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lunes, 30 de junio de 2014

Mitos sobre pasado no siempre son un reflejo de la realidad

• Hace 122 años, en el Chaco boliviano tuvo lugar la batalla de Kuruyuki, entre indígenas chiriguanos y las fuerzas republicanas comandadas por el general Ramón Gonzales, durante la presidencia de Aniceto Arce. Actualmente, cada año se celebra y rememora el hecho como un símbolo de la unión del pueblo guaraní. Sin embargo, para Isabelle Combès, en su libro Kuruyuki, los acontecimientos van más allá de lo contado en e

Por Carmen Julia Lujan

Cochabamba, (ANF).- La historia conocida sobre la batalla de Kuruyuki, entre indígenas chiriguanos y las fuerzas republicanas comandadas por el general Ramón Gonzales, prefecto de Santa Cruz y Tomás Frías, subprefecto de la provincia Azero del departamento de Chuquisaca, suscitada el 28 de enero de 1892, durante la presidencia de Aniceto Arce, no corresponde a la realidad, señala la antropóloga y autora del libro kuruyuki, Isabelle Combès. Pues varios documentos encontrados ponen en evidencia los problemas internos entre chiriguanos, donde varios buscaban la vía pacífica o estar del lado republicano. Muestra, también, que existe un desfase entre lo que se dice hoy de Kuruyuki y lo que verdaderamente pasó en 1892.

En esa época en el Chaco boliviano tuvo lugar la última sublevación protagonizada por los chiriguanos contra los “karai” (blancos), puesto que cansados de los abusos, explotación y de la ocupación de sus tierras deciden emprender la guerra que buscaba la expulsión de los blancos de su territorio.

El enfrentamiento se dio entre las tropas del general Ramón Gonzales, prefecto de Santa Cruz, y los chiriguanos que estaban liderados por el joven denominado “Tumpa”, caudillo indígena de nombre Apiaguaiqui que buscaba la liberación del pueblo chiriguano y era considerado como un dios. El saldo, casi un millar de muertos entre los chiriguanos (que se enfrentaron a 1.690 hombres de Ejército bien dotados de armas que en su mayoría sólo fueron heridos).

Los chiriguanos sobrevivientes de esta contienda fueron entregados a los patrones “karai” y otro grupo de indígenas enviados a trabajar a la Amazonía boliviana del departamento del Beni.

Posteriormente, la batalla cayó en el olvido por más de 80 años ya que nadie hizo un estudio o relato de la batalla hasta la aparición de historiadores y cronistas que hacen pequeñas menciones y basadas en la tradición oral.

A partir de 1992, centenario de la batalla de Kuruyuki, la Asamblea del Pueblo Guaraní conmemora este evento cada año, pues se ha vuelto un símbolo de la unión del pueblo guaraní al pasar a la historia y convertirse en emblema y bandera de la Asamblea, reafirmando su unión y su lucha, sin embargo para Isabelle Combès los acontecimientos van más allá y los pone de manifiesto en su libro.

“Siempre se habla de la batalla del 28 de enero de 1892, cuando la agitación empezó en diciembre de 1891 y la guerra acabó en marzo de 1892. Lo del 28 de enero es sólo un episodio en una guerra más larga; y esta guerra, a su vez, no se puede entender sin colocarla en la historia más larga de ‘las guerras chiriguanas’ desde la Colonia”, afirma la autora.

Es así, que basándose en documentos de archivos, en su mayoría inéditos, Isabelle Combès muestra en su obra que hubo divisiones fuertes entre los chiriguanos, es decir, que solo una parte participó al lado del Tumpa (caudillo indígena) mientras que la mayoría se mantuvo pasiva o peleó a favor del Ejército Republicano por obedecer a sus patrones blancos.

Asimismo, la autora contrasta el libro escrito por el historiador Hernando Sanabria Fernández, quien habla sobre esta batalla y se consolidó como referente de este acontecimiento histórico, pero, según Combès, este autor partió de una visión en blanco y negro de la historia: indios contra blancos, sin matices y sin contrastar los hechos históricos.

Sanabria Fernández habría recreado una historia bíblica al presentar al Tumpa, como un nuevo Cristo, el mesías que debía salvar al pueblo chiriguano de la opresión de los “karai” y habría acomodado los acontecimientos según su propio relato, basándose más en la tradición oral y en documentos que se contradicen.

“Encontré en el Museo de Historia de Santa Cruz documentos que no utilizó Sanabria Fernández, y que dan datos nuevos o incluso contradicen su tesis. Por el desfase entre las celebraciones actuales de Kuruyuki y su valor de símbolo de la unión del pueblo guaraní, y el desconocimiento de lo que pasó en 1892”, dijo la aurora.

En este sentido, para Isabelle Combès, existen vacíos o lagunas aún sin resolver en el recuento de esta historia. La razón, varios motivos. Por ejemplo, los archivos conservados no son completos. No se cuenta con ningún testimonio de parte de los mismos chiriguanos sobre lo acontecido. Y porque en los documentos que sí existen, hay cosas como la mención de un “tercer Tumpa” que no puede ser aclarado totalmente por la ausencia de más datos que puedan comprobar esto.

Por tanto, el trabajo de Combès representa un “redescubrimiento” de la batalla de Kuruyuki que permite ir más allá de los mitos novelescos presentados por Sanabria Fernández. “Nada más que la satisfacción de haber podido aportar al mejor conocimiento de la historia”, expresó la autora.

Isabelle Combès es antropóloga, investigadora asociada en el Instituto Francés de Estudios Andinos. Profesora del post-grado en Historia de la Universidade Federal da Grande Dourados de Brasil y miembro del Taller de Estudios e Investigaciones Andino-Amazónicas, Barcelona.

El libro Kuruyuki es una investigación publicada en febrero de este año por el Instituto Latinoamericano de Misionología de la Universidad Católica Boliviana que aporta con investigaciones sobre la realidad histórica y sociocultural de los pueblos bolivianos.

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