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domingo, 14 de junio de 2015
El conflicto bélico del Chaco, pasaje de la memoria boliviana
Han pasado 80 años desde que el histórico conflicto bélico entre Bolivia y Paraguay cesó. Por estos días, los recordatorios de este conflicto bélico han sido desempolvados para convertirse en algo más que una simple fecha histórica que a veces relega al olvido la memoria de los pueblos.
La agencia EFE informa que los presidentes de Bolivia, Evo Morales, y de Paraguay, Horacio Cartes, se reunirán hoy, domingo, en el pueblo boliviano de Villa Montes para recordar los 80 años del cese de hostilidades en la guerra del Chaco.
Esto sucede al nivel más alto de las representaciones estatales, pero en ambos países, a nivel local, la memoria de la Guerra del Chaco se celebra de diversos modos, llamativamente de formas más vivenciales, menos protocolares y profundamente más emotivas a través de actos de contenidos culturales más que políticos.
En Paraguay se vuelve a recordar la música de los '30 que fue compuesta por los propios combatientes para alegrar sus jornadas cargadas de tristeza. Un ejemplo notable es la canción “Che reyna” del soldado paraguayo y músico Emiliano R. Fernández, pieza que aún forma parte del acervo popular de ese país.
Del mismo modo sucede en Bolivia; cabe recordar la cueca del Chuquisaqueño Miguel Angel Valda “Infierno Verde”, que es uno de tantos otros ejemplos.
En lo referido a la literatura pasa algo similar, no son pocas las obras literarias cuyas tramas se encuentran atravesadas por los sucesos del Chaco; basta citar la obra de Claudio Cortez u Oscar Cerruto.
Pero estos son sólo algunas figuras emblemáticas que nutrieron el imaginario nacional sobre la Guerra del Chaco a lo largo de los años. Lo más destacado es que esta necesidad de reactualizar este imaginario siga vigente, como lo evidencia la muestra de Cine sobre la Guerra del Chaco que recorrerá Bolivia y Paraguay; evento seleccionó diez filmes que abordan el Conflicto de 1932. Dentro de esta muestra se encuentran trabajos de la boliviana Adriana Montenegro, el paraguayo Paz Encina o el argentino-español Lucas Demare, entre otros.
En La Paz un colectivo de artistas hará una intervención en la estación central de la línea roja del teleférico que busca crear una reminiscencia sobre las estaciones de trenes que se fueron atestados de jóvenes soldados que se dirigían al Chaco.
En Sucre, la Casa de la Libertad abrió una muestra fotográfica que recupera un rico material archivístico, que permite conocer las razones del conflicto, las condiciones en las que vivieron los soldados y los canales diplomáticos por los que finalmente la guerra terminó, informó Mario Linares, custodio de la Casa de la Libertad.
Por su parte, en la Casa de la cultura Universitaria, los familiares de los excombatientes organizaron una muestra colectiva donde se exhiben fotografías, cartas y objetos personales de los beneméritos. Actos de este tipo se han desarrollado en todo el país, como recuerda Mario Soria Flores, presidente de la Federación Departamental de Hijos(as) de Excombatientes y Beneméritos de la Guerra del Chaco, quien señaló que este recordatorio es importante ya que el conflicto bélico marcó la vida de toda una generación de bolivianos. “Los efectos de esta guerra fueron que nos quedamos sin padres, o en otros casos, ellos volvieron enfermos, los hijos mayores como yo, tuvimos que hacernos cargo, fuimos obreros, no pudimos estudiar” recordó Soria.
Quizás a diferencia de otros hechos históricos esta relación directa con la experiencia vivencial que guardan los bolivianos en su memoria próxima es una de las cuestiones que dotan de gran dinámica al imaginario de la Guerra del Chaco. Zavaleta Mercado escribió sobre el profundo sentido que tuvo la Guerra para la conformación de la conciencia nacional. Como asevera Soria, la guerra es recordada como algo difícil para su propia historia personal, pero al mismo tiempo realiza este homenaje a los excombatientes, porque se siente orgulloso de ser hijo de uno de ellos.
LA HISTORIA SE ACTUALIZA
Recientemente se han alzado diversas voces que problematizan la forma en que la historia oficial recupera los hechos que formaron parte de la Guerra del Chaco. Esto no es extraño, la historia siempre se encuentra en un proceso de autorevisión, más aún, en la historia de una Guerra donde no hay claros vencedores o perdedores.
Este fenómeno explica la apropiación de la memoria colectiva sobre la Guerra del Chaco, evidentemente no fue una victoria, pero de algún modo, en la memoria queda una percepción que reclama orgullo. Rodolfo Huallpa hace un resumen de algunos temas polémicos sobre la historia.
Primer mito: La guerra no fue por el petróleo. La herida por la pérdida del océano Pacífico con Chile generó en el país la necesidad de buscar una salida alternativa al mar.
Segundo mito: No fueron 50.000 los muertos bolivianos. Los historiadores militares Juan Lechín Suárez y Luis Fernando Sánchez develan que el número de muertos ronda los 32.000 y los heridos estuvieron en el orden de los 11.000, junto a aproximadamente 2.000 desaparecidos y cerca a 20.000 prisioneros.
Tercer mito: ¿Quién ganó y quién perdió? "Lo que queda claro es que antes de la guerra, el Chaco estaba dividido en dos, pero distintos eran los trazos limítrofes", señala Julio Irahola. En ese entendido es que luego de la firma del Tratado de Paz, Amistad y Límites del 21 de julio de 1938, que dicho sea de paso declara que la guerra terminó "sin vencedores ni vencidos", Bolivia se queda con el 25 por ciento del territorio en litigio y el Paraguay con el 75 por ciento. ANF
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