¿Cómo actuaron los pueblos del sur frente a este
ingreso? Según Manuel Burga (1988), en los
primeros años de la conquista, hubo un tratamiento
ritual hacia los españoles: recibimientos
con fiestas y ceremonias. Así ocurrió en 1533 en
Pachacamac y también en Jauja; lo mismo ocurrió
cuando Manco fue posesionado y la resistencia de
la gente de Atahuallpa fue sofocada. En cambio
las fuentes sobre el Collasuyo no hacen referencia
a estos rituales aunque se constata que la estrategia
inca era seguida con toda fidelidad por las
provincias del sur.
La ruta que tomó este ejército iba por el
camino real inca o Capac Ñan: llegaba primero
a Urcos y luego hasta Mohina en una ancha
calzada de piedra que contaba con una gran
muralla y una puerta para controlar el ingreso
al Cusco. Luego pasaba por la provincia de
Canches, tierra de pastores y de especialistas en
minas de plata y oro. Más adelante, el camino
atravesaba la provincia de los Canas cuyo límite
tocaba el lago Titicaca. El itinerario de Almagro
incluía Copacabana, Chuquiago, Paria, Aullagas,
Tupiza, Jujuy, Salta (Chicoana), Catamarca
(San Francisco), Puerto Nevado, Comecaballos
y Copiapó. Queda pendiente entender por qué
eligió esta ruta que pasaba por la parte Umasuyu
del Capac Ñan y no la de Urcusuyu, en la orilla
occidental del lago Titicaca
El centro ritual de Copacabana, ubicado a
orillas del lago Titicaca, era el espacio sagrado
más importante del altiplano del sur; estaba
poblado por mitimaes de todo el imperio y era
sede de autoridades de carácter político-religioso
puestas por el inca. Chalco Yupanqui,
gobernador del Collasuyu residía allí. Cuando
tuvo lugar la invasión europea, Chalco se
encontraba en la provincia de los Charcas
cuando recibió noticias del ingreso de Paullu
y Almagro, entonces regresó apresuradamente
y se unió a la comitiva de Almagro junto con
sus caciques principales. Podemos suponer
que Chalco tenía la misión de organizar el ingreso
para dar paso a la comitiva sin resistirla
pero intentando ocultar las minas, fuentes de
riqueza y de codicia. Esto no pudo hacerlo en
Chuquiago donde Sancho de la Hoz ya había
recogido información sobre las minas en 1533.
Seguramente por ello, después de Copacabana
se acercaron a Chuquiago.
La siguiente etapa del itinerario fue Paria,
ubicada en pleno altiplano, a unas 80 leguas del
Cusco. Allí Saavedra que iba por delante del
grueso del ejército, fundó el primer poblado
europeo en territorio boliviano; era el lugar
acordado para el encuentro con Almagro pues
allí podían contar con los recursos de los depósitos
del inca donde se almacenaban inmensas
cantidades de maíz proveniente del valle de Cochabamba.
Saavedra, esperó con armas, calzados
y comida. Excediéndose en su misión vació los
depósitos incas. Por consejo de la gente del lugar,
los viajeros establecieron en Paria su centro de
acopio y permanecieron un mes a fin de esperar
la llegada del verano y no sufrir los rigores del
tiempo al pasar la cordillera para llegar a Chile.
Como el interés principal eran los metales preciosos,
Almagro recogió informes sobre algunas minas pero le parecieron pobres. Este dato confirma
que el ocultamiento de las minas fue una
táctica inca, rigurosamente seguida por Paullu
y los señores del sur, tal como observaron Platt,
Bouysse-Cassagne y Harris (2006).
Hasta Paria se acercaron miles de hombres
y mujeres de los pueblos charcas, soras así como
de los caracaras de Colo y Caquina, y se incorporaron
al contingente. Entre ellos, seguramente
estuvieron Harasitha y Guayta, señores de los
soras, que tenían en Paria una de sus cabeceras
y también Coysara, mallku de los charcas. Una
lectura cuidadosa de los documentos, como el
Memorial de Charcas y la probanza de los mallkus
caracaras, permite suponer que estos señores estaban
siguiendo órdenes de los incas. Los quillaca
de Oruro remarcaron que cuando llegó Francisco
Pizarro a Cajamarca, el mallku quillaca llamado
Guarache estaba en el Cusco visitando al Inca.
El imperio incaico estaba todavía de pie y en el
Collasuyu se seguía fielmente la estrategia inca
que consistía en dar paso a los españoles para
alejarlos hacia el sur.
