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lunes, 16 de mayo de 2022

La impronta inca en Bolivia (1470-1540 d. C.) - Tambos y áreas administrativas

Asociadas a la red principal de caminos, se construyó también una red de edificaciones administrativas, las cuales fueron denominadas tambos, y que mostraban la indudable presencia imperial. Los tambos eran concentraciones constructivas y de poblaciones, que tenían el objetivo de congregar a las elites y administradores de los lugares conquistados por los incas. Contaban con arquitectura monumental y en la mayor parte de los casos estaban asociados al camino principal inca, seguramente en la lógica de controlar el movimiento de poblaciones y de productos locales (Fig. 108).

Tambo Quillacas


Las principales estructuras de un tambo eran las kallankas, grandes construcciones rectangulares, de hasta 70 metros de largo. Se piensa que fueron edificios públicos que servían para el hospedaje de gente, administradores y funcionarios imperiales. Dichas construcciones también estuvieron vinculadas a actividades ceremoniales y a la administración de almacenes. Por lo general, presentan varias puertas, nichos y ventanas en forma trapezoidal, típico signo constructivo imperial. De acuerdo a los registros realizados en gran parte de los sitios, se plantea que las kallankas habrían sido cubiertas con un techo a dos aguas.

Dentro de los tambos más importantes, también se observa la existencia de una plaza central en la que se edificó un ushnu o asiento imperial; se dice que el Inca visitaba los tambos y ese era el lugar en el que tomaba posición para dirigirse a la población. Su arquitectura generalmente corresponde a un estilo arquitectónico local, pero –en relación al grado de importancia que tenía– se observan algunos rasgos sobresalientes. Entre ellos, podemos citar su asociación a torres funerarias de estilo cuzqueño, como las encontradas en el territorio de los carangas. En algunas de las estructuras, también se pueden registrar restos de enlucidos de color, como se observa en Incallacta, sitio administrativo de central importancia. En Bolivia, los tambos más relevantes se encuentran en Paria, Incallacta, Incarracay, Sevaruyo, Opoco, entre otros (Fig. 109).

A manera de balance, puede decirse que la red regional de caminos cambió el patrón de manejo del espacio para adecuarse a la administración incaica, observándose una clara relación entre los caminos, tambos, áreas agrícolas y de almacenaje para abastecer los sitios administrativos. Del mismo modo, dichos sitios se asocian a cerros o huacas, dejando claro que los aspectos rituales, económicos y administrativos formaban un todo indisoluble. Otro aspecto que cabe resaltar es la articulación con la población conquistada, como se evidencia en los restos materiales típicamente Inca o en los restos que son producto del sincretismo entre el estilo imperial y los estilos locales.

A la pregunta de quiénes habitaban esos sitios, se puede indicar que hubo población de distinta jerarquía, compuesta por dignatarios imperiales (hatun curacas), élites locales, funcionarios encargados de la administración económica y sirvientes. Adicionalmente, debido a la naturaleza de los tambos, se observa una población itinerante que era movilizada por los caminos y que se refugiaba momentáneamente en esos sitios. Una imagen congelada de esa dinámica mostraría a los tambos como un pueblo grande, diverso y con mucha actividad.

Un análisis regional de estos sitios muestra que una gran mayoría de los mismos se ubican en áreas de frontera de los grupos locales. Este hecho –en algunas regiones– parece haber demarcado una concentración de poblaciones y de contactos multiculturales, propiciando un fenómeno intercultural y de globalización, en desmedro de las identidades étnicas locales. Tal caso parece observarse en la región de Quillacas (Lima, 2008).

Los tambos tenían gran importancia para el Imperio, ya que eran parte de la avanzada política hacia el sur, lo que explica la inversión en edificación de infraestructura administrativa. En relación a los datos de fines del siglo XVI, las negociaciones con los grupos locales para el establecimiento de esos sitios parece haber sido muy compleja. Los documentos mencionan niveles de alianza de los jefes locales con los incas; pero lo que se observa es una evidente política de desestructuración, manifestada en la implantación de tambos en zonas que teóricamente eran multiétnicas, así como en la emergencia y difusión de elementos globalizantes u homogeneizadores. 
Las Kallankas


Es muy difícil saber cuál fue la reacción de las poblaciones locales frente a esos cambios, aunque puede inferirse que tuvo diferentes expresiones. Sin embargo, el proceso mencionado parece haber sido lento y, en algún momento, pudo ocasionar una crisis interna, sobre todo a nivel socio-cultural. La masificación de los símbolos de la presencia imperial parece marcar el surgimiento de nuevas identidades sociales y/o políticas, debilitando los niveles de autoadscripción étnica. Este es un aspecto que merece ser profundizado en el análisis del impacto que ocasionó la presencia del Imperio en los Andes Centro Sur.

En relación a ese tema, un ejemplo son las alianzas políticas logradas con las élites locales de algunos grupos, como los carangas, que tuvieron como resultado la construcción o edificación de diferentes símbolos, tales como las chullpas de color del Río Lauca (Fig. 110). Estos elementos no sólo muestran una alianza política, sino también la pervivencia de una costumbre y tradición mortuoria que fue conservada por los incas y que se mantiene hasta la actualidad.

Por lo observado, los incas lograron una incursión sutil, pero políticamente respaldada por las jefaturas locales en sus territorios. Los centros administrativos parecen haber centralizado los poderes locales, siendo los sitios desde donde se implementó toda la estrategia para debilitar social y políticamente a las poblaciones. Por tanto, es posible confirmar la generación de sistemas de control, políticamente sustentados en toda la región.
Torres Funerarias

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