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viernes, 8 de marzo de 2013

Los primeros asentamientos en la zona datan de fines del siglo XVIII



Después del cerco indígena liderado por Túpac Katari en 1781, el territorio de El Alto ya era asiento de reducidas comunidades agrarias altiplánicas, por lo que la sede de la Iglesia católica en la ciudad de La Paz instruyó un primer censo en 1790.

El relevamiento de información dio cuenta de la existencia de haciendas en las zonas de Kupilupaca, Alpacoma y San Felipe de Seke o S’iq’i y algunas casas en la que después se llamó Alto Lima, por donde los viajeros transitaban con destino a Cusco y Lima, en Perú, según datos del periodista e historiador Johnny Fernández Rojas.

Ya en el siglo XIX, los pobladores fueron testigos de la histórica victoria en la Batalla de Ingavi, en 1841, en la que resaltó la figura del mariscal José Ballivián. Y los asentamientos fueron incrementándose, hasta que en 1917 la historia habla de los villorios de Senkata y El Kenko, donde fue hallado el cadáver del expresidente José Manuel Pando.

Tres años más tarde, allí se realizó el primer vuelo: el avión triplano estadounidense Curtiss Wasp 18T conquistó el firmamento boliviano el 17 de abril. Más todavía, Fernández señala que en 1925, el desaparecido diario paceño La República dio a conocer datos de un censo que revelaron que en ese territorio vivían “unas 200 familias”. Sin embargo, el estudio no especificó el número de habitantes; eso sí, el centro o taypi estaba en los predios donde actualmente está la Ceja.

Las emigraciones del altiplano trajeron más pobladores a la urbe alteña desde las primeras décadas del siglo pasado. “El 26 de marzo de 1945 se conformaron las primeras juntas de vecinos en la actual zona Sur de la ciudad de El Alto. Se establecieron los barrios Villa Bolívar y la Ceja. Meses más tarde se fundó la junta de vecinos de Villa Dolores”, relata el también periodista e historiador Alejandro Quispe.

Nacimiento. En 1947 se creó el barrio de Alto Lima, en la parte norte, en el camino a la comunidad de Milluni y el nevado Huayna Potosí. “Poco después se fundaron las zonas Ballivián y 16 de Julio, y en 1957, el Consejo Central de Vecinos de El Alto, que impulsó la construcción del mercado Santos Mamani y las escuelas Abel Iturralde y José Ballivián”. Más tarde se edificaron colegios tradicionales como el Juan Capriles, en lo que es Ciudad Satélite, y el San José y el Adrián Castillo, en Alto Lima.

Hasta que el 23 de abril de 1970, el entonces alcalde de La Paz, Hugo Suárez Guzmán, aprobó la Ordenanza Municipal 116/70, mediante la que se creó la Subalcaldía de El Alto, perteneciente al municipio paceño, y el 3 de mayo, Jaime Machicado Méndez fue elegido primer subalcalde.

Pero los alteños esperaron hasta los años 80 para ser reconocidos como parte de una nueva ciudad. El 6 de marzo de 1985, el Congreso Nacional sancionó la Ley 728, que establece lo siguiente: “Créase la cuarta sección municipal de la provincia Murillo con su capital El Alto de La Paz, del departamento de La Paz”. Esa noche, familias enteras se trasladaron hasta el inmueble de la Alcaldía Quemada para la celebración.

Eso no fue todo. La Ley 1014, del 26 de septiembre de 1988, elevó a rango de ciudad a la capital de la cuarta sección municipal. La urbe se convirtió en un punto clave para la conexión de las exportaciones bolivianas con los puertos chilenos. Más aún, a partir de los años 90, las organizaciones alteñas fueron protagonistas de reivindicaciones políticas y sociales.

“Desde comienzos del presente siglo la actuación de El Alto en los procesos de cambio del país ha sido vital”, sostiene el alcalde Édgar Patana. Un ejemplo es lo ocurrido en octubre de 2003, cuando murieron más de 60 personas, entre ellas decenas de alteños, en la denominada “guerra del gas”, que derivó en la salida del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada.

Algunos apuntes de la historia

Haciendas • Los primeros hacendados del territorio donde hoy se asienta la ciudad de El Alto eran Julio Téllez, Jorge Rodríguez Balanza, Adrián Castillo Nava, Raúl Jordán Velasco, Francisco Loza y la familia Zalles.

Castillo • A mediados del siglo XX, el hacendado Castillo Nava vendió sus predios a los primeros vecinos de Alto Lima, que bautizaron una avenida y un colegio con su nombre.

El Alto tuvo al menos otros seis nombres en su historia

En los tiempos del imperio incaico y, posteriormente, durante los señoríos aymaras, el territorio de El Alto era conocido como Alturas de Chacaltaya, por su cercanía con el nevado del Chacaltaya, de acuerdo con las investigaciones del historiador alteño Johnny Fernández. Pero la ciudad de El Alto —nombre que adoptó en 1988—, tuvo, al menos, otras cinco denominaciones más en su historia.

El jefe de la Unidad de Administración de Espacios Culturales de la Alcaldía de El Alto, Wenceslao Márquez, indica que, antiguamente, la zona también recibió el nombre de Ch’usa Marka o “pueblo vacío”. En 1781, Túpac Katari la bautizó como Altos de Batalla, que en la colonia igual se llamó Altos de Nuestra Señora de La Paz y Alto de La Paz, y en 1925, Cruz Pata, por el Corazón de Jesús erigido en el centenario de la República.

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