Las investigaciones sobre esta etapa son las menos numerosas dentro del campo arqueológico y de otras disciplinas en Sudamérica. Incluso si se compara con las pocas investigaciones realizadas en países vecinos, el trabajo arqueológico que se ha hecho en Bolivia es muy reducido, en especial para las épocas más tempranas, aunque en los últimos diez años aumentaron las excavaciones, investigaciones e hipótesis.
Las evidencias sobre las poblaciones humanas más tempranas en Bolivia se encontraron en el sitio de Cueva Bautista de San Cristóbal, Potosí, que fueron estudiadas por Capriles y Albarracín (2012). Estas investigaciones muestran restos humanos de 10.900 años de antigüedad (c. 8.900 a.C.) , por lo que esta es la datación más antigua de un ser humano en el territorio de la actual Bolivia.
Anteriormente a estos hallazgos y a su datación, se consideraba que las evidencias más antiguas de seres humanos eran los restos óseos encontrados en San Luis, Tarija. Los análisis realizados dieron como resultado una antigüedad de 7.640 años, es decir que los restos del llamado “Hombre de San Luis” se podrían datar aproximadamente en 5600 a. C. (Delcourt, 2008). (Fig. 9).
Otros antiguos restos óseos, de una persona de aproximadamente 50 años de edad fueron descubiertos en la región del Chaco, en Ñuapua (Ñuagapua). Su análisis dio una antigüedad de 6000 años antes del presente, es decir unos 4000 años a.C.; estos restos estaban asociados con megafauna ya extinguida de la época, como gliptodontes y otros (Delcourt, 2008).
En Jaihuayco, Cochabamba, se descubrieron también restos óseos humanos y después de realizados los análisis de datación se concluyó que tenían una antigüedad posible de 13000 años; sin embargo, después se consideró que hubo fallas en el sistema de datación y se descartó la antigüedad que le había sido adjudicada.
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