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lunes, 10 de febrero de 2014

Oruro La decadencia de la minería y la Revolución de 1781

De acuerdo a datos históricos extraídos del libro Oruro 1781: Sublevación de indios y Rebelión Criolla de Fernando Cajías de la Vega, la decadencia de la minería fue uno de los principales factores para la Revolución de 1781.

Oruro desde tiempos remotos fue eminentemente minero, es así que su fundación se debe a la existencia de ricos yacimientos mineros que hasta la fecha perduran en el tiempo.

Cuando se fundó la Villa San Felipe de Austria, fue un asiento minero con similar opulencia y población que la Villa Imperial de Potosí; sin embargo a lo largo de los años los buenos tiempos de la minería fueron en descenso, los periodos más críticos de esta actividad económica se registraron antes y después de la revolución del 10 de Febrero de 1781.

Cajías escribe que la minería inició un proceso de decadencia antes de la sublevación, pero después pasó por momentos aún más difíciles, pues tuvo una crisis mucho más profunda, ya que la revolución orilló el encarcelamiento de mineros y azogueros criollos, por lo cual sus minas, ingenios y trapiches fueron embargados a depositarios y arrendatarios, quienes no tuvieron interés en seguir produciendo.

Señala que existieron testimonios de personas que indicaron que una de las causas para que se dé la Revolución del 10 de Febrero de 1781, fue la crisis en la minería de Oruro y la desesperación de quienes eran los grandes mineros de aquella época.

A finales del siglo XVII se comenzó a sentir la baja en la minería, lo cual siguió hasta 1740, se vivieron empobrecimiento y el despoblamiento de la Villa; pero gracias al surgiendo de nuevas minas de plata en Poopó, se fue recuperando la actividad, logrando un nuevo ciclo de auge, lamentablemente por la falta de apoyo a la minería esto no duró por mucho tiempo.

Se dice que la decadencia de la minería fue provocada por varios factores entre ellos la falta de apoyo a las políticas mineras y el apoyo técnico, a lo que se sumaba el trabajo desordenado que se ejercía y sin seguridad para los obreros indios.

La quiebra de algunos de los principales mineros criollos, la falta de liquidez para adquirir azogue y pagar los impuestos al fisco, llevó a buscar créditos de los comerciantes, que eran europeos en su mayoría. Por ejemplo, el otrora acreedor Diego Flores estaba endeudado al comerciante europeo Josep Ruiz Sorzano. Jacinto Rodríguez trabajaba en una mina que no rendía mucho y se vio obligado a depender de su hermano Juan de Dios; Manuel Herrera pasaba por grandes dificultades para trabajar su ingenio.

A causa de estos acontecimientos se generó la sublevación del 10 de Febrero de 1781, llegando a consolidarse una enemistad entre mineros criollos y comerciantes europeos.

Los préstamos para adquirir azogue no sólo distanciaron a criollos y europeos; también originaron conflictos entre criollos entre grandes y pequeños mineros. Tal es el caso de la contienda entre Clemente Menacho y su cuñado Diego Quiroz, riña que los llevó a declarar el uno contra el otro en el proceso posteriormente seguido a los principales de Oruro.

Después de la revolución de 1781 la crisis económica continuó, pues no se tenía mano indígena, se carecía de alimentos, escasez de azogue y paralización casi total de las labores de minas e ingenio tanto en Oruro como en Paria.

Finalmente la minería en los años posteriores fue estabilizándose y hasta la actualidad es una de las principales actividades que genera recursos económicos a favor de la región y del país.

Analistas critican la faltan de inversión en proyectos de exploración y prospección minera, pues a la fecha se continúa trabajando con los mismos yacimientos mineros de hace años.

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