El soldado más joven que combatió en la Guerra del Chaco, Alfredo Arnez Suárez, fue homenajeado ayer por la comuna paceña, por su valor y coraje en defensa de la patria. Decidió ingresar a la lucha acompañando a su medio hermano Roberto Reynoso, cuando contaba con 12 años de edad, por su comportamiento como valeroso combatiente obtuvo dos ascensos, al concluir la guerra contaba con solo 15 años, explicó su hijo el doctor Alfredo Arnez Pérez.
El homenaje municipal estuvo a cargo del subalcalde de la zona Sur, Óscar Soglinao; el secretario municipal de Culturas, Andrés Zaratti; el presidente de la junta vecinal de la zona Sur y familiares del difunto homenajeado.
En el acto, amenizado por la banda municipal “Ernesto Cava”, las autoridades municipales descubrieron una plaqueta en la plaza que, en adelante, llevará el nombre de “Alfredo Arnez Suárez”, la cual se encuentra situada en Bajo Seguencoma, tres cuadras más abajo del Campo Ferial.
Arnez había nacido el 15 de septiembre de 1919, ingresó a combate junto a su hermano materno en septiembre de 1932. “No podía ni disparar el fusil Máuser, cuyo gatillo es bastante duro”, explicó su hijo en el acto de homenaje a su hijo Alfredo.
Sus jefes, al descubrir su edad, ordenaron su repliegue y lo enviaron a vivir con una familia benefactora en Villamontes, de donde escapó para, con ayuda de algún soldado, reingresar a la contienda el 5 de noviembre de 1934, incorporándose al destacamento 260, en el que se encontraba su hermano Reynaldo, para luego pasar al regimiento Ingavi 4º de caballería, explicaron fuentes municipales.
Señaló que de la contienda no volvió a salir hasta el final de la guerra, a sus 15 años. Relató también que inicialmente tuvo que hacer ejercicios para engrosar su dedo y así poder disparar su arma, pero nunca logró superar la estatura de 1.60 metros, razón por la que sus compañeros le dieron el apodo de “El niño combatiente”.
Se destacó por su valentía, explica su hijo, pues a sus 13 años desarticuló 2 bombas, en momentos en que cuatro soldados paraguayos colocaban estos explosivos en el campamento boliviano y los tomó como prisioneros, salvando así la vida de 57 soldados del regimiento Ingavi, entre los que se encontraban los comandantes y 17 oficiales, proeza por la que lo ascendieron a Dragoneante.
La segunda condecoración la obtuvo durante la batalle de Parapetí, junto a cuatro combatientes, ingresó en el campamento paraguayo para lograr sustraer todo su armamento y no contento con ello retornaron al reducto boliviano con 30 prisioneros.
Participó en varias batallas, de las cuales las más importantes son: Kilometro 15, Kilometro 40, Santa Fe, Retoma de Charangas, acciones de Parapetí, y Cañada Strongest. Finalmente fue desmovilizado como Benemérito de La Patria, en agosto de 1935, con la demovilización de las tropas, contaba escasamente con 15 años de edad.
El hijo del héroe explicó que si bien la guerra no lo mató, lamentablemente sí lo hizo una negligencia médica, cuando lo operaron de vesícula en el hospital Obrero, en junio de 1985, a sus 65 años de edad.
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