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martes, 25 de junio de 2013

26 de junio de 1541 Final trágico de Pizarro

Los españoles divididos en pizarristas y almagristas, por la posesión del Cusco, derivó en una cruenta y larga guerra civil y no cesaron los odios hasta la muerte de los dos conquistadores, Francisco Pizarro y Diego de Almagro quienes habían emprendido la gran hazaña de conquistar el Imperio de los Incas.

En 1531 Pizarro inicia la conquista del incanato, al año siguiente Atahualpa muere ejecutado en el garrote, y para completar la conquista Pizarro funda la ciudad de Lima, a partir de entonces surge la rivalidad entre los dos grandes aventureros. En 1538 el ejército de Almagro toma Cusco, pero es derrotado por las tropas de Pizarro en la batalla de Las Salinas en 1538 y Almagro muere ejecutado.

Ahora todo el poder quedaba en manos de Pizarro, aunque no por mucho tiempo. Diego de Almagro había dejado un hijo, llamado Almagro el Mozo, quien fue nombrado jefe por todos los enemigos de Pizarro dirigidos por Juan de Rada. Los almagristas no perdonaban a Pizarro la ejecución de Diego, ni las humillaciones a que fueron sometidos luego de la derrota de Las Salinas. A los perdedores se los habían despojado de todas sus posesiones y encomiendas, obligándolos a vivir prácticamente en la miseria. De ahí que “Los caballeros de la capa” juraron acabar con la vida de Francisco Pizarro. Al parecer el grupo de conspiradores compuesto por más de doce caballeros disponían de una sola capa y, como ningún español que se preciara salía a la calle sin ella, cuando uno la usaba los otros once debían per-manecer encerrados.

El marqués, así se lo llamaba a Pizarro, fue advertido del peligro que corría su vida, pero él andaba siempre despreocupado, más tarde este error le costaría la vida.

Los conjurados prepararon cuidadosamente el ataque, el atardecer del 16 de junio de 1541 pensaban sorprender a Pizarro a la salida de su casa, pero como no salió a la hora prevista (Pizarro se encontraba en cama, indispuesto) tomaron por asalto su residencia en Lima, no tuvieron mayores inconvenientes en llegar hasta los aposentos del marqués, quien a medio vestir empuñó su espada y presentó lucha, sin más ayuda que de tres o cuatro españoles que acudieron en su defensa, estos fueron cayendo por las estocadas de los conjurados, hasta que quedó sólo Pizarro en el duelo, defendiéndose como un león. Entonces Juan de Rada, en un acto cobarde empujó a unos de sus compañeros sobre la espada de Pizarro, aprovechando aquel momento se abalanzaron todos los com-plotados sobre Pizarro, quien recibió varias estocadas, finalmente, un profunda herida en el cuello le quitó el aliento. En su agonía mojó uno de sus dedos en su sangre e hizo una cruz en el piso y la besó antes de expirar.

El obispo Garci Díaz pudo conseguir su cuerpo y se lo enterró en una tumba excavada en la iglesia. Actualmente su sepulcro se encuentra en el atrio de la catedral de Lima. Así murió Pizarro, el hombre que engrandeció y enriqueció a España y al mundo con las rique-zas del imperio que conquistó.

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