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domingo, 15 de mayo de 2016

12 de mayo, Día Internacional de la Enfermería Los guardianes de la salud

Reconocimiento. Las enfermeras y los enfermeros celebraron su día. Hoy, compartimos la historia de la Facultad de Enfermería Elizabeth Seton y el testimonio de dos reconocidas profesionales del rubro.

Es de noche y -contrariamente al escenario vespertino que se vive en cualquiera de las salas de internación de la Caja Nacional de Salud, donde el ruido habitual del personal de limpieza se mezcla con la conversación de los visitantes- el silencio reina por los ambientes y de pronto es interrumpido con el paso diligente del personal de enfermería que se desplaza con prontitud al llamado del timbre de emergencia de uno de los pacientes internados.

Usualmente, las salas de los enfermos están en penumbras y solo filtra un poco de luz por la puerta entreabierta, lo que facilita el ingreso de las enfermeras que, de tanto en tanto, vigilan los signos vitales de los internos.

Este personal, de mandiles y calzados blancos o celestes, es la mano derecha de los médicos, quienes dejan sus prescripciones para que sean seguidas fielmente por los enfermeros, quienes se formaron para calmar el dolor y atender las necesidades de los enfermos.

En algunos casos, éstos se convierten en las manos, los ojos, los oídos y hasta los pies de aquellos enfermos que están postrados en sus camas.

Sin duda, la enfermería es una profesión donde vocación de servicio al prójimo se inclina con más fuerza, ya que son muchas las horas de trabajo al cuidado de la salud de los enfermos.

El jueves pasado se recordó el Día Internacional de la Enfermería, una jornada especial para recordar y valorar la contribución de estos profesionales dentro de la sociedad.

Esta fecha fue elegida por un Consejo Internacional de Enfermería, en reconociendo al día del nacimiento de Florence Nightingale, considerada como la “fundadora” de la enfermería moderna.

En Cochabamba, la profesionalización de las enfermeras se consolidó gracias a la labor de la Facultad de Enfermería “Elizabeth Seton”, una de las instituciones más reconocidas a nivel nacional.

La casa matriz

Antes de los años sesenta no existía mucho personal de enfermería, por lo cual, un grupo de médicos y la Iglesia Católica realizaron un estudio de la realidad social donde se demostró la carencia de instituciones de salud con equipamiento e infraestructura adecuada.

Es así como la congregación religiosa, “Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul” realizó los trámites para la construcción y el funcionamiento del Hospital Seton y de la Escuela de Enfermería. La resolución Suprema 114948, del 10 de agosto de 1962, reconoció formalmente esta iniciativa.

El primer año de funcionamiento de la Facultad de Enfermería contó con la asistencia de 46 alumnos. La carrera tenía una duración de cuatro años y una malla curricular completa y moderna.

Para aquella época, la respuesta fue muy buena, incluso llegaron 14 estudiantes de diferentes departamentos de Bolivia para estudiar enfermería, los mismos que se internaron en esta facultad hasta terminar sus estudios, en 1968.

El 11 de octubre de 1974, el Consejo Nacional de Educación Superior determinó la incorporación de la Facultad Elizabeth Seton a la Universidad Católica Boliviana (UCB) y autorizó para que otorgue títulos de licenciatura

en Enfermería.

A lo largo de sus 51 años de servicio, esta facultad formó a unos 1.500 profesionales; muchos de los cuales trabajan en diferentes centros médicos y hospitales de Cochabamba y el país, dejando en alto la calidad de enseñanza y la formación humana que recibieron en esta universidad.

A nivel nacional, la Facultad de Enfermería compite con otras instituciones académicas, pero es la única con formación católica.

semillas de docencia

Era 1970, Marcela Achá Torrez acababa de salir bachiller del colegio Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús - más conocido como Irlandés-, cuando decidió ingresar a la Facultad de Enfermería Elizabeth Seton.

Para ella su vocación estaba clara, quería dedicar su vida al servicio de las personas débiles y enfermas que requieren una atención humana y especial en los momentos en que la salud no está completa.

