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lunes, 10 de febrero de 2014

Oruro La historia de la Revolución a través de sus protagonistas

Los humanos necesitamos de la historia para tener un referente de cómo vivieron nuestros antepasados, con la esperanza de imitar sus acciones o para aprender de sus errores y no volver a cometerlos, pero sin protagonistas no hay historia que contar, quizás por eso siempre buscamos héroes que nos guíen a través de los acontecimientos pasados, intentando saber qué hazaña hizo que su nombre quedase grabado para perpetua memoria.

Gran parte de la historia fue relatada de generación en generación a través de la oralidad y quizás existan algunas incongruencias que de todos modos los historiadores recogieron de manera escrita y es lo que se enseña en las escuelas como historia "oficial".

La historia oficial de Oruro, cuenta que en 1781 cuando corría el mes de febrero, se formó un ambiente de nerviosismo y desconfianza porque los españoles, conocidos por entonces como chapetones, creían en ciertos rumores que se habían repartido acerca de un grupo de conjurados que querían destruir su poder político y asesinarlos a ellos, es decir a quienes ejercían como autoridades, y a sus familias.

Por otra parte, también se rumoreaba que los chapetones estaban urdiendo un plan para asesinar a los hermanos Rodríguez y a otros que querían quitarles el poder que detentaban los españoles, por lo que se decidió defender a como dé lugar a estos personajes que comenzaban a hablar de libertad y de que otra vida mejor era posible.

El clima de tensión fue creciendo hasta que estalló con la proclama de Sebastián Pagador, que llamaba a los conjurados a no estimar en nada sus vidas por la defensa de la tierra que les pertenecía por derecho y llamó a no permitir que los españoles siguieran usurpando lo que les tocaba por derecho.

Se unieron criollos, mestizos e indígenas y se levantaron contra los españoles. El poder que les arrebataron a los chapetones, tras un par de días de convulsión, fue efímero ya que al llegar los refuerzos españoles, que eran hombres agrupados en un ejército bien organizado aplacaron la revuelta y retomaron sus cargos.

Sin embargo, varias personas murieron o huyeron, la mayoría españoles, y lo que sucedió en la alta tierra de Oruro, conocida por entonces como Muy Leal Villa de San Felipe de Austria, quedó como una mecha encendida que nadie pudo apagar las ansias de libertad y de una vida mejor, sin yugos de ninguna clase, por lo que el ejemplo cundió más adelante derivando en una guerra de 15 años que terminó en la firma de la independencia y la creación de la República de Bolivia.

Con héroes o sin ellos, con una historia oficial que cuenta sobre la gloria del pueblo orureño o una no oficial que quizás desanima a quien la cree, Oruro debe mirar al futuro y superar los errores del pasado, necesitamos vivir el presente de la mejor manera porque de aquí a unos años seremos nosotros los protagonistas de lo que se contará en los años por venir y cada ciudadano deberá pensar cómo quiere que se lo recuerde, por sus penas o por sus glorias y decidir qué semilla es la que se quiere dejar para las futuras generaciones.

Lo importante es eso, decidir, qué mundo queremos heredarles a los niños y jóvenes de hoy, quienes serán los adultos de mañana, quienes a la vez escribirán la historia para sus hijos y así sucesivamente.

Lo interesante de la época actual es que existen diversas maneras de grabar los acontecimientos más importantes, por lo que sólo depende de quienes escribimos la historia para que no existan errores o incongruencias en la futura historia oficial y sea contada tal cual ocurrió.



Atentamente,

Ximena Miralles Iporre - Directora de LA PATRIA

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