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miércoles, 18 de mayo de 2022

La impronta inca en Bolivia (1470-1540 d. C.) - Sistema adiministrativo y organización política

Como se vio en el capítulo precedente, en el período que va entre Tiwanaku y los incas, las sociedades andinas estaban organizadas de formas muy simples, con niveles de jefaturas que no implicaban organizaciones centralizadas o estatales. Con las fases expansivas de los incas esta situación fue cambiando paulatinamente, ya que necesariamente implicó la vuelta a un nivel de centralización política con grandes cambios de orden social y económico.

Por ejemplo, los señores del altiplano y los jefes de los pueblos de las Tierras Bajas tuvieron que establecer diferentes niveles de relaciones con el Inca, ya sea para acceder a sus favores y ser parte de la élite gobernante, o para negociar la anexión de sus territorios al Imperio. Ahora bien, esta anexión fue secuencial y se dio a partir de una re-estructuración que implicó el establecimiento de un “tributo” y la organización de las poblaciones en la mit’a para la producción, la edificación de arquitectura pública o el servicio a la élite gobernante.

De la misma forma, la anexión de determinado territorio no era un caso fortuito, pues implicaba la construcción de un centro regional, la vinculación de una red de caminos a la principal (Capac Ñan) y la obtención de algún recurso que pudiera fortalecer los intereses del Imperio. Esos recursos eran de tipo productivo o poblacional; en el primer caso, relacionados a la agricultura, minería o ganadería y, en el segundo, como parte de la gente que fortalecía los ejércitos imperiales o que era enviada a otros territorios como mitmas.

El resto de la población, dependiendo del tipo de alianza que habían logrado los jefes locales, estaba destinada a pagar al Imperio con mano de obra y, excepcionalmente, con excedentes de producción. Todas las poblaciones dedicadas a la agricultura debían abastecer a los ejércitos imperiales; por su parte, los especialistas a nivel de textilería, metalistería, orfebrería, manufactura de cerámica y construcción de obras públicas contribuían con su mano de obra. Por último, una población más restringida, como la de las ñustas (princesas incas) o los niños, era dedicada a actividades sacerdotales o al sacrificio, a pesar de que salían de la contabilización de sus lugares de origen, pues estas personas eran trasladadas a los santuarios principales.

Un fenómeno similar no se había dado antes, y los pobladores andinos estaban en un proceso de asimilación y/o reacción hacia esa nueva situación socio-política. Luego de casi un siglo en este estado, había disconformidad en las poblaciones locales, ocasionadas en algún sentido por tensiones internas vinculadas al acceso al poder. En esta situación se encontraba gran parte de los Andes cuando irrumpió la Colonia, que cambió –en parte– el panorama, pero aumentó grandemente dichas tensiones.

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