Buscador

jueves, 16 de junio de 2022

Los Llanos de Grigotá - Pailón

A una hora al Este de Santa Cruz, al otro lado del río Grande, está el pueblo de Pailón, primera estación del tren que sigue rumbo hacia la frontera con Brasil. Cuando se construyó el ferrocarril, en los años 50 del siglo pasado, en un préstamo de tierra para el terraplén ubicado al Suroeste de Pailón, salieron a la luz algunas tumbas y objetos cerámicos. Así se llegó a conocer la existencia de sitios arqueológicos en el lugar, que mucho después fueron estudiados por un equipo boliviano-alemán (Prümers, 2002).

La ocupación prehispánica en los alrededores de Pailón parece haber comenzado alrededor de 500 d. C. y continuado por aproximadamente 800 años, hasta el 1300 d. C. Sin embargo, los restos de esta ocupación, o de estas ocupaciones, no se encuentran en un solo lugar sino esparcidos en un sector amplio entre el actual pueblo y la ribera del río Grande, que corre a unos 7 km al Oeste de Pailón. Los restos más recientes se hallaron cerca del curso actual del río Grande. Como este río suele desbordarse de vez en cuando, es posible que las ocupaciones más antiguas se encuentren bajo capas gruesas de sedimentos aluviales.

Los restos de la fase más antigua, denominada Pailón A (500-1000 d. C.), fueron encontrados en un área de excavación de 120 m2, ubicado a unos 500 m al Oeste de la circunvalación de Pailón, en un cultivo de yuca (Fig. 143). Ahí se hallaron, a algo más de 1 m de profundidad, los restos quemados de dos casas con paredes de bahareque. Sobre los pisos de tierra quemada compactada de estas casas existían concentraciones de carbón vegetal y fragmentos quemados del enlucido de las paredes. Del nivel de ocupación al cual pertenecían las casas, los habitantes prehispánicos habían excavado algunos pozos, la mayoría de los cuales contenía deshechos. Sin embargo, en tres casos se trataban de entierros, que correspondían a una mujer de 18-20 años, un neonato y un hombre de 30-40 años (Fig. 144). Los muertos yacían en posición extendida decúbito dorsal y orientados de este-oeste sobre un lecho de fragmentos de cerámica. La cabeza de los dos adultos había sido cubierta con platos trípodes y su torso tapado con fragmentos grandes de vasijas quebradas. En el caso del neonato, tres platos trípodes cubrían el pequeño cuerpo.

Dos cántaros con base cónica tipo ánfora (Fig. 145) fueron reconstruidos con los fragmentos de cerámica encontrados en la tumba del hombre. El más grande de estos cántaros tenía casi 90 cm de altura, pesaba alrededor de 20 kg y fue reconstruido con 285 fragmentos. Ambos cántaros fueron destruidos con un golpe fuerte; el hecho de que casi todos los fragmentos llegaron a ser depositados en la tumba pone en evidencia que esto pasó con ocasión del entierro.

Los restos de la ocupación más tardía (Pailón B), hallados a unos 500 m más al oeste, en el borde de un antiguo curso del río Grande, se limitaron a una delgada capa de ocupación. La misma contenía sobre todo cerámica fragmentada y otros desperdicios, como huesos de animales y ceniza. Varios fogones en pequeños pozos contenían carbón vegetal fechados entre 1050-1300 d. C. Varios huecos de poste indican la presencia de construcciones en el lugar, pero la disposición general de los restos hace dudar de que haya durado mucho. La cerámica de esta fase, con decoración incisa, es tan diferente de la anterior que podría interpretarse como un cambio en la población. De esta cerámica se han hallado ejemplares también en Santa Cruz de la Sierra, como reocupación tardía en el sitio Grigotá y en el barrio El Bosque (Prümers, 2002). 
Vista Sitio Pailon

Vista Tumba

Vasija Construida ceramica

No hay comentarios:

Publicar un comentario