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lunes, 18 de mayo de 2015

Roberto Choque Canqui, el historiador aymara

"Descuidas las tareas de la casa leyendo un libro ¿acaso vas a ser doctor?”, era lo que decía Simón Choque Mamani a su hijo, el historiador Roberto Choque Canqui, cuando éste se "distraía” con la lectura de un texto escolar. Este episodio está referido en la dedicatoria que el autor aymara hizo a sus padres en su tesis doctoral titulada El indigenismo y los movimientos indígenas en Bolivia.
Choque nació en una hacienda en Qhilla Qhilla, provincia Pacajes de La Paz en 1942, época en la que todavía estaba vigente el pongueaje, como se conocía a la obligación que tenían los indígenas de servir a los propietarios de haciendas.
Su padre le contaba que esas obligaciones consistían en labrar la tierra o vender productos y trasladarlos; y en el caso de las mujeres -cuyo servicio se conocía como mitanaje- consistía en cocinar, lavar ropa o cuidar el ganado. Precisamente el ahora investigador nació cuando su madre cuidaba un rebaño.
Los colonos, como se conocía a los indígenas que servían en las haciendas, a cambio del servicio que brindaban en ellas podían labrar un pedazo de tierra conocido como sayaña.
Las haciendas se formaron en las últimas décadas del siglo XIX. Irónicamente, en la época colonial las tierras eran comunitarias, aunque cada familia tenía destinada una parte. Pero cuando nació la República, el Libertador Simón Bolívar creía que las tierras debían individualizarse y quiso entregar a cada indio su parte.
En eso consistía la política liberal en aquella época, pues el liberalismo llegó con la Guerra de la Independencia, según Choque. Sin embargo, surgió una resistencia y las tierras continuaron considerándose como comunitarias.
Las ideas del libertador se consolidaron en 1874, cuando durante la gestión de Tomás Frías se promulgó la Ley de Exvinculación de Tierras. El objetivo era hacer que la comunidad originaria desapareciera, por lo que se organizaron una especie de censos, conocidos como revisitas. Así, se otorgó el título de propietarios de pedazos de tierra o sayañas a los comunarios.
"De acuerdo a esa ley (los indígenas) podían transferir a otros (sus tierras)”, explicó Choque. De esa forma las comunidades pasaron a poder de los hacendados a través de la compra, muchas veces forzada, de las tierras de los comunarios. El nuevo hacendado no podía "botar” a los indios, por lo que éstos pasaron a ser arrendatarios o colonos.
Una de aquellas compras forzadas fue protagonizada por el presidente Ismael Montes, quien, según Choque, de esa forma "se apoderó de Taraco”, en la región del lago Titicaca. "Era uno de los presidentes del liberalismo de la época”, afirmó.
Años antes, a fines del siglo XIX, durante la gestión del también liberal José Manuel Pando, surgió el líder indígena Pablo Zárate Willka, que tenía el objetivo de anular la ley y exigir que las comunidades absorbidas por la expansión de las haciendas retornaran a los originarios.
En las primeras décadas del siglo XX surgió una corriente que buscaba redimir al indígena de la explotación a la que estaba sometido, así como otorgarle el acceso a la tierra y la educación. Esta corriente se denomina indigenismo, que tiene como precursores a Elizardo Pérez y Miguel Pinto, entre otros, que en su mayoría eran pensadores no indígenas.
El indigenismo, explicó Choque, buscaba una incorporación a la cultura occidental, pero en condiciones de inferioridad, pues "se hablaba del indio no civilizado”. Lo indígena también se asoció a una condición de clase social, a la clase campesina.
La consolidación de las reivindicaciones formuladas desde comienzos del siglo XX recién se logró entre las décadas de los años 40 y 50. Pero, hasta ese periodo surgieron diferentes rebeliones indígenas, como la de Jesús de Machaca en 1921, la cual fue estudiaba por Choque en coautoría con Esteban Ticona.
Asimismo, antes de la Reforma Agraria de 1953, impulsada por el gobierno del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), en 1947 hubo rebeliones en zonas rurales de La Paz y Cochabamba.

Dos años antes, en 1945, el gobierno de Gualberto Villarroel convocó a un Congreso Indigenal, en el que se discutió acerca de la abolición de la servidumbre, la implantación de la educación indígena, la producción agropecuaria y el estudio del Código de Trabajo Agrícola.

