cruz, donde se identificaron expresiones muy particulares del Formativo que fueron la base de los desarrollos posteriores. Los trabajos desarrollados en esos espacios fueron promovidos en los últimos veinte años, mostrando que la presencia de las aldeas tempranas en otras partes de la actual Bolivia también tuvo relevantes implicancias para las culturas subsecuentes.
  • Los Llanos de Mojos, área donde últimas investigaciones han logrado obtener fechados muy tempranos, los que problematizan más aún la antigüedad de este período en Bolivia. Datos precisos sobre este tema serán presentados en el capítulo correspondiente a las Tierras Bajas.

En las áreas reconocidas se observa, ya desde este período, movilizaciones poblacionales interregionales que posibilitaron el aprovechamiento de diferentes recursos. Al parecer, se habían logrado establecer niveles de intercambio que permitían que muchos recursos de las zonas
altas fueran aprovechados tanto en los valles como en la costa, y viceversa. Esto les daba cierta autonomía a algunas poblaciones, posibilitando el desarrollo de tradiciones culturales y/o religiosas
particulares, cuyas expresiones materiales son registradas actualmente.

A pesar de ello, durante el Formativo no se advierte una homogeneización cultural, como tampoco se observan niveles de centralización política local o regional. Lo que más bien sucede es una complejización del panorama social a partir del surgimiento y difusión de tradiciones religiosas, sobre todo en el área del lago Titicaca. En períodos más tardíos, dicha complejidad se traspasa al ámbito político, lo que ocasiona que los asentamientos compitan por la hegemonía, hecho que originó el primer Estado de los Andes Centro Sur: Tiwanaku (Stanish, 2003).

En otras regiones, el medio ambiente fue determinante para definir los sistemas productivos de las poblaciones del Formativo. Por ejemplo, grupos de pastores se establecieron en el árido altiplano utilizando para su subsistencia las distintas especies de camélidos. Este hecho y la dispersión de las poblaciones motivaron el establecimiento de niveles no centralizados, tendientes más bien a la multiculturalidad, como se observa en el desarrollo de Wankarani y de todos los asentamientos del Formativo de los valles. En períodos más tardíos esa multiculturalidad es diferenciada a partir de la producción material, característica que se mantendrá hasta los tiempos del Inca.

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