En 2011, en los alrededores de Potosí, fueron encontrados varios sitios, posiblemente del período Arcaico. En uno de ellos se hallaron dientes de hippidium, una especie ya extinguida de caballo americano.
Los primeros descubrimientos de restos del Arcaico fueron realizados durante el siglo XX en la región de Lípez, al Suroeste de Bolivia, cerca de laguna Colorada y laguna Hedionda y junto al Río Grande. Más tarde se encontraron evidencias de población de esta época en Quetena, San Pablo y Soniquera. En esta región se descubrieron sitios con materiales líticos, tanto del Arcaico como del Paleoindio. Se trata de instrumentos toscos de forma irregular para hacer raederas, raspadores, perforadores gruesos y cortos, así como gubias para desbastar los mangos y puntas de las lanzas. Se puede establecer una relación (tanto de cronología como por el tipo de trabajo) entre estos grupos de cazadores de la región de Lípez con los restos de Lauricocha (Perú) que están fechados en c. 7.580 a.C. Entre 1984 y 2000 se encontraron más asentamientos en la zona de Lípez, en Soniquera, Alota y Quetena. En la región cerca de la mina San Cristóbal, en Cueva Bautista, uno de los más antiguos sitios arqueológicos de los Andes del centro-sur, como vimos, Capriles y Albarracín descubrieron los restos de los asentamientos humanos más tempranos en nuestro territorio (Capriles y Albarracín, 2012).
Cerca de Betanzos, Potosí, Rivera Casanovas y Calla identificaron en 2011 decenas de sitios arqueológicos del período Arcaico con artefactos líticos y arte rupestre en los que se observan escenas que representan caza de camélidos y cérvidos y filas de estos animales a pequeña escala (Rivera y Maldonado, 2011). En Tarija, en la zona alta de Tajzara, Michel López descubrió sitios tempranos con puntas de proyectil líticos, raspadores y otras herramientas, así como también enterramientos humanos debajo de montículos de piedra (Michel et al., 2007)
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