5 de abril de 1818 “el sol será testigo del triunfo de nuestras armas”

Es­ta his­tó­ri­ca fra­se tie­ne su ori­gen en las épi­cas lu­chas de la in­de­pen­den­cia su­da­me­ri­ca­na. Aque­lla me­mo­ra­ble ma­ña­na del 5 de abril de 1818, las fuer­zas rea­lis­tas del ge­ne­ral Ma­nuel Oso­rio y el Ejér­ci­to Li­ber­ta­dor del ge­ne­ral San Mar­tín se dis­pu­sie­ron a una lu­cha sin cuar­tel en los lla­nos de Mai­pú. El triun­fo de cual­quie­ra de las dos fuer­zas iba a de­fi­nir la suer­te de es­ta par­te de Amé­ri­ca. An­tes del ini­cio de la gran ba­ta­lla, el ge­ne­ral San Mar­tín aren­gó a sus tro­pas di­cién­do­les: “El Sol que aso­ma en la cum­bre de los An­des se­rá tes­ti­go del triun­fo de nues­tras ar­mas”.

Des­de el me­dio­día has­ta las seis de la tar­de du­ró aque­lla ac­ción que fue la más en­car­ni­za­da y de más tras­cen­den­cia de la in­de­pen­den­cia su­da­me­ri­ca­na. La vic­to­ria de Mai­pú no só­lo ase­gu­ró la in­de­pen­den­cia de Chi­le, si­no que de­jó el ca­mi­no abier­to pa­ra una vas­ta cam­pa­ña li­ber­ta­do­ra en el Pe­rú, po­de­ro­so ba­luar­te rea­lis­ta.

En la ba­ta­lla de Mai­pú los rea­lis­tas tu­vie­ron más de 1.500 muer­tos y 3.000 hom­bres ca­ye­ron pri­sio­ne­ros, entre los cuales se encuentra la oficialidad; ade­más de per­der to­do el ma­te­rial de gue­rra. Mien­tras en las fi­las pa­trio­tas hu­bie­ron más de 1.000 muer­tos en­tre chi­le­nos y ar­gen­ti­nos. A partir de entonces la libertad de Chile es un hecho. Pero aún falta lo más importante: Perú, donde los realistas hacen fuerte. “El Virrey del Perú acepta en el hecho la existencia de dos Estados independientes: Chile y las Provincias argentinas”.

Faltaba ahora la ejecución de la segunda parte del proyecto de San Martín, la invasión al Perú, que se mantenía en una relativa calma, sin embargo, fermentaban la inquietud y la insurgencia. El general José de San Martín, estaba convencido de que sería incierta la independencia de América mientras los espa-ñoles dominasen Lima, y concibió el plan de llegar al Perú por Chile y el Pacífico. Ven-drían todavía días difíciles para los patriotas.