Impresionantes preparativos precedieron al viaje:
se fundieron las joyas que habían tomado como
botín para reunir recursos y se compraron y recolectaron
armas de los españoles que quedaban.
Los indígenas, organizados como correspondía al
ejército inca, estaban conformados por alrededor
de 12.000 indios auxiliares que se reunieron en
la gran plaza del Cusco. Cada capitán llevaba su
bandera, unos con hondas, otros con lanzas y
otros más con macanas, ayllus, dardos, porras y
hachas. Con Almagro, iban además 400 o 500 españoles
que en su mayoría estaban acompañados
de indios yanaconas y también unos cien negros
que habían llegado con los conquistadores. A la
cabeza de todos marchaban Almagro, Paullu Inca,
y el sacerdote Vilac Uma.
Vilac Uma era la autoridad religiosa de
mayor jerarquía del Imperio Inca o Tawantinsuyu
que, según el arzobispo Valverde, tenía una
poderosa influencia sobre el joven Manco Inca.
Vilac Uma se perfilaba como una de las figuras
de mayor lucidez en esta difícil etapa. Es posible
que su presencia en la expedición haya tenido
la finalidad de controlar las acciones de Paullu.
Paullu era otro hijo de Huayna Capac que
estuvo presente cuando Manco Inca coronó la
mascaipacha y, como era la costumbre, llegó con
sus parientes a reconocer su mando. Paullu llegó
del Collasuyu; había estado refugiado en la Isla
de Sol cuando se llevaron a cabo las luchas entre
Huascar y Atahuallpa. Su jerarquía era tal que
Medinacelli (2010) propuso que podía tratarse de
un segundo inca gobernante de manera paralela a
Manco. De hecho, Paullu se casó con su hermana,
prerrogativa reservada solamente para los futuros
incas, pues la coronación del nuevo inca y su
matrimonio eran sucesos simultáneos. Según los
Quipucamayos consultados por Vaca de Castro
(1542), todas las provincias del Collao y Charcas
hasta los chuis y chichas servían y respetaban a
Paullu y lo habían reconocido como señor de la
tierra, sirviéndole como al mismo Huayna Capac.
Podía tratarse de un “Ingaranti”, especie de
“segunda persona” de uno de los cuatro suyus del
Tawantinsuyu. “Lo de Paullu”, entonces, habría
sido el Collasuyu y por ello acompañó a Almagro
en este primer ingreso europeo a su región. Gracias
al respeto que tenían por Paullu, a lo largo del
camino se fueron plegando nuevos contingentes,
como consta en los casos de Copacabana y Paria.
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