“Creo que no existe alegría más grande que asistir al enfermo, apoyarlo durante su problema y trabajar con el médico de cabecera, informando todas nuestras observaciones”, señala la enfermera.

Quizá su padre influyó en su decisión. “Él estaba estudiando medicina pero no culminó los estudios; debe ser por eso que tenía la inclinación por las ramas de la medicina, lo acompañaba cuando realizaba la atención de primeros auxilios a familiares, amigos o vecinos”, recuerda Achá.

Aunque sabía que las cosas no serían sencillas, puesto que sus padres, Javier y Nora, tenían que velar por la educación de sus seis hijos de manera igualitaria, estaba esperanzada en que terminaría de estudiar su carrera.

“Tenía tres hermanos mayores que estaban estudiando y detrás de mí habían dos más. Estaba consciente de que mi ilusión pendía de un hilo”, añade.

No obstante, su padre no estaba dispuesto a que su hija se quede en medio camino por falta de recursos económicos, por lo que, no dudó en acudir a un banco para solicitar un préstamo bancario para cubrir las cuotas mensuales de la universidad de Marcela.

Al finalizar sus años de formación, en 1974, se inclinó por la especialización de enfermería en pediatría.

Casi inmediatamente, Marcela Achá ingresó a trabajar en el Hospital Albina Patiño, al área de Pediatría.

“Amo a los niños, me sentí afortunada. Trabajé 11 años en ese hospital; posteriormente, el área académica comenzó a tentarme”, recuerda Achá.

Al principio realizó un reemplazo en la cátedra de Pediatría en la Facultad de Enfermería Elizabeth Seton; después de un tiempo, ganó la titularidad de la materia y se institucionalizó en el cargo. Desde entonces han pasado 30 años y Marcela Achá Torrez está satisfecha de formar académicamente a nuevas generaciones de enfermeros.

Trabajo, entrega y lucha

Otra es la historia de vida que llevó Sofía Gonzales Apaza, oriunda del centro minero Colquiri, quien empezó a ilusionarse con la carrera de Enfermería cuando estaba finalizando sus estudios de bachillerato en el colegio “Inglés Católico” de la ciudad de La Paz el año 1979; pero, también estaba consciente de que necesitaba el apoyo e incentivo de su familia.

“Somos siete hermanos y haciendo números mi padre requería el 70 por ciento de su sueldo para pagar mi universidad; puesto que, además de la mensualidad requería de casa, comida, transporte y mucho más”, enfatiza Gonzales.

Cuando casi estaba a punto de descartar la posibilidad, sus padres Juan y Matilde, le dieron la noticia de que le darían esa oportunidad.

“Mis padres siempre estuvieron orgullosos de que sus dos hijas sirvieran al prójimo, mi hermana era misionera y yo enfermera; para ellos, apoyarnos era su misión de vida”, recuerda Sofía.

Luego de los cuatro años, en 1982, Sofía recibía el título profesional, frente a la mirada atenta de los suyos y el corazón lleno de emoción.

Como los estudiantes de otras promociones, Gonzalés Apaza tenía la posibilidad de escoger dónde trabajar; decidió a quedarse en Cochabamba.

“Con 21 años y un empleo en la Caja Nacional podía decir que lo tenía todo. Mi juventud me permitió trabajar en dos lugares y ese ingreso económico me dio la posibilidad de ayudar a mi familia”, afirma Sofía Gonzales, quien siente orgullo de haber aportado en la profesionalización de sus hermanos menores y retribuir el sacrificio que realizaron sus padres.

Hoy, con 33 años de actividad, Sofía trabaja en el Centro Integral de Medicina Familiar, Manuel Ascencio Villarroel (Cimfa) de la Caja Nacional de Salud, ubicado en la avenida Ayacucho.

A lo largo de su carrera, participó en actividades sindicales de su ramo, donde aprendió a luchar por los derechos de su rubro y alcanzar beneficios para la colectividad.

Con estos dos ejemplos de vida, se quiere resaltar y reconocer el rol de las enfermeras y los enfermeros en la sociedad, quienes asumen la responsabi-lidad de hacer el bien y proteger los valores preciados de la vida, salud y de los derechos de los pacientes.


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