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martes, 14 de junio de 2016

A 81 años del fin de una guerra sin sentido

Hoy se recuerdan 81 años del fin de la Guerra del Chaco (1935), calificada por muchos como una contienda bélica sin sentido, porque numerosos soldados, de ambos bandos, perdieron la vida, para que ante el cese de hostilidades todo termine en un abrazo fraternal entre sobrevivientes.

Los historiadores cuentan que ante la firma del armisticio, los soldados, quienes estaban prohibidos de acercarse al enemigo, salieron de sus trincheras y se dieron la mano, intercambiaron objetos y se abrazaron cual si fueran los hermanos más unidos, y es que en ambos lados de la contienda vivieron las atrocidades que conllevan las guerras, pues no sólo se trató del combate entre paraguayos y bolivianos, sino de luchar contra las enfermedades, el calor abrasador y la falta de víveres, agua y otros pertrechos.

La guerra en el Chaco boreal, había comenzado tres años antes (1932), buscando el control de esa zona inhóspita en la que se creía que había petróleo en abundancia, según algunos expertos las hostilidades fueron impulsadas por las transnacionales que en ese momento explotaban hidrocarburos tanto en Paraguay como en Bolivia, la Standard Oil y la Royal Dutch Shell, por lo que se puede decir que todo comenzó por defender intereses particulares, que luego se convirtieron en nacionales porque ninguno quería ceder territorio.

Para los bolivianos fue un episodio muy triste, porque decían que estaban a punto de recuperar el territorio perdido y revertir la mala situación en la que se encontraban cuando se dio el armisticio.

Los soldados bolivianos, muchos de ellos voluntarios para ir al frente, demostraron un valor sin límites, que fue admirado por los paraguayos, especialmente en la batalla de Boquerón.

El 12 de junio de 1935 en Buenos Aires, los ministros de relaciones exteriores de Bolivia, Tomás Elio y Paraguay, Luis Riart, en presencia del Presidente argentino Gral. Agustín Justo, firmaron el Protocolo de Paz, que puso fin a la guerra de tres años.

Sin embargo, no fue sino hasta el 14 de junio de ese año que en el campo de batalla a las 12:00 horas, el tronar de las armas se detuvo y un silencio inundó la selva, y sentimientos encontrados se apoderaron de los soldados, quienes vivieron ese momento entre la tristeza y la alegría, entre el dolor y el alivio.

Y el 21 de julio de 1938, recién, se firmó en Buenos Aires el Tratado de Paz, Amistad y Límites definitivo entre Bolivia y Paraguay. Lo suscribieron Eduardo Diez de Medina y Enrique Finot por Bolivia y Cecilio Báez y José Félix Estigarribia por el Paraguay.

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