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domingo, 8 de septiembre de 2013

Recuerdos gloriosos de la Guerra del Chaco

El primer combate aéreo en América, en un conflicto internacional, ocurrió el 4 de diciembre de 1932 durante la guerra del Chaco que enfrentó a bolivianos y paraguayos. Además, en la misma fecha se produjo el primer derribo aéreo cuando Rafael Pabón tumbó una aeronave de la aviación paraguaya, un Potez 25-A2 Nº 6, que estaba tripulada por el Tte. 1º Trifón Benítez y el Cap. Ramón Avalos Sánchez.

A las 11.00 de la mañana del 4 de diciembre de 1932, en los cielos del Chaco boreal tuvo lugar el combate cuyo desenlace tuvo mucha repercusión y trascendió en todo el continente, dando mucho prestigio a la Fuerza Aérea Boliviana.

Este combate aéreo es de mucha importancia histórica en América, ya que por primera vez hubo, durante la guerra, bajas de pilotos confirmadas, algo que hasta entonces no se había visto en el continente y que causó gran expectativa entre los soldados de ambos bandos.

EL COMBATE

Al amanecer de ese 4 de diciembre de 1932, a las 6.00 de la mañana, despegó de la base aérea de Arce una aeronave Potez 25-A2 de la aviación paraguaya, tripulada por el Tte. 1º Trfón Benítez y el Cap. Ramón Avalos Sánchez, piloto y observador respectivamente, cuya misión era realizar vuelos de reconocimiento sobre los caminos de Alihuata, Saavedra y Muñoz.

Cuando se encontraba volando sobre el sector de Kilómetro Siete, fue avistada por los puestos de observación bolivianos, quienes comunicaron telefónicamente a la base aérea de Muñoz sobre la osada incursión; inmediatamente despegó para hacerle frente el avión caza Vickers Scout Nº 96 al mando del Cap. Rafael Pabón.

Los aviones se encontraron en las inmediaciones del fortín Saavedra, a más de 1.500 metros de altura. Las incidencias del combate fueron un espectáculo excepcional; ambos adversarios hicieron un derroche extraordinario de pericia e intrepidez, que estremeció y emocionó a los soldados, tanto bolivianos como paraguayos, quienes desde sus respectivas trincheras contemplaban absortos cada detalle de este enfrentamiento.

El Cap. Pabón, con maniobras acrobáticas, buscó ángulos favorables de tiro pasando muy cerca del Potez, y con una certera ráfaga acabó con el observador que le disparaba intermitentemente con sus dos ametralladoras apareadas; en una nueva arremetida, Pabón acribilló al piloto. En otros términos, fue una demostración clásica y brillante del método táctico para atacar aviones biplaza.
El avión paraguayo, dando tumbos se precipitó a tierra desde 900 metros, cayendo destrozado dentro las líneas bolivianas, 8 kilómetros al sudoeste de Saavedra.

Después de volar a muy baja altura para verificar el sitio exacto de la caída, el Cap. Pabón envió un lacónico parte:
“Acabo de derribar un avión pila al S.O. de Saavedra, con maniobras indicaré el lugar, Cap. Pabón”

Minutos después se escucharon estruendosos vítores y vivas a Bolivia y a Pabón, mientras el avión del vencedor campeaba su gloria a despecho de los soldados paraguayos que lanzaban blasfemias.

Cuando Pabón aterrizó en Saavedra, después de recibir las efusivas felicitaciones de sus superiores y camaradas, se dirigió en un camión al sitio donde cayó la aeronave adversaria, y la vista de los cuerpos de los pilotos paraguayos le causó una profunda conmoción.

EL ENTIERRO DE LOS PILOTOS PARAGUAYOS

El entierro de los dos infortunados pilotos paraguayos se realizó con honores militares en el fortín Muñoz; después de depositar una corona de flores silvestres, el Cap. Pabón usó de la palabra para señalar:

“Caballeros de aire, victimas de vuestro propio heroísmo, valientes de vuestro pueblo: habéis caído en combate noble y valeroso, el destino me hizo vuestro vencedor, pero ante la muerte no hay vencedores ni vencidos. Vuestros restos descansarán en tierra boliviana, aureolados del respeto y la admiración de vuestros connacionales

En el campo paraguayo, cuando se tuvo noticia de esta conducta, los soldados se llenaron de emoción ante aquel rasgo varonil, noble y generoso del adversario. Un gesto parecido se repetiría por parte de los paraguayos con los defensores de Boquerón.



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