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jueves, 26 de mayo de 2022

Los Llanos de Mojos - Los datos etnohistóricos de los Llanos de Mojos

Mucho de lo que sabemos de las culturas que existieron en América antes del período colonial es gracias a los escritos que dejaron los cronistas. En el caso de los Llanos de Mojos, los datos etnohistóricos corresponden al siglo XVII, es decir, son muy tardíos y sus descripciones hacen referencia a poblaciones diezmadas por las enfermedades, la esclavitud y la conquista (Block, 1997; Lehm, 1999).

Aun así, destaca la envergadura de los Llanos de Mojos como centro de importantes culturas, aunque por lo general se hace alusión a un ámbito geográfico inmenso y no claramente delimitado, caracterizado por un número infinito de pobladores (Lizarazu, 1906 [1636]: 121). Es a partir de 1667 que se cuenta con fuentes jesuitas; de ellas, una de las más conocidas es la del hermano Joseph del Castillo, de la Compañía de Jesús, escrita en 1676. Estas fuentes describen un patrón de asentamiento disperso y frágil, de poblaciones reducidas y de una gran diversidad étnica, reflejo de una conquista lenta y avasalladora. Por lo que podemos concluir que los datos etnohistóricos no sólo estaban impregnados de una mentalidad eurocentrista y evangelizadora, sino que el paisaje social en los Llanos de Mojos ya había sufrido fuertes procesos de cambio antes de que los primeros relatos jesuitas hubieran sido escritos.

A pesar de estas desfavorables circunstancias esta información nos lleva a profundas reflexiones. Por ejemplo, que en todas las fuentes escritas se recalque la diversidad cultural y lingüística de los Llanos de Mojos:

La provincia de los Mojos, que consta hoy de más de 6,000 personas repartidas en más de 70 pueblos, unos de 30 personas, otros de 40, los más de 60 á 80, algunos de más de ciento y algunos aunque muy pocos de más de 200 personas, no son éstos más que dos ó tres […] Y por excusar la prolijidad digo que á este modo prosigue lo restante de la provincia sobre este río Mamoré á una banda y otra. Satirnonos, apereanos, mayuncanos, siyoboconos, cubuquinianos, boseonos, muboconos y otros nombres y remata la provincia en los mopereanos que colinda con los canesies distinta provincia que prosigue sobre el río y son enemigos como también lo son los mujanaes que éstos llaman mojrono de donde pueden ser que les diesen á estos indios nombre de mojos, porque á la verdad mujuono suena lo mismo que mujus en lengua moja por ser el o no la nota de su plural. Y este nombre de mojos no lo usan entre ellos, los de Santa Cruz los llaman mojocosi que es lo mismo que mojos por la misma razón de ser el cosi, nota de su plural. (del Castillo, 1906 [1676]: 294, 298-299)

Esta cita, como muchas otras, nos demuestra que los “Mojos” o “Moxos” nunca existieron como una entidad cultural, sino más bien que el nombre aglutina a un gran número de naciones. Del surtido de nombres que menciona del Castillo no quedó ninguno en uso ni tampoco se tiene mayor información sobre la localización de los mismos, ni cómo se diferenciaban los unos de los otros. Por eso, lo que se puede discernir del paisaje cultural que encontraron los jesuitas en el siglo XVII se reduce en el contenido de la siguiente cita:

Por Mision de los Moxos entendemos un agregado de muchas Naciones de Gentiles, que por haber sido la de los Moxos la primera, que solemnemente recibió el Sagrado Bautismo, dio la denominación a todas las demás, que con ella la continúan (Orellana, 1970 [1704]: 28).

Las “naciones”, que con poco detalle aparecen en los escritos tempranos, sólo son los últimos representantes de un proceso histórico largo que comenzó con la llegada a los Llanos de Mojos de los primeros grupos de cazadores y recolectores alrededor de 8000 a.C.

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