De Paria, pasaron al tambo de Aullagas
ubicado al sur del lago Poopó en territorio de
los quillacas. Su autoridad, Guarachi, que se
encontraba en el Cusco, envió a su hermano
Caraguaque para el servicio a “don Diego” a
quien entregó más de 4.000 llamas, 6.000 cargas
de maíz y chuño además de 3.000 pesos de oro y
plata. El eficiente servicio de chasquis permitía
que en la zona se supiera lo que ocurría en otros
sectores del tambaleante imperio.
Garcilaso explica ([1606]1985 T. II: 22) que
los chasquis estaban en unas chozas ubicadas
a cierta altura para que pudieran ver la posta
que llegaba por cualquier lado del camino y
salir a darle encuentro para no perder tiempo.
Normalmente el mensaje verbal que llevaban
era breve, pero también “tenían otra manera de
aviso por estos correos y era haciendo ahumadas
de día, de uno en otro, y llamaradas de noche”
(citado en Medinacelli, 2007).
Luego de diez días en Aullagas, emprendieron
una etapa de 40 leguas por campo despoblado
hasta Tupiza, en territorio de los chichas,
Figura 18. donde Almagro estableció su cuartel general.
Paullu y Vilac Uma se adelantaron hacia Tupiza
mientras que Saavedra se había quedado todavía
en Paria. Almagro llegó a Tupiza a fines octubre
de 1535; allí Paullu y Vilac Uma le presentaron,
según dice el cronista Cieza, 90.000 pesos en
oro fino indicando que lo habían traído de Chile
como tributo para el Inca estimulando de este
modo su codicia para que siga su camino. Desde
su partida habían pasado cuatro meses.
Tupiza fue el punto culminante de esta
fase y momento de un cambio de la actitud
hacia los españoles. A partir de entonces, la
gente asumió una actitud hostil atacando a las
distintas comitivas que iban en grupos separados.
Allí también tuvo lugar el gran desbande
indígena: por una parte Vilac Uma abandonó
al ejército una noche llevando consigo muchos
indios y mujeres, siguiendo los planes que había
preparado con Manco Inca. Regresó al Cusco
por caminos alternativos y desconocidos para
los españoles; allí lo esperaban para iniciar el
cerco. En el veloz camino de retorno se ocupó
de levantar a las provincias por donde pasaba. El
altiplano y su población se habían abierto para
dejar pasar pacíficamente a los invasores y era
hora de cerrarles el camino de regreso.
Cuando Almagro se dio cuenta de la huida
de Vilac Uma, desconfió de Paullu y decidió
custodiarlo para evitar su traición. Los historiadores
que analizan esta etapa se preguntan
por qué Paullu no siguió a Vilac Uma ni hizo
nada contra Almagro en su viaje a Chile o
cuando volvían por el desierto de Atacama. Al
contrario, le dio asistencia invalorable y la gente
que le obedecía hizo posible su retorno; sin su
apoyo, dicen los documentos de la época, Almagro
nunca hubiese regresado. El argumento
de Paullu fue que en el paso de la cordillera
habían muerto tantos indios que era imposible
atacarlos mientras que los españoles estaban
prácticamente intactos. Al parecer Paullu partió
con instrucciones precisas de Manco de deshacerse
de Almagro pero fue cambiando de idea
y concibiendo la posibilidad de aliarse con él
contra los Pizarro; seguramente consultó con
Chalco Yupanqui, el gobernador de Copacabana,
quien se quedó con Paullu hasta el retorno.
Por ello Chalco fue asesinado posteriormente
en Pocona. Sin embargo, no tocaron a Paullu.El trayecto de Tupiza a Jujuy tuvo un carácter
distinto al paso por el altiplano puesto que en toda
la región, los naturales estaban a punto de guerra
obstaculizando el paso de los españoles. Luego de
acampar dos meses, siguieron la ruta a Casavindo el
Chico, luego a El Moreno (cercano a Jujuy), Tambo
de la Ploma y Chicuana. De ahí en adelante fue la
peor parte del viaje, especialmente para los indios
cuya situación fue tan desastrosa que el cronista
Cieza, que recogió información muy temprana,
pidió perdón a Dios al relatar la situación de los
indios e indias que, encadenados, morían uno tras
otro. La versión de los señores étnicos de Charcas
señala que Harasitha y Coysara (de los soras
y charcas respectivamente) regresaron agotados,
“destrozados y perdidos”, dejando a mucha gente
en el camino (Memorial de Charcas, 1986).
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viernes, 12 de agosto de 2022
La estrategia revertida - Los señores del Sur y el primer ingreso
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