Buscador

lunes, 5 de septiembre de 2022

Fin del período - El nuevo poblamiento

En este periodo, los estragos de la guerra se sentían por todas partes: los caminos quedaron destrozados, los campos abandonados y los depósitos vacíos. La situación de los indios era humillante al punto que el dominico Valverde denunció los malos tratos que recibían. Pese a la anarquía, en Lima, Pizarro fungía como gobernador intentando establecer algunas leyes y otorgando encomiendas a los conquistadores asegurando de esta manera su lealtad.

Las encomiendas tuvieron una función clave en este periodo, constituyéndose en la institución que permitió a los conquistadores tener una recompensa por su participación en la ganancia de nuevas tierras para el Imperio. Permitieron controlar e incorporar a la masa indígena al tributo mediado hacia la Corona y fueron, finalmente, la causa de los nuevos enfrentamientos entre Gonzalo Pizarro y la Corona. De acuerdo a Pärssinen (2003), la base de las primeras entregas de mano de obra a los conquistadores fue un censo hecho por el Inca Huayna Capac, registrado en un quipu estatal, como era el sistema de registro de población bajo el gobierno inca, pues no se entiende de otra manera que se hubiera otorgado provincias que aún no se conocían.

Se ha intentado calcular cuál era la población del Tawantinsuyu al momento de la conquista. Las pautas para su estudio fueron dadas por John Rowe en los años 1940 mostrando que las visitas o censos coloniales podían ser la base para calcular el resto de la población. Cotejando diversos autores y fuentes coloniales, se ha establecido que la población del Tawantisuyu al momento de la invasión era aproximadamente de 10 millones de habitantes. Luego ocurrió la debacle demográfica que duró todo el siglo XVI y parte del XVII (Recuadro 4). A esta población se unió un importante contingente de migrantes europeos y también africanos. Konetzke (1986) calcula que, a lo largo del siglo XVI, alrededor de 300.000 pasajeros se embarcaron a América, aunque algunos de ellos lo hicieron transitoriamente. Los españoles provenían de varios orígenes sociales pero se hizo un escrupuloso control para que no ingresaran extranjeros al Nuevo Mundo. Asimismo, se prohibió el ingreso de judíos y moros y más tarde, de gitanos. La Casa de Contratación, establecida en Sevilla desde 1503, era la encargada de registrar a cada uno de los pasajeros. A diferencia de lo que se cree, 10% de este contingente eran mujeres en las primeras épocas y en las últimas décadas del siglo XVI llegaron a 23%. El viaje de esclavos también estaba bien reglamentado. Luego se prohibió que viajaran los esclavos que ya vivían en Europa y, más bien, se desarrolló la importación desde África.

En pocos años, el paisaje natural y social fue drásticamente modificado. Los escasos centros urbanos prehispánicos, que tenían sobre todo un rol ceremonial y ritual, pasaron a convertirse en centros de mestizaje cultural acogiendo a la población europea que llegaba sin cesar. La población nativa comenzó a sentir los efectos de las epidemias y se inició el declive poblacional. La evangelización no se había encarado todavía como lo harán después las órdenes religiosas y su realización se dejó a la iniciativa de los encomenderos. Por otra parte, gracias a iniciativa de algunos colonos, productos antes desconocidos en América fueron introducidos, como el trigo, la vid, árboles frutales y una nueva ganadería de ovejas, cabras y vacas se articuló con la de los camélidos andinos. Pero, junto a ellos llegaron también las ratas cuyo ingreso al Perú pudo ser fechado en 1543, con el primer virrey Blasco Núñez de Vela. Estos roedores se propagaron rápidamente y arrasaron los campos cultivados. También llegaron plagas que asolaron a los camélidos. De América a Europa se llevaron tabaco y productos alimenticios: cacao, maíz y sobre todo la humilde papa que, adaptada a distintas ecologías, salvó de futuras hambrunas a Europa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario