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miércoles, 27 de julio de 2022

Rupturas y continuidades con el pasado prehispánico

Si bien la presencia europea significó un cambio radical, es también cierto que las sociedades no se derrumban de un momento a otro. Una cantidad de elementos materiales, sociales y simbólicos sobrevivieron por bastante tiempo. Es importante no dar una imagen de absoluta destrucción, porque sería falsa.

En primer lugar una resistencia armada se mantuvo por casi 40 años en Vilcabamba, con una autoridad inca que mantenía religión y ejército. La crónica de Tito Cusi, descendiente de estos incas rebeldes es un incomparable documento sobre este periodo. Entonces la organización del Estado por bastante tiempo tuvo un inca en la selva (Manco Inca y sus descendientes) y otro bajo el dominio español (Paullu Inca), con un poder ficticio, pero que al parecer se mantenía en contacto con el de Vilcabamba (Medinacelli, 2007).

También la infraestructura caminera, el sistema de tambos, la vigencia de los ayllus con su sistema de autoridades étnicas locales se mantuvo durante mucho tiempo. Incluso en censos del siglo XVII se puede encontrar que seguía vigente la poligamia entre la élite, como se observa en Sacaca (1614).

En cuanto al poder, una vez derrumbado el poder incaico, las autoridades regionales, intentaron recuperar su antiguo mando, esfuerzo que dejó huellas en la documentación colonial temprana en una cantidad de probanzas presentadas ante el rey donde dejan saber su antigua alcurnia prehispánica, aunque también su colaboración al poder colonial.

Una de las continuidades importantes fue la visión de mundo que sobrevivió y en muchos casos se articuló a la que intentaban imponer, transformando a colonizados y colonizadores. Ni la religión andina ni la cristiana serán iguales a partir de entonces.

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