Mientras Manco estaba activo resistiendo en los
Andes centrales y el sacerdote Vilac Uma operaba
en las montañas al sudoeste del Cusco, en
el Cuntisuyu, sus comandantes llevaron los enfrentamientos
hacia el sur, al Collasuyu. Por otro
lado, ejecutado Almagro, los hermanos Pizarro
organizaron un nuevo ingreso al Collasuyu, esta
vez el ingreso no sería pacífico pues hubo resistencia
de los pueblos del sur que actuaban bajo
las órdenes del general inca, Tisoc. Este general
había estado junto a Manco en los momentos
decisivos como en los preparativos para cercar el
Cusco en noviembre de 1535 (Hemming, 1971).
La rebelión del Sur
El Collasuyu era no solamente un famoso centro
de riqueza minera sino uno de los últimos
reductos de resistencia indígena que ya estaba
alborotado a principios de 1536, cuando Rodrigo
Orgóñez salió del Cusco para encontrarse
con Almagro. El mismo panorama rebelde
encontró el mayordomo de Almagro que iba
a su encuentro con las provisiones reales. Tras
el paso de Almagro y Orgóñez, la tierra estaba
asolada y tensa. Paullu había establecido una
alianza con Almagro contra los Pizarro, conocidos
entonces como “los de Pachacamac”.
Entonces, con la muerte de Almagro, Pizarro
tuvo que negociar con Paullu pues necesitaba su
apoyo para ingresar nuevamente al Collasuyu.
Le entregó la mascaipacha imperial, sabiendo
que Paullu tenía mucha autoridad en esta región.
Sin embargo, a diferencia del ingreso de
Almagro en 1535, el de los Pizarro fue violento.
La gente del lugar estaba en pie de guerra y el
mundo indígena alborotado y dividido pues al
mismo tiempo que algunos se levantaban contra
los españoles siguiendo las órdenes de Manco
Inca, otros apoyaron a Paullu y aprovecharon la
coyuntura para sacar a la luz antiguas rivalidades
internas. La rebelión de Manco en el sur comenzó
con enfrentamientos entre collas y lupacas
en ambas orillas del lago Titicaca, pero a pesar
de las divisiones, el escenario estaba dominado
por la rebelión, por lo que esta resistencia en
el Collasuyu puede llamarse la segunda gran
rebelión.En 1538, prácticamente todas las etnias
del Collasuyu estaban alzadas, excepto los
collas que después del cerco al Cusco, “habían
venido de paz” (Temple, 1940). Paullu recibió
el apoyo de los collas de Azángaro, al norte
del lago Titicaca, y alistaron a 5.000 “indios
amigos” en Jatun Colla. Los collas siempre
habían sido contrarios a los incas y esta ocasión
no fue distinta. Paullu, que acompañaba
a los españoles, contaba con el apoyo del
gobernador del Collasuyu, Chalko Yupanqui.
Por otra parte Manco Inca, con su brazo
ejecutor, el general Tisoc y el prestigioso
sacerdote Vilac Uma, se constituyeron en la
cabeza de esta resistencia. Tenía el apoyo de
los lupacas bajo el mando del mallku Cari o
Caripaxa y el de los pacajes bajo las órdenes
de Quintiraura que se declaró “hijo del Sol”.
Como observan Platt, Bouysse–Cassagne y
Harris (2006), Tisoc, tuvo que negociar con
los jefes étnicos lupaca y pacaje de la región
del lago Titicaca para organizar la resistencia
y posiblemente bajo su instigación, el jefe lupaca
Cariapaxa atacó a los collas devastando
sus tierras en castigo por haber colaborado a
los españoles en el Cusco.
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