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martes, 10 de junio de 2014

La misión Francisco Burdett O'connor al Litoral Boliviano

Desde el nacimiento de Bolivia (1825), hasta el inicio de la denominada Guerra del Pacífico (1879) diversos científicos, cartógrafos, geógrafos, exploradores, marineros y militares desembarcaron en el Litoral Boliviano y registraron en informes, memorias de viaje, apuntes y descripciones sobre la riqueza mineral, vegetal y experiencias personales de cuando estuvieron en esta región del Pacífico.

En ese sentido, en este trabajo describiremos y presentaremos uno de estos apuntes, que son parte de las memorias de Francisco Burdett O’connor. Para entender de una mejor manera, sobre quien fue este personaje, Julio Díaz Arguedas, nos menciona: “nació en la ciudad de Cork, Irlanda, el 12 de junio de 1791. Estudió en colegios y escuelas militares francesas…en junio de 1819 se embarcaba con cien oficiales y otros tantos de tropa formando la legión inglesa, la misma que desembarcaba en América o Colombia, en los últimos días de febrero de 1820 para ponerse a órdenes del gran Simón Bolívar, que acababa de proclamar la libertad e independencia de los americanos. O’Connor tenía en ese momento 18 años de edad.

Desde ese momento fue un infatigable luchador por la causa de la independencia americana y por el engrandecimiento de Bolivia. Asistió a las batallas por la causa libertaria con Bolívar y Sucre, y más tarde, ya en Bolivia, a las de la Confederación con Santa Cruz, ganando merecidos honores y grados militares hasta el de general de división.

Ya un tanto cansado se radicó definitivamente en la ciudad de Tarija, una de cuyas provincias lleva su nombre como premio a su constante labor bolivianista y en bien de Tarija, ciudad donde había formado su hogar. Falleció a la edad de 80 años el 5 de octubre de 1871” 1.

En este contexto, a fines de octubre de 1825, mientras permaneció el coronel Francisco Burdett O’Connor, en la ciudad de Tarija, le llegó una nota oficial emitida el 25 de ese mes, por el Gral. José Antonio de Sucre, que le ordenaba, por disposición del Libertador Simón Bolívar, lo siguiente:

“…marche a la provincia de Atacama a hacer el mas prolijo reconocimiento, i levantar un plano de sus costas; al mismo tiempo que forme US. los mas esplicados detalles que acompañen a los planos i reconocimientos. Hai tres puertos de que puede escojerse el mejor; que son el que se llama de Atacama, el de Mejillones i el de Loa; los dos primeros no tienen agua, i el último que por ser un río, dicen que no es bueno en su fondeadero, aunque el Libertador tiene por él inclinación, por tener ya ese río, i porque es el más cerca de Potosí. Si fuere totalmente desechable, es menester examinar los otros dos, o cualquiera otro, i ver de donde se lleva agua, en el concepto de que sea cual fuere el que se elija, ha de considerarse, que allí debe fundarse una ciudad o un gran pueblo. Es preciso calcular que el agua que se lleve sea bastante, no solo para el consumo de los habitantes i de las bestias que se empleasen en el tráfico, sinó también para regar el terreno, en que han de sembrarse muchos alfalfares i también las legumbres i artículos de consumo para la población, i aun para proveer de algu-nos objetos a los buques. Por supuesto que con un examen prolijo de todo, formará US. un presupuesto del costo que se causaría en llevar toda esa agua al puerto.- Después de esta primera dilijencia, debe practicarse la de reconocer cual sea el mejor camino de ruedas o de carro que pudiese abrirse desde el puerto a Potosí, o a cualquiera de las ciudades de el Alto Perú…” 2.

Sobre la misión de Francisco Burdett O'con-nor, de partir al Litoral Boliviano cumpliendo la orden de Sucre, este gran militar irlandés, anotó: “pocos días después, en cumplimiento de esta orden salí de Tarija y me dirigí a la Villa de Tupiza, llevando de ayudante al cadete Matilde Rojas, tarijeño, y un sirviente mío, colombiano” 3.

De Tupiza, se dirigió a la rinconada de Salta, luego llegó a las minas de oro de Santa Rosa. Partió después hasta Tocanao, “el primer pue-blo de la costa de Atacama, pasando por la cordillera” 4, en este pueblo lo dejó a Fermín Torres. Posteriormente llegó a San Pedro de Atacama, la capital de la provincia, donde encontró al capitán Casanova y la compañía de Cazadores del Batallón Segundo del ejército del Perú. Pasó dos días en esta población bus-cando burros fletados y cebada en grano para las mulas. En ese lugar luego dejó al cadete Rojas, sus equipajes y mil pesos con el capitán Casanova y partió a la población de Calama, con su asistente y los arrieros de las cargas de forraje. Recorrió Calama, Chacance y Cu-lupo, llegando a Cobija sin novedad, aunque el principal problema que tuvo fue la falta de agua. Sobre esta última población, escribió: “en Cobija no encontré más que un hombre, cochabambino, llamado Maldonado. Este me dijo que habían muerto de viruelas todos sus changos, pescadores de lobos, que no había más viviente en el puerto que él y su hermano, que había traído todos los santos de la Iglesia, que se hallaba abajo en la playa, á su casa, para que no se apestasen, y dormí esa noche en su casa con todos ellos” 5.

Al día siguiente llegó al puerto de Cobija el bergantín de guerra colombiano ‘Chimbora-zo’, con la orden de llevarlo y reconocer todos los puertos solicitados en sus instrucciones. Sobre el puerto de Cobija, inspeccionó que: “tenía el mejor fondo para anclar y el puerto más cómodo también, aunque escaso de agua”6. Luego se separó de la embarcación comandada por el comodoro Carlos Wright, en el puerto de Loa, que según el coronel irlandés “no es más que una rada, y con el agua del río Loa, tan salada que no se puede beber” 7. Re-ferente al puerto de Mejillones, declaró: “es hermoso, pero carece de agua. El de Paposo tiene río con pescado que le entra, pero el tránsito desde Paposo por tierra á Atacama no tiene una gota de agua, ni pasto, y por estas razones inverificable” 8. Posteriormente, el coronel irlandés continúo su recorrido por tierra, pero con anterioridad encargó al corre-gidor Maldonado llevar sus mulas hasta la boca del río Loa.

En Quillagua, Burdett O’Connor, se detuvo unos días y escribió: “este pueblo tiene una calle larga que corre de naciente á poniente, y se decía que esta calle era la línea divisoria entre el Alto y Bajo Perú; pero que habiéndose dado parte al rey que la guarnición que se mantenía en Arica, y que se relevaba mensual-mente, se enfermaba de una terciana muy mortífera se dio una real orden para que se retirase esa guarnición y que no se relevase más… Al poniente del pueblo de Quillagua, en la costa, hay un puerto que tiene por nombre Mamiño, entre Cobija y Loa. Lo reconocí con el comodoro. Tiene agua buena, contenida en el hueco de una peña en la costa. El puerto no sirve, ni hay tampoco terreno inmediato sobre que formar una población” 9.

Desde este poblado, despachó á su asistente á Atacama con la intensión de traerle los animales y equipajes dejados conjuntamente al cadete. Mientras tanto el coronel irlandés re-corrió las inmediaciones del pueblo y envió un informe pormenorizado al general Sucre, de las actividades realizadas. Transcurrido el tiempo llegaron a Quillagua, su asistente acompañado de lo citado anteriormente.

Luego partieron hacia la plaza de Manin, de la cual escribió: “este lugar había sido un potrero de alfalfares, pero dejado por la falta de agua… dejé los animales en Manin, y me dirigí á Huatacondo, un miserable lugar” 10. En esta localidad O’connor se alojó en la casa de un cura, luego retorno a Manin, posterior-mente se dirigió á Chiuchiu, para continuar su recorrido con dirección hacia Potosí, fijando puntos para hacer construir casas de posta, corrales y potreros. Sobre ello escribió: “Pasé por el cerro de San Pedro á la mano derecha, y el cerro Cebollazo á la izquierda, los dos de la Cordillera de los Andes, á Polapo, de aquí á Viscachilías, hasta San Cristóbal. De aquí al campo de Avilcha, con mucha piedra imán en todo el campo, y llegué á Potosí, por el cerro de Mauquí y Cebadillas, tardando en todas las pascanas para dar el debido cumplimiento á mi comisión” 11. De esta manera concluyó la exploración de Francisco Burdett O’Connor, al litoral boliviano.

A su regreso, inmediatamente entregó al ge-neral Sucre, su diario y un mapa de las costas bolivianas, además de todos los apuntes y declaraciones relativas á las demarcaciones de las costas. Al día siguiente dicho general lo mandó a llamar y le dijo: “que había examina-do con atención mi mapa, mi itinerario y mis datos tomados en el curso de mi comisión, y que estaba muy contento. Me dijo que iba á nombrarme jefe de Ingenieros de la Repúbli-ca” 12.

Pero su informe, tuvo como resultado que el Libertador Bolívar promulgué: “el decreto emitido el 28 de diciembre de 1825, habilitan-do el puerto de Cobija con el nombre de La Mar (en homenaje al gran mariscal José de La Mar, vencedor de Ayacucho), como la princi-pal vía marítima de la República” 13. De esta manera, fue refundado el antiguo puerto heredado de la Real Audiencia de Charcas, Cobija, que fue instituido en 1587 con la intensión de “establecer un puerto propio pa-ra Potosí por el cual exportara la plata a Europa en vez de hacerlo por Arica. Fue bau-tizada con el nombre de Puerto Santa María Magdalena de Cobija” 14.

A modo de conclusión, en palabras del pro-fesor Fernando Cajías, podemos decir que: “el viaje de O’Connor es de suma importancia, sobre todo porque… influyó enormemente en la habilitación de Cobija” 15, como vimos an-teriormente.

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