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domingo, 14 de junio de 2015

80 años del cese de hostilidades de una guerra sin sentido

Abrazos, saludos, intercambio de objetos. Así se vivió el cese de hostilidades de la Guerra del Chaco un 14 de junio de 1935, en algunos puntos de las trincheras bolivianas y paraguayas, lo que según el historiador orureño Maurice Cazorla, demuestra que dicha contienda bélica fue un error en la historia de los dos países, porque en realidad ambos perdieron por las terribles consecuencias que dejó esta contienda.

Hoy se recuerdan 80 años del cese de hostilidades, de una guerra que ha dejado un saldo muy negativo de muertos en ambos bandos, problemas sociales que perduraron por años y una herida difícil de cerrar.

Si bien el 14 de junio, al mediodía cesó el sonido de las armas y oficialmente concluyó esta guerra que duró 3 años (1932 - 1935), fue el 12 del mismo mes, es decir dos días antes, que se dio la firma del Protocolo de Paz entre los cancilleres de Bolivia, Tomás Elio, y Paraguay, Luis Riart; en presencia del presidente argentino Gral. Agustín Justo.

Ese 12 de junio de 1935, en Buenos Aires, hubo distintas celebraciones, repique de campanas, desfiles y otras muestras de júbilo por la paz firmada entre ambos gobiernos. El protocolo fue redactado tres días antes de esta fecha e incluía la determinación de cesar hostilidades el 14 de junio.

Y así sucedió; en los campos de batalla en la selva, territorio inhóspito que durante la guerra se llevó varias vidas, llegando a ser tan mortífera como las balas mismas; a las 12:00 horas del 14 de junio cesaron los disparos. El silencio tomó este escenario y según relatan varios historiadores, pasaron algunos segundos para que los soldados de ambos frentes salgan de su estupor y comiencen a lanzar vítores a la paz y su Patria. "Eso provocó que los soldados de ambos lados puedan salir de sus trincheras pese a que estaban prohibidos por sus líderes, y empezar a intercambiar objetos, cosas y a generar una especie de convivencia. Eso nos ha demostrado que los dos países no deberían haberse enfrentado nunca en una guerra fratricida y que ha tenido una situación complicada para ambos países a nivel político, social y también militar", explicó Cazorla.

La guerra, que había sido iniciada por el control de territorios que ambos países reclamaban como suyos, porque se creía que existía petróleo en abundancia, culminó de esta manera.

Posteriormente el 21 de Julio de 1938, se firmó en Buenos Aires el Tratado de paz, amistad y límites definitivo entre Bolivia y Paraguay. Lo suscribieron Eduardo Diez de Medina y Enrique Finot por Bolivia y Cecilio Báez y José Félix Estigarribia por el Paraguay.

SAAVEDRA LAMAS

Un personaje que destaca en el proceso de paz y el cese de hostilidades, es Carlos Saavedra Lamas, Ministro de Relaciones Exteriores de la República Argentina, durante el gobierno del general Agustín Justo, que fue quien intercedió para lograr el fin de la guerra.

Para el historiador Cazorla, el crédito que se le otorga a Saavedra Lamas, es excesivo porque en realidad habría intervenido solo cuando Paraguay ya se encontraba demasiado debilitado para continuar con la guerra, en vez de hacerlo antes, cuando Bolivia estaba siendo atacada.

"Hubo una intervención de Saavedra Lamas, el canciller argentino que dicho sea de paso era descendiente de Cornelio Saavedra, presidente de la Junta de Buenos Aires en 1825. Hay que reconocer que Argentina estuvo parcializada con el Paraguay, incluso mandó armamento, soldados y hasta aviones", señala.

"Pero Saavedra estableció su intercesión por la paz, cuando Paraguay avanzó tanto que ya no estaba en condiciones de seguir la guerra y Bolivia todavía si, entonces el canciller intervino y de manera injusta se le entregó el Nobel de la Paz por lo que hizo en el Chaco", aseveró Cazorla.

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