Al recibir la noticia de la hecatombe de Mohoza, el coronel Pando, Jefe de las fuerzas federales, dirigió al presidente Fernández Alonso, una carta, proponiéndole la entrega de ambos ejércitos a don Belisario Boeto, para que este restablezca la paz y convoque a una Convención Nacional
PANDO RECIBE LA NOTICIA DE LA HECATOMBE DE MOHOZA
A principios de marzo de 1899, hallábase en Sicasica el coronel. José Manuel Pando, a la cabeza del ejército federal en campaña contra el presidente constitucional doctor Severo Fernández Alonso, cuando recibió la noticia de las matanzas de Mohoza.
Penosa impresión causó en su ánimo esta noticia. En el acto comprendió el bravo coronel que si no se daba pronto término a la guerra civil que destrozaba el país, los campesinos se levantarían y proclamarían la guerra de castas, cuyas fatales consecuencias no era difícil prever. Ante esta situación, resolvió proponer al presidente Fernández Alonso la celebra-ción de la paz.
Al efecto el mismo día se adelantó hasta Caracollo, y de aquí despachó a Oruro al doctor Juan O. Monasterios, con una comunicación para Alonso.
LA CARTA DE PANDO A FERNÁNDEZ ALONSO
Esa comunicación decía:
Caracollo, 24 de marzo de 1899.— Señor doctor Severo Fernández Alonso.— Oruro.— Señor:
“Le dirijo la presente con objeto de poner término honroso a la guerra civil que des-troza al país.
Al hacerlo obro por mí solo, con independencia de la Junta de Gobierno Federal, pero, sí, con el propósito de consultarla y obtener su asentimiento.
También creo que usted de idéntica manera, obrará por sí mismo inspirado en el común deseo de evitar mayores daños al país.
Para este objeto he avanzado hasta este punto, con la esperanza de que su res-puesta será pronta y definitiva.
No tengo el propósito dé atacar, por el momento Oruro, y me mantengo de guarnición en Sicasica para cubrir la ciudad de La Paz. Tampoco creo que usted pueda hacer campaña feliz sobre el norte, dados los armamentos que tiene adquiridos, para el caso de una defensa extrema.
Para nadie son desconocidos los males que está produciendo la actual guerra intestina; a ellos puede agregarse, como resultado inevitable los de la guerra de razas, que ya sobreviene por impulso propio de la raza indígena.
El esfuerzo que hiciéramos para poner término a esa guerra civil, y el acto de prevenir, contener y esterilizar la que está siendo iniciada por los campesinos del altiplano, sería para todos tan honroso, si, como lo espero, es aceptado por usted.
El Partido Federal de La Paz, pide la reu-nión de una constituyente de libre elección para que se resuelva sobre la iniciativa que tiene presentada a la Nación. El Partido Liberal de Bolivia sólo aspira a la libertad y pureza del sufragio. De la armonía de las aspiraciones ha resultado esa unión sin-cera que hoy constituye la fuerza del de-partamento.
De mi parte no he tomado las armas por el predominio del norte sobre otros pue-blos de la República, ni he pretendido desconocer los derechos de otros centros de población; he visto a mi ciudad natal en peligro, después de consumada la revolu-ción del 12 diciembre, y solo he consultado mis sentimientos para ofrecer mi espada.
Creo interpretar bien el patriotismo de mis colegas al pensar que éste paso no ha sido por contrariarlos”…
…“Solo hay una dificultad que superar, para que sea practicada esta iniciativa; que usted proclame, con el ejército de su mando, la presidencia del señor Belisario Boeto, para que éste, constituyendo go-bierno convoque a la Nación a una Asam-blea Constituyente.
Entonces su ejército y el de mis órdenes, bajo un solo mando, restablecerá la tran-quilidad en el territorio de la República.
Si es de su aceptación el pensamiento, puede señalar un lugar y día para que nos reunamos, o enviemos representantes pa-ra acordar detalles.
Me contrariaría que tomase usted esta iniciativa como un síntoma de debilidad; el tiempo no tardaría en desengañarlo, pues su clara razón no puede desconocer que un pueblo que lucha por evitar su ruina y un retroceso de medio siglo, está dispues-to a todo sacrificio.
Quedo esperando la respuesta de usted y me repito con esta ocasión, su servidor muy atento — José Manuel Pando.”
LA RESPUESTA DEL PRESIDENTE ALONSO
El mismo doctor Monasterios fue portador de la siguiente respuesta:
Oruro, 5 de marzo de 1899.— Señor José Manuel Pando.— Caracollo.— Señor:
“Contesto a la comunicación que se ha servido dirigirme de ese pueblo con fecha de ayer.
Lamento más que nadie el daño causa-do ya y que seguirá causándole a la patria, por la presente guerra intestina, no provo-cada por mí.
Concurriré con buena voluntad a toda solución que dentro del régimen legal, pue-da satisfacer las aspiraciones encontra-das: como sería la convocatoria a un con-greso extraordinario, que hubiera de reu-nirse en breve plazo, en el entendido de que mi persona en ningún caso sería un óbice”.
“Respecto al pensamiento de una Constituyente, que se sirve usted propo-ner, hago constar, terminantemente que es de todo punto inaceptable pues ni el pre-sidente de la república, ni ninguna persona o conjunto de personas tienen el derecho de declarar, por sí, caduca la Constitución Política que nos rige hace veinte años, y caducos los poderes de senadores y dipu-tados, que están en su pleno ejercicio.
Tampoco puedo nombrar a nadie, ni al más conspicuo boliviano, por reemplazan-te mío. Soy Presidente Constitucional, y no puedo obrar sino constitucionalmente...”
Con este motivo, me suscribo de usted muy atento S.S.— Severo Fernández Alon-so”.
LA DESPEDIDA DEL CORONEL PANDO
Pando dirigió a Alonso una última comu-nicación por las vías telegráficas de La Paz- Mollendo-Antofagasta-Oruro, conce-bida en los siguientes términos:
“Señor Severo Fernández Alonso Oruro.— Vista respuesta negativa emprendo marcha de Caracollo. Deploro que partido imperante niegue avenimiento razonable propuesto y pretenda la ruina y humillación del pueblo paceño, por: sea, salvar for-mas, no siempre observadas en las más graves crisis de su historia.— Se hundirá Bolivia sea:
Los campesinos entrarán en guerra motu propio a raza blanca; aprovechando los despojos de los beligerantes, se hará poderosa; nuestras fuerzas unidas ahora, apenas podrán dominarla. Parece imposi-ble que no lo aperciba usted.
Con sentimiento, pero dispuesto a la defensa de mi pueblo natal, le digo que no acepto, ni aceptaría Junta, reunión, congreso extraordinario con representantes no electos libremente. Sería renovar pa-siones, en lugar de tranquilizar el país”.
“Concluyo pidiendo, por humanidad, guarnezca Caracollo, protegiendo vecin-dario.— Adiós.— Pando”.
El Diario, 4 de marzo de 1928
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martes, 24 de marzo de 2015
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