El gobierno de Villarroel promulgó cuatro decretos, que no incluyeron el tema de la tierra y menos la reversión de tierras a las comunidades. Ello, a pesar que durante el gobierno de Germán Busch, en 1938, se reconoció la existencia de la comunidad indígena, que significó el fin de la vigencia de la Ley de Exvinculación de 1874.
El resultado más importante del Congreso Indigenal de 1945 fue la abolición del pongueaje y el mitanaje. Pero su incumplimiento provocó conflictos que desembocaron en las rebeliones de 1947 en La Paz y Cochabamba.
Aquel año, el padre del investigador, Simón Choque Mamani, se rebeló contra los hacendados de la zona de Qhilla Qhilla y fue detenido por tres meses en la sede de Gobierno. Al retornar a la zona fue obligado a abandonar el lugar. "Vivíamos justo en la frontera de la provincia Aroma, en un ayllu que se llama Collana”, recordó el investigador. Su madre había fallecido cuando él tenía tres o cuatro años de edad.
Choque pasó su infancia en la comunidad Collana, donde comenzó sus estudios primarios, alrededor de 1951. A la edad de 17 años llegó a La Paz y concluyó su formación secundaria en el turno nocturno del colegio Franz Tamayo, de Villa Victoria. "En el día tenía que trabajar”, afirmó al recordar sus actividades en el taller de zapatería de su hermanastro.
"De día trabajaba y de noche estudiaba”, recordó. Poco después, Choque puso su propia zapatería. "Podía ir a la UMSA sin depender del patrón, yo tenía libertad, tenía ayudantes que trabajaban”. "No había mucha ganancia pero servía para estudiar”.
En 1969 Choque ingresó a la Facultad de Filosofía y Letras -actual Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación- de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA). En ese entonces, antes de elegir una carrera se cursaban las materias de Introducción a la Historia, Filosofía, Psicología, Lenguaje e Historia de la Cultura.
"Cuando aprobé Historia de la Cultura el padre de Carlos Mesa me dijo: ‘Usted tiene que estudiar historia'”, recordó. En aquellos tiempos Choque era el único indígena en esa casa de estudios superiores y percibía discriminación.
En 1971, cuando ya tenía algunas materias básicas aprobadas, participó en la recuperación de documentación de la Corte Superior de Distrito de La Paz, que se vendería "para hacer cartón”. Alberto Crespo estaba informado y gestionó para que la universidad evite la destrucción de ese material. Así, junto a Alberto Crespo y sus compañeros, Mary Money, Florencia Ballivián y René Arze, comenzaron la organización del Archivo Histórico de La Paz. De esa forma, el investigador fue incorporado a la UMSA, institución en la que se desempeñó como docente en las carreras de Antropología, Historia y Educación.
En 1979, Choque obtuvo su título de licenciatura con la tesis La situación social y económica de los revolucionarios, que se publicó 30 años después. El libro formó parte de una colección publicada por el municipio paceño en conmemoración al Bicentenario de la Revolución de 1809.
Choque también realizó una maestría por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) de Quito que funcionaba en La Paz. Su tesis Los contenidos ideológicos y políticos en las rebeliones indígenas de la pre y post revolución nacional fue publicada en una segunda edición en 2012. Y su doctorado lo realizó por el Instituto Internacional de Integración del Convenio Andrés Bello y la Universidad Nacional Siglo XX.
En estas décadas, Choque ha escrito al menos ocho libros y publicado un sinfín de artículos sobre la lucha indígena en las épocas colonial y republicana; también sobre los caciques indígenas, entre quienes destaca a Gabriel Fernández Guarachi, que vivió entre fines del siglo XVII y principios del XVIII. "Era Capitán General de los mitayos de toda la provincia Pacajes”, recordó.
Asimismo ha recorrido diferentes países, como Perú, Argentina, Ecuador, Venezuela, Costa Rica, España, Francia, Italia y Reino Unido, entre otros. De los lugares que conoció en su trayectoria, el que más le gusto fue Escocia. El investigador se sorprendió al ver en este país cultivos de papa. "Tienen un laboratorio de estudio para controlar el crecimiento”. "Eso nos hace falta aquí”, afirmó. Allá también probó comidas a base del tuberculo andino. "La sopa de papa era rica, eso comía”, recordó.
A Escocia fue invitado para asistir a un congreso de etnohistoria, en el que habló sobre los caciques indígenas. Allá estaban investigadores como Tristan Platt, Nathan Wachtel, Tom Zuidema y Alison Spedding, quien le traducía del inglés al aymara.
Choque presentó su tesis doctoral que dedicó a sus padres Agustina Canqui y Simón Choque Mamani en otro encuentro de etnohistoria que se celebró en Arica en 2014.
Este investigador aymara todavía tiene muchos proyectos por desarrollar. "La lucha continua”, afirmó en la entrevista con Miradas.

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