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martes, 23 de julio de 2013

24 de julio de 1783 Nacimiento de Simón Bolívar

A fines del siglo XVIII, en la opulenta ciudad de Caracas, en la colonia española de Venezuela, la familia Bolívar compuesta por don Juan Vicente Bolívar y Ponte y doña Concepción Palacios, patricios, ricos, cultos y poderosos, de antiguo origen español, recibían con gran alegría la llegada de un nuevo ser, a quien después el destino le tenía reservado regir los destinos de la América colonial.

Un 24 de julio de 1783, nacía Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios Ponte y Blanco, más conocido como Simón Bolívar. Del matrimonio de Juan Vicente y Concepción Palacios nacieron cinco hijos: María Antonieta, Juan, Juan Vicente, Simón y María del Carmen, la última hija nacida a poco de fallecer don Juan Vicente y muerta a las pocas horas de venir al mundo. La suntuosa mansión de los Bolívar se enlutó nuevamente al morir doña Concepción Palacios, dejando en la orfandad a Simón y sus tres hermanos.

Para suplir la falta de sus padres, Simón Bolívar se entregó completamente al estudio, particularmente de la filosofía, para ello le habían alentado sus maestros tan eminentes como el padre Andujar, don Andrés Bello, pero sobre todo su preceptor Simón Rodríguez. Aquel hombre culto y honesto, republicano y quijote, supo llenarle de conocimientos basados en la libertad, la causa más noble y valiosa de toda la humanidad, y no se cansaba en recordarle que el hombre es capaz de cualquier cosa, cuando lo impulsa un ideal y pone a su servicio, la inteligencia, el amor y la solidaridad con el prójimo. Le hizo ver también que América estaba sojuzgado por España y otras potencias marítimas y que sus habitantes estaban vistos como seres inferiores y sin el menor derecho a la libertad, tratados simplemente como esclavos.

Le describió con vehemencia las ansias de aquellos pueblos compuestos por indígenas, mestizos, mulatos y criollos, que tras dos siglos de coloniaje deseaban liberarse y ser dueños de sus tierras y sus destinos. El joven Bolívar supo absorber con interés aquellas enseñanzas de su maestro.

Los acontecimientos se precipitaron y el mentor de aquellas ideas tuvo que salir huyendo de Caracas al descubrirse la conspiración que él encabezaba. Simón Bolívar volvía a estar sólo. A fines de 1799, se embarcó para Europa y se instaló en Madrid, en casa de unos parientes allegados a la corte, donde la reina María Luisa le demostró un afecto maternal.

Durante una cacería en los llanos de Aranjuez conoció a la hermosísima dama Teresa Rodríguez del Toro, de quien se enamoró y se casó en 1801, en una ceremonia íntima. Embriagados de felicidad visitaron algunas ciudades europeas para luego embarcarse hacia América. Por el momento había olvidado sus ideas de libertad. Sin embargo, el destino se encargaría de marcar la ruta del que sería después el “Libertador” de cinco naciones. Aquel año de 1803, una epidemia de fiebre maligna diezmó la población de Caracas y la mano implacable de la muerte se llevó también a doña Teresa, esposa de Bolívar.

Su pena, tan intensa como su amor lo dejó completamente hundido en la más negra desesperación. Cerró la casa de Caracas y partió a Europa, allí nuevamente intervino el destino, conduciendo los pasos del atribulado joven a Roma, donde se encontró con su antiguo preceptor Simón Rodríguez, con el reencuentro sintió renacer en el fondo del alma, los ardientes anhelos de emprender la causa americanista y cuando se hallaban sobre el monte Aventino, como mudos testigos las ruinas de la antigua Roma, lanzó su juramento enérgico y apasionado de luchar incansablemente por la libertad de su patria y la de América.

Vinieron años de intensa lucha...

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