Carla Jaimes Betancourt y Heiko Prümers
La investigación arqueológica en los Llanos de
Mojos está estrechamente ligada tanto a algunos
desarrollos culturales en Brasil, como a las corrientes
académicas que influyeron la investigación arqueológica en la Amazonía (Ver recuadro de
Arqueología Amazónica). Por eso se mencionarán
también algunos hallazgos relevantes hechos en
territorio brasileño, colindante con Bolivia.
Geografía
Los Llanos de Mojos, en el departamento del
Beni, constituyen las sabanas tropicales más
grandes de Sudamérica inundadas periódicamente.
Su extensión, cerca de 130.000 km², es
tan grande como todo el departamento de La
Paz. Su característica principal es la pronunciada
diferencia entre la estación seca, de junio a
octubre, y la estación de lluvia, de noviembre a
mayo. Las precipitaciones anuales oscilan entre
1.200 a 2.000 mm, es decir que en el Beni llueve
cuatro veces más que en La Paz. Incluso existen
años donde las precipitaciones pluviales pueden
ser aún mayores. Estas acentuadas diferencias
ocasionan que el paisaje de los Llanos de Mojos
se transforme radicalmente y se encuentren, en
época seca, canoas estacionadas en medio de la
pampa, o en época de lluvias bosques inundados
que se van transformando paulatinamente en ríos
o lagunas (Fig. 121).
El paisaje de los Llanos de Mojos parece
a primera vista geográficamente uniforme,
compuesto por extensos pastizales, islas de
bosques, humedales y bosques de galería. Sin
embargo, se trata de un mosaico de sabanas geoecológicamente
muy diferentes (Hanagarth,
1993). Una característica común de todas estas
sabanas son los suelos de sedimentos finos del
cuaternario con un alto contenido de arcilla.
Estos suelos, en combinación con períodos de
sequía severa y lluvias intensas y prolongadas,
originan un inadecuado suministro de oxígeno,
que impide el crecimiento de árboles y que hace
fuertemente visible los límites entre bosque y
sabana (Mayle et al., 2007, Lombardo et al.,
2013). Un aspecto importante de la conformación
aluvial de los Llanos de Mojos es la falta de
piedras. Este hecho obligó a los habitantes de la
región a conseguir piedras mediante trueque o
comercio, o a fabricar sus implementos de materiales
sustitutos. La inexistencia de artefactos de
piedra en la región influye determinantemente en
el reconocimiento de los cazadores y recolectores
tempranos en el registro arqueológico